PARTE I FARMACOLOGÍA BÁSICA
pueden también obstaculizar la absorción. Pueden
emplearse enemas para mejorar la absorción. Las
venas hemorroidales superiores vierten al sistema
porta, y una cantidad difícil de prever del medica-
mento pasa por el parénquima hepático. De todos
modos, una ventaja es que los fármacos administrados
por vía rectal eluden parcialmente el paso por el
hígado, ya que las venas hemorroidales inferiores y
medias desembocan directamente en la vena cava. Se
recurre a la vía rectal para administrar fármacos que
irritan la mucosa gástrica, fármacos que se destruyen
por el pH o por las enzimas digestivas o fármacos que
tienen mal olor o sabor. Resulta, además, útil en pa-
cientes inconscientes y en niños.
:: Vía respiratoria. Algunos compuestos, sobre to-
do los anestésicos generales, siguen esta vía para pe-
netrar en la circulación general y producir sus efectos,
pero además, el parénquima pulmonar a menudo ab-
sorbe sustancias aplicadas con finalidad local. La ab-
sorción es rápida por la gran superficie de la mucosa
traqueal y bronquial (80-200 m
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) y por la proximidad
entre la mucosa y los vasos pulmonares. Las sustan-
cias se absorben por difusión simple, siguiendo el gra-
diente de presión entre el aire alveolar y la sangre
capilar. Es importante la liposolubilidad, que está de-
terminada por el coeficiente de partición lípido/agua.
La velocidad de absorción depende, además, de la
concentración de la sustancia en el aire inspirado, de
la frecuencia respiratoria y de la perfusión pulmonar.
También depende de la solubilidad en sangre. Es im-
portante el coeficiente sangre/aire, pues si la sangre lo
capta rápidamente y la circulación lo aleja del alvéolo,
se requerirá mucho tiempo para conseguir una pre-
sión gaseosa conveniente, y la anestesia será lenta. El
tamaño de las partículas debe estar comprendido en-
tre 1 y 10 mm. Para administrar productos líquidos se
utilizan las nebulizaciones (pulverizadores), y para
productos sólidos, los aerosoles (dispersiones finas
en un gas). Se administran así broncodilatadores, anti-
bióticos, corticoides, etc. Como inconvenientes desta-
can la imposibilidad de regular la dosis y la molestia o
irritación que puede provocar la administración.
La absorción por la mucosa rinofaríngea puede considerarse
absorción respiratoria. Por lo común, los fármacos se depositan
en esta mucosa con un objetivo exclusivamente local. Sin em-
bargo, los antisépticos y antiinflamatorios nasales y, sobre todo,
los vasoconstrictores nasales pueden absorberse con facilidad
en ella. En ocasiones, esta vía puede utilizarse para obtener efec-
tos terapéuticos sistémicos. Las hormonas de la neurohipófisis,
vasopresina y oxitocina, otras hormonas peptídicas y fármacos
como fentanilo o propranolol pueden absorberse si se adminis-
tran por vía nasal.
Vía dérmica o cutánea. La absorción es bastante deficiente,
pues, en principio, la piel es un epitelio poliestratificado de células
cornificadas que protege al organismo del exterior. El mayor inte-
rés de esta vía es la terapéutica local dermatológica. Si el fármaco
es hidrosoluble y la afección se localiza en las capas más profun-
das, puede ser incluso mejor administrarlo por vía oral o por inyec-
ción. Algunos compuestos liposolubles (glucocorticoides y hormo-
nas sexuales) pueden, sin embargo, absorberse por la piel. Para
que los fármacos se absorban por la piel, deben ir, en realidad, in-
corporados en vehículos grasos, que se clasifican de acuerdo con
su consistencia. Se pueden utilizar también depósitos oclusivos
que maceran y retienen la humedad. La inflamación, la tempera-
tura y el aumento de la circulación sanguínea cutánea favorecen la
absorción. En la actualidad se utiliza esta vía para conseguir absor-
ciones lentas y mantenidas de algunos fármacos suficientemente
liposolubles (nitratos, clonidina y escopolamina). Existen también
parches de nicotina para reducir los síntomas de abstinencia
cuando se deja de fumar, y parches de estrógenos para sustitución
hormonal. En general, los preparados son caros, pero esta vía pre-
senta algunas ventajas. Evita el primer paso hepático, consigue que
las concentraciones plasmáticas no fluctúen, permite interrumpir
la absorción y puede mejorar el cumplimiento.
Vía genitourinaria. La mucosa vesical tiene escasa capa-
cidad de absorción. Las mucosas uretral y vaginal son, sin em-
bargo, idóneas para la absorción, y cuando los fármacos se apli-
can en ellas tópicamente pueden llegar a producir cuadros de
intoxicación general.
Vía conjuntival. La mucosa conjuntival posee un epitelio
bien irrigado y absorbe diversos fármacos. Las soluciones que
allí se apliquen deben ser neutras e isotónicas, y pueden utili-
zarse soluciones oleosas. La córnea también constituye una
superficie absorbente. Las sustancias penetran en el ojo a tra-
vés de ella para ejercer efectos en estructuras internas (p. ej.,
atropina para producir midriasis). En ocasiones puede produ-
cirse, además, cierta absorción sistémica y efectos indeseados
(p. ej., broncospasmo en asmáticos que utilizan gotas de timolol
para el glaucoma).
Vías inmediatas o directas
(inyectables o parenterales)
Permiten que el fármaco alcance el medio interno
sin necesidad de atravesar ninguna barrera epitelial. La
absorción es regular y los fármacos llegan sin sufrir
alteraciones a su lugar de acción. Estas vías posibilitan
efectos rápidos en situaciones de emergencia, y son las
únicas practicables en algunos enfermos, pero presen-
tan también inconvenientes. Suelen ser caras, doloro-
sas, ocasionan complicaciones (infecciones y absce-
sos) y requieren técnicas especiales de administración
que implican el uso de asepsia y conocimientos anató-
micos. Por eso, el enfermo usualmente no puede prac-
ticarlas. Resulta, además, difícil retirar el fármaco en
caso de sobredosis.
:: Vía intradérmica. Se introduce una dosis pe-
queña en el interior de la piel y la absorción es prácti-
camente nula. La zona de elección es la cara anterior
del antebrazo. Se utiliza bastante con fines diagnósti-
cos. Así se administran soluciones de histamina y
tuberculina y extractos antigénicos para pruebas de
hipersensiblidad.
:: Vía subcutánea. El fármaco se inyecta debajo de
la piel, desde donde difunde a través del tejido conec-
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