Las primeras categorías del bebé: el mundo animado e inanimado
¿Cuándo empieza el bebé a diferenciar entre personas y objetos, y en qué se basa para hacerlo?
Varios estudios han demostrado que entre los 3 y los 6 meses de vida se desarrolla una fina
sensibilidad al movimiento de humanos y animales como diferente del movimiento de objetos.
Un aspecto muy interesante del movimiento de las personas es que en su propia dinámica se
puede detectar si es o no intencional. Un acto intencional, como querer alcanzar algo, se realiza
dirigiendo nuestra vista y cuerpo hacia ese objeto, luego alargando el brazo y la mano para,
finalmente, agarrarlo. Un acto no intencionado empieza por el final: nuestra mano tropieza sin
querer con el objeto y solo entonces miramos de qué se trata. Según algunos autores, la
sensibilidad de los bebés para distinguir acciones intencionales de las no intencionales se
origina en su capacidad de detectar estas sutiles diferencias en la dinámica de la acción.
Las personas: una categoría especial.
Desde los primeros minutos de vida, los bebés no solo prefieren mirar algo que nada, sino que
prefieren mirar cosas tridimensionales que se mueven y suenan que cosas estáticas y silenciosas.
Durante años se ha discutido si la atención preferente que muestran los pequeños por las caras
humanas se debe a que nacemos con un módulo especializado para procesarlas, módulo que
habría sido seleccionado a lo largo de la evolución por su valor adaptativo.
Sin embargo, estudios recientes parecen indicar que esa preferencia podría deberse a un sesgo
de atención muy primitivo: una orientación preferente hacia objetos de simetría arriba-abajo
más que abajo-arriba. Una configuración que contenga más elementos en la parte superior que
en la inferior, como ocurre con la cara y otros objetos de simetría arriba abajo, le llama más la
atención. Este sesgo atencional es lo que necesita el neonato para dedicar mucho más tiempo a
mirar caras que otros objetos y para que, en pocos meses y con su creciente experiencia de
interacción con personas, haya construido una categoría del prototipo de cara humana.
Los bebes tienen mucha más experiencia perceptiva con las caras, bustos y manos de las
personas que con sus cuerpos completos. ¿Cuándo saben que sus distintas partes están
relacionadas? estudios indican que, antes de los 6 meses, no parecen tener tal conocimiento. No
se sorprenden si ven moverse unas manos por los extremos de una pantalla y, al retirarla, ven
sólo las manos y no una persona completa. Entre los 6 y los 9 meses desarrollan la expectativa
de que las manos están conectadas a una persona y hacia los 9 meses comprenden que las
distintas partes de un cuerpo forman una totalidad.
En suma, al menos desde los 6 meses ya son sensibles a las diferencias básicas entre seres
animados e inanimados. No obstante, aunque esta distinción es el fundamento de la
comprensión de la causalidad y de la intencionalidad, pasara un buen tiempo hasta que
comprendan relaciones entre sucesos y cadenas causales complejas, y hasta que entiendan el
propósito de las acciones ajenas. Antes de los 6 meses, no parece haber comprensión de
intenciones pero, a partir de esa edad, empiezan a entender conductas propositivas sencillas y
visibles. Hacia los 12 meses atribuyen objetivos a los seres animados y distinguen una acción
intencional de una accidental. Luego, alrededor de los 15 meses, empiezan a entender que las
personas difieren en sus preferencias.
Comprender que estas preferencias son la motivación de la conducta y la guían en una
dirección determinada es un paso posterior que, con la adquisición del lenguaje, dará lugar a
una comprensión del mundo social mucho más amplia e integrada
El conocimiento del objeto
¿Por qué tanto interés por la noción de objeto? Quizá porque resulta poco intuitivo que algo
tan básico tarde más de 18 meses en terminar de construirse, y, por ello, numerosos autores se