
síntoma. Si esta tesis - como yo creo - es válida sin excepción , nos señala al mismo tiempo el
fundamento sobre el cual se ha de edificar una teoría sicológica de la histeria.”
“Si se parte de un caso que ofrece varios síntomas, por medio del análisis se llega, a partir de cada
síntoma, a una serie de vivencias cuyos recuerdos están recíprocamente encadenados en la
asociación. Al comienzo, las diversas cadenas de recuerdos presentan, hacia atrás, unas
trayectorias distintas, pero, como ya se indicó, están ramificadas; desde una escena se alcanzan al
mismo tiempo dos o más recuerdos, y, a su vez, de estos parten cadenas colaterales cuyos distintos
eslabones acaso están asociativamente enlazados con eslabones de la cadena principal. Otras
complicaciones del encadenamiento se deben a que una escena singular puede ser evocada varias
veces dentro de una misma cadena, de suerte que posea nexos múltiples con una escena posterior,
muestre un enlace directo con esta, y otro establecido por eslabones intermedios. (…) Las cadenas
asociativas para los diversos síntomas empiezan a entrar luego en recíprocos vínculos. A raíz de
cierta vivencia de la cadena mnémica, además de los eslabones retrocedentes de esta cadena fue
despertado un recuerdo de otra cadena, que es el fundamento de otro síntoma. Por eso aquella
vivencia pertenece a las dos series, constituyendo así un punto nodal. (…) Su correlato clínico acaso
sea que a partir de cierto momento ambos síntomas aparezcan juntos (…) en verdad sin una
recíproca dependencia interna. Y más hacia atrás se encuentran todavía unos puntos nodales de
otra índole. Ahí convergen las cadenas asociativas singulares; se hallan vivencias de las que han
partido dos o más síntomas. A un detalle de la escena se anudó una cadena, a otro detalle de la
segunda cadena (…)
(…) No importa el caso o el síntoma del cual uno haya partido, infaliblemente se termina por llegar
al ámbito del vivenciar sexual. Así se habría descubierto, por primera vez, una condición etiológica
de síntomas histéricos.”
“(…) se llega finalmente, luego de que las cadenas mnémicas han convergido, al ámbito sexual y a
unas ocas vivencias que las más de las veces corresponden a un mismo periodo de la vida, la
pubertad. A partir de estas vivencias uno debe inferir la etiología de la histeria, y comprender por
medio de ellas la génesis de síntomas histéricos. Sin embargo (…) las vivencias tan laboriosamente
halladas (…), esas vivencias traumáticas que parecen últimas, tienen sin duda en común aquellos
dos carácteres – sexualidad y período de la pubertad -, pero en lo demás son muy heterogéneas y
de valor dispar.
“¿Qué tal si se dijera que uno debe buscar el determinismo de estos síntomas en otras vivencias,
que se remonten todavía más atrás, y entonces obedecer aquí por segunda vez a aquella
ocurrencia salvadora que antes nos guió desde las primeras escenas traumáticas hasta las cadenas
mnémicas que había tras ellas? Es cierto que así se llega a la época de la niñez temprana, la época
anterior al desarrollo de la vida sexual, lo que parece entrañar una renuncia a la etiología sexual.
Pero ¿no se tiene acaso derecho a suponer que tampoco en la infancia faltan unos excitaciones
sexuales leves, y, más aún, que acaso el posterior desarrollo sexual está influido de la manera más
decisiva por vivencias infantiles? (…) ¿Quizás en la base de la reacción anormal frente a
impresiones sexuales, con la cual los histéricos nos sorprenden en la época de la pubertad, se
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