
la vida colectiva que disuelve a largo plazo las instituciones modernas y
parece incompatible con la democracia.
- Según Dardot y Laval el neoliberalismo es un modo de gobierno
“productor de cierto tipo de relaciones sociales, de ciertas maneras de
vivir, de ciertas subjetividades”. Dicho de otro modo, lo que está en
juego en el neoliberalismo es la forma de nuestra existencia, o sea como
son llevados a comportarnos, a relacionarnos con los demás y con
nosotros mismos. El neo. define cierta norma de cómo hay que vivir en
un universo de competencia generalizada.
En la racionalidad gubernamental neoliberal puede ubicarse un “principio
lógico-estructurante”: la competencia y la generación se sujetos que se
conducen a sí mismo como a una empresa. Este principio ordenador promueve
a orientar toda acción con el objetivo que produzca algún beneficio o valor. La
forma de vida que plantea el neoliberalismo es que el enriquecimiento se
transforma en el único sentido de la existencia. Esto se traslada a cualquier
aspecto de la vida de los hombres, así se impone la lógica del capital a todas
nuestras relaciones, dando forma a nuestra vida.
El mercado impone una forma de inteligibilidad que puede extenderse a las
relaciones humanas/sociales (de amistad, matrimoniales, paterno/filiales) y a la
acción pública.
De este modo, a partir de esta racionalidad cada uno es llamado a ser
empresario de si, a ocuparse de su propia existencia y las políticas del estado
serán producidas pasando por el filtro del costo-beneficio. Esta racionalidad
implica interrogar a la acción pública no por su condijo de legitima o ilegitima,
justa o injusta, sino por su rentabilidad.
EL IMPERIO DE LA LOGICA EMPRESARIAL EN EL ESTADO Y SUS
CONSECUENCIAS.
- Desde su formulación inicial, el proyecto neoliberal (en boca de Fran
Bohm y Hayeck) enuncia que el ideal del neoliberalismo es una
sociedad de derecho privado: esto significa que no solo se ha
constitucionalizado las reglas del derecho privado(las reglas que
protegen la propiedad tienen primacía sobre otros derechos-humanos,
sociales, laborales), sino más bien las “tres reglas de oro” de la
economía neoliberal: estabilidad monetaria, equilibrio presupuestario y
principio de libre competencia. Este objetivo propuesto es acompañado
por una desconfianza contra la soberanía popular, contra la democracia.
La búsqueda de mayor igualdad, de “justicia social” supone un riesgo
para la perspectiva neoliberal, ya que ponen un freno a la búsqueda de
riqueza. Así, el reconocimiento de derechos humanos, sociales y
laborales elevados a principios constitucionales representan un riesgo o
amaneza. El proyecto neoliberal ya no se propondrá gobernar lo menos
posible como en el liberalismo, sino que postula la necesidad de que las
reglas del juego que garantizan al mercado estén en el nivel más alto del
ordenamiento jurídico y político moderno. Esto da por resultado que no
resulta posible oponer estado y mercado, sino que la racionalidad
neoliberal apunta a modificar a la sociedad y a sus miembros según
aquellos principios estructurantes: uno, la generalización de la