El caso de “P”
Relató Freud, como en la primera sesión, “P” animado a decir lo
primero que se le ocurriera, contó como cada vez que estaba
atormentado, solía ir a ver a un buen amigo, al que preguntaba con
insistencia si lo despreciaba y si pensaba que él era una mala
persona. Su amigo invariablemente lo negaba y le decía todo lo
contrario. En esta primera confesión Freud estableció una
transferencia entre el amigo bueno y el psicoanalista: El paciente
acudía a Freud esperando una absolución de todo lo que le hacía
sentirse culpable.
Algunas vivencias sexuales.
Tras este primer vínculo terapéutico, el paciente contó como de
pequeño una bella joven le dejó pasar bajo su falda y tocar su
vientre y sus genitales. Esto le produjo mucho placer y desde
entonces deseaba ver mujeres desnudas, pero al pensar en ello
inevitablemente se sentía atemorizado, pensando que estaba
haciendo algo malo y como consecuencia de ello le iba a ocurrir
alguna desgracia a su padre.
Estos pensamientos se mantenían en el sujeto en la actualidad, a
pesar de que el padre había fallecido hacía ya varios años. El
paciente contó otras vivencias de naturaleza sexual de su época
infantil y el sentimiento de que sus padres estaban al tanto de todo
lo que pensaba, pues creía firmemente que sus padres podían
escuchar sus pensamientos. Es a partir de este momento cuando “P”
consideraba que se había iniciado su proceso patológico.
En sus escritos posteriores, Freud analizaría con maestría como en
esta visita aparece claramente delimitado el proceso patológico
neurótico:
“Hay un deseo sexual (ver a una mujer desnuda), una consecuencia
penosa (su padre puede morir) y una serie de acciones encaminadas a
evitar la desgracia (no debe pensar en mujeres desnudas.)”
Primer Congreso de Psicología Freudiana en Salzburgo (1908).
El tormento de las ratas.
En otro momento posterior “P” revivió un doloroso recuerdo que dio
nombre al pseudónimo por el que años más tarde sería conocido:
“El hombre de las ratas”.
Estando en el ejército oyó contar a un oficial, que tenía una
acreditada fama de sádico, un método de tortura utilizado en China,
que consistía en acercar un cubo lleno de ratas al trasero de los
prisioneros e ir introduciendo las ratas por el recto.
Nada más escuchar la narración de este cruel tormento, “P” tuvo la
certeza de que esa tortura iba ser aplicada a su padre y a su amada.
Una deuda impagada.
Al día siguiente, el mismo capitán que narró la tortura de las ratas le
dijo que debía pagar a un compañero un dinero que éste había
abonado por el pago de unas gafas que “P” había perdido.
A partir de este momento se creó en él un pensamiento obsesivo: Si
devolvía el dinero al compañero, el tormento de las ratas se aplicaría
en la realidad a sus seres queridos. Esto le creó una gran ansiedad y
enormes dudas, debatiéndose entre pagar la deuda al compañero o
no hacerlo para evitar el tormento a su padre.
Tras interminables maniobras, siempre fallidas, para saldar la ridícula
deuda de 3,80 coronas, acabó confesando que en realidad quién
pagó el dinero no fue su compañero, sino una bella joven empleada
en la oficina de correos, y era a ella a quién debería entregar el
dinero.
Freud animó a “P” a bucear en su memoria y buscar recuerdos sobre
una posible hostilidad con su padre, y “P” recordó un suceso,
cuando a la edad de doce años, estaba enamorado de una jovencita,
pero no era correspondido.
Eso le hizo pensar, que si su padre moría, quizás la joven se fijase
más en él. Pensar que había deseado la muerte de su padre, para
conseguir un fin erótico, le hizo sentirse muy culpable. Sigmund
Freud le explicó que un intenso afecto consciente hacia una
persona, suele ir paralelo a una hostilidad reprimida
inconscientemente hacia esa misma persona.
Reproches sobre la muerte de su padre.
Surgió, así mismo, un recuerdo que le atormentaba sobre la muerte
de su padre, gravemente enfermo de enfisema. Él se encargaba de
su cuidado, pero un día en que se quedó dormido, agotado por el
trabajo de atender al padre, éste murió y esto le hizo sentirse muy
culpable de su muerte.
Inicialmente no pudo aceptar que su padre había muerto y esperaba
encontrárselo en cualquier lugar, pero a raíz de la muerte de una tía
y visitar el cementerio tomó conciencia real de la muerte de su
padre y se sintió horriblemente culpable, “como un criminal”
responsable de su defunción.
Este sentimiento le hizo recordar una novela en la que la
protagonista, que cuida de su hermana enferma, desea la muerte de
la misma para casarse con su cuñado. Cuando la hermana fallece
realmente, ella se suicida incapaz de aceptar que ha deseado la
muerte de su hermana.
