UNIDAD 1 CONOCIMIENTO Y CIENCIA
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realidad, los hechos y los fenómenos quedarían reducidos a simples construcciones humanas. El mismo Watzlawich lo
afirma: Una realidad inventada nunca puede —precisamente por ser inventada— ser la realidad verdadera.
Si aceptamos el carácter constructivo de los procesos cognitivos (constructivismo gnoseológico), no hay por qué
aceptar que la organización de la realidad y de los hechos mismos, tal como la ve el sujeto, es obra del mismo sujeto
(constructivismo ontológico). Cada persona, en cuanto sujeto cognoscente, sea o no un científico, al observar la realidad
y decir algo sobre ella, expresa una construcción de su espíritu. Un constructivista como Paul Watzlawich afirma que
toda realidad es, en el sentido más directo, la construcción de quienes creen que descubren e investigan la realidad. En
otras palabras, la realidad supuestamente hallada es una realidad inventada y su inventor no tiene conciencia del acto
de su invención, sino que cree, que esa realidad es algo independiente de él y que puede ser descubierta. El mundo no
es real, para los constructivistas, sino en cuanto dado a un sujeto, lo que conocemos del mundo (utilizo aquí el término
como equivalente a realidad) no es el mundo, la realidad en sí misma, sino la construcción subjetiva que hace el sujeto
cognoscente que ordena y clasifica el totum revolutum que es la misma realidad, designándola conformas de expresión
propias del lenguaje científico y del lenguaje corriente.
No cabe duda, como afirman los constructivistas (y los no constructivistas), de que el sujeto cognoscente es
quien construye los conceptos, categorías, modelos, hipótesis, teorías. Todos estamos de acuerdo en esto. Para los
positivistas y los neopositivistas, parece que esto no tenía mucha relevancia, Pero los constructivistas afirman, también,
que los hechos son construcciones humanas y que la misma realidad social (o lo que llamamos así) es construida por el
observador. Esto es altamente discutible, formulado de una manera tajante y sin matices. No es extraño, entonces, que
los constructivistas que llevan el subjetivismo del conocer hasta sus últimas consecuencias no realicen ni investigaciones
empíricas, ni elaboraciones teóricas. Están en la meta-teoría. En sus manifestaciones patológicas, el subjetivismo
constructivista puede llegar a ser una forma de fantasía narcisista. De ninguna manera afirmamos que ésta sea la posición
de todos los que se denominan constructivistas, ni que el constructivismo no haya aportado nada a la teoría del
conocimiento. Hemos querido señalar ciertas posturas extremas que nos parecen infecundas y sin fundamentos.
Para resumir las consideraciones de este parágrafo, hemos de señalar que dos peligros opuestos amenazan a
estas respuestas epistemológicas clásicas: reducir los procesos cognitivos a un mero reflejo de la realidad o considerarlos
una construcción fantasiosa y delirante de lo que el sujeto cognoscente considera que es la realidad.
Nuestra Toma De Posición
Al explicitar mi toma de posición, no lo hago para presentar una postura original, ni mucho menos. Sería
pretencioso, pues no soy epistemólogo y no quiero caer en aquello que he criticado en otros libros: autores que, sin
formación filosófica ni científica, escriben sobre epistemología. Aquí sólo quiero compartir un punto de vista y estar en
mejores condiciones de comunicarme con los lectores de este libro.
Parto del supuesto de que el conocimiento humano es posible. Esto lo dan por sentado tanto el hombre común
como el filósofo y el científico. Si el conocimiento no fuera posible, todo sería un espejismo, puro sueño o ilusión. El
conocimiento es posible, pero lo que captamos o creemos captar, ¿es lo real o su apariencia?, ¿es reflejo de las cosas o
construcción del espíritu? La realidad que supuestamente conocemos, ¿es hallada y conocida o construida e inventada?
O ¿en qué medida es hallada y construida? Éstas son cuestiones a las que han respondido —cada una a su manera— las
dos posturas epistemológicas antes aludidas.
Nuestro punto de vista —que podríamos denominar realismo crítico, ratio-vitalista— integra aspectos de ambas
posturas, considerando que, en lo más profundo —como dice Morin—, el problema del conocimiento se encuentra en
el corazón del problema de la vida; y, haciendo referencia a Piaget, recuerda que éste tuvo el sentimiento profundo de
que las condiciones del conocimiento, incluidos los datos a priori y las categorías, tienen como fuente los principios
fundamentales de la organización viviente. El conocimiento tiene un enraizamiento vital y no podemos disociarlo ni de
la vida humana, ni de las relaciones sociales. En los últimos años, Maturana hizo un desarrollo amplísimo de esta idea.
Partimos del supuesto de que existe un mundo objetivo, independiente del sujeto, pero esa realidad del mundo
objetivo debe ser captada y aprehendida por alguien, un sujeto cognoscente que percibe a través de mediaciones (teorías,
conceptos, categorías, modelos, etc.) y a través de predisposiciones (elementos que están subyaciendo en nuestro modo
de pensar y de hacer, y de los cuales no siempre somos conscientes, como son los paradigmas, las cosmovisiones, etc.).
Decimos que existe una realidad independiente del sujeto cognoscente, pero el conocimiento que tiene el sujeto está
enraizado vitalmente en la constitución física, biológica, psicológica y neurológica del ser humano que conoce. Este lee