no sabe. Lo llama, a esa parte de mí que no soy yo, el Ello; no es algo reprimido, sino algo
que mueve a uno a hacer cosas, esto que empuja tiene relación con lo pulsional.
El Ello se lo ubica al mismo lado de lo pulsional y lo inconsciente, es la sede de las pulsiones,
que en su caos lleva al yo a hacer cosas que no sepa o maneje.
A su vez, como sabemos lo reprimido habla a través de los sintomas, los sueños, de las
formaciones del inconsciente. Pero el Ello abarca también a la pulsión de muerte, es decir,
no se puede expresar con palabras, hay una mudez pulsional. Por esto la compulsión de
repetición invadía a las formaciones del inconsciente.
Entonces, se puede decir que el Ello abarca lo reprimido, el modo inconsciente mudo, más
pulsional, que no se puede expresar, es decir, la pulsión de muerte.
Además, Freud plantea que el individuo es puro Ello, entonces un individuos es un ello
psíquico, no conocido e inconsciente.
Anteriormente, Freud plantea que lo no conocido, lo unerkannt, irreductible del sentido que
se produce y se indica con la interpretación analitica queda ligado a la dimensión pulsional,
al factor traumático económico constitutivo.
La conexión de la representación con la palabra es lo que permite que lo reprimido sea
escuchado, es decir, para que algo devenga conciente tiene que mudarse por las huellas en
representación-palabra. Entonces sólo con la conexión de la palabra, lo inconsciente se
puede hacer escuchar. Pero el Ello, el inconsciente no conocido permanece a nivel de la
mudez pulsional y de un más allá del principio de placer, que gobierna el inconsciente que se
hace escuchar, que obliga a la repetición.
El principio en el Ello no tiene valoraciones, lo que rige a este es el factor económico,
investiduras pulsionales que piden descarga.
En esta segunda formación, Freud marca que en un principio todo lo que hay es Ello. La
unificación donde uno se reconoce es el Yo y es secundaria, esto lo piensa como en la primera
formación al principio de placer y al de realidad.
Es decir, por el contacto que el yo tiene con lo externo hay una modificación en el aparato,
entonces surge el yo, que es el que intenta organizar las pulsiones por el influjo de la realidad,
entonces el yo aparece como un mediador entre el ello y el mundo exterior, lo real. El yo tiene
en cuenta lo que sucede en el mundo exterior por las percepciones, y usando el razonamiento
y la lógica gestiona las exigencias y reclamos del Ello con los recursos disponibles y genera
las condiciones para que la pulsión se canalicen.
Entonces hay un conflicto entre el Ello y el mundo, los límites que impone la realidad, y en el
medio el Yo.
A su vez, las fuerzas del Yo provienen del Ello. Entonces el Yo sería un jinete que intenta
manejar un caballo, de que vaya a donde él quiere, esto a veces sucede, pero al Ello tener la
fuerza el que hace todo el trabajo es el Ello. El Yo sólo funciona como un mediador que intenta
modificar el medio para que se transmitan las exigencias del Ello.
Entonces, el Yo recibe libido del Ello, para lograr esto debe hacerse amar por el Ello y así es
investido, cargado de libido narcisista en tanto conserve el atractivo para el Ello.
Por lo que, el Yo tiene dos aspectos. Por un lado, el ce mediador, es el que se ocupa del
orden temporal de los procesos psíquicos sometiendolos a la realidad, aplazando descargas
motrices y gobernando los accesos de motilidad, este gobierno es relativo ya que toda su
fuerza libidinal proviene del Ello. Por otro lado, está sometido a varios amos, esto lo lleva a
verse enfrentado a peligros que conllevan tres variedades de angustia.
PRIMER GRÁFICO PÁGINA 26.