Aparecieron, posteriormente, recuerdos que hablaban de una cara
menos amable de su padre. En ocasiones, éste, era cruel y violento
castigando a sus hijos. Recordó una escena en que su padre le
castigó con dureza al sorprenderle masturbándose.
Otros recuerdos de su temprana infancia, fueron un posible disparo,
real o imaginario, a su hermano del que sentía celos. La conclusión
para “P” era que su padre había significado para él un serio
obstáculo en su vida sexual, y le amenazaba con castigos ante
cualquier manifestación de índole erótica.
Esta imagen del padre cruel creó en él un profundo rencor que
reprimió y se manifestó como el temor obsesivo a que el padre
muriera cada vez que tenía deseos sexuales.
El tormento de las ratas que dio nombre al célebre caso
Ratas, herencia y esterilidad.
Freud animó a “P” a buscar en sus recuerdos posibles sentimientos
hostiles hacia su novia (la otra víctima del cruel tormento de las
ratas).
“P” no tardó mucho en recordar como en una ocasión su amada le
dejó unos días por tener que atender a una tía enferma y él se enojó
y deseó la muerte de la anciana y a continuación pensó que debería
suicidarse por tener esas ideas tan depravadas.
En otra ocasión, se sentía celoso con un primo que coqueteaba con
su novia. Los celos le llevaron a desear la muerte del primo y esto le
hizo sentirse culpable y obligado a flagelarse con duros ejercicios
físicos que en ocasiones se acompañaron de ideaciones suicidas.
Hostilidad reprimida hacia su padre y su novia.
“P” siguió adentrándose en sus recuerdos y analizando otras
situaciones de amor y odio que siempre concluían castigándose con
esfuerzos físicos terribles o con rezos interminables para expiar la
culpa.
A lo largo de las sucesivas sesiones Freud fue consiguiendo que toda
la hostilidad reprimida por “P” hacia su padre y su novia se hiciera
consciente. “P” acabó entendiendo que el tormento de las ratas
estába asociado a la herencia que recibiría a la muerte de su padre:
en alemán “raten” es ratas y “ratten” es dinero.
Si su padre moría no habría ningún obstáculo para recibir la
herencia paterna y podría vivir cómodamente con su amada.
Por otra parte las ratas estaban relacionadas con la infertilidad de su
novia. Las ratas eran roedores que destrozaban las vísceras de los
torturados. Su novia no podía tener hijos por haber perdido los
ovarios en una operación quirúrgica.
Esta infertilidad le creó una agresividad inconsciente hacia su novia y
este odio reprimido apareció en la fantasía de devolver el dinero por
las gafas a la joven empleada de correos, a la que consideraba fértil
y atractiva y este hecho le hizo sentirse muy culpable.
El mecanismo sería el siguiente: Pagar la deuda a la muchacha
suponía aceptar que la deseaba sexualmente por ser hermosa y
fértil, al contrario que su novia que nunca podría darle hijos. A
continuación aparecía el sentimiento de culpa por la hostilidad
inconsciente hacia su novia y el temor obsesivo a que ésta sufriera el
tormento de las ratas.
Publicación de “Análisis de un caso de Neurosis Obsesiva”
La neurosis obsesiva.
En la medida en que “P” fue capaz de hacer aflorar recuerdos cada
vez más dolorosos. Tras aceptar en él la existencia de deseos
agresivos hacia sus seres queridos, su sintomatología obsesiva se fue
diluyendo poco a poco.
Tras nueve meses de terapia “P” abandonó la consulta de Freud,
ahora situada en el primer piso de la calle Bergasse nº 19. Su caso
clínico fue magistralmente expuesto por Freud en el Primer
Congreso Psicoanalítico de Salzburgo, estableciendo las bases
teóricas de la neurosis obsesiva.
En esencia, el desarrollo de la enfermedad de “P” tuvo la siguiente
cronología. “P” conocía, por haberlo oído en charlas familiares, que
su madre provenía de una familia muy rica y su padre se casó con
ella tras dejar a una novia pobre a la que amaba, pero haciéndose
rico con el matrimonio.
A “P” en su familia le habían preparado un matrimonio de
conveniencia con una joven de buena familia a la que no amaba.
Esto le colocaba en la tesitura de seguir los pasos de su padre y
dejar a su amada o rebelarse contra la autoridad paterna.
“P” trató de resolver estos sentimientos enfrentados y sólo encontró
una forma de hacerlo: ponerse enfermo. Su enfermedad le evi
tener que optar por una u otra opción y a la vez en los síntomas de
la neurosis volcó toda la hostilidad reprimida hacia los dos
componentes de su dilema vital: su padre y su novia.
Conclusiones de Freud sobre “el hombre de las
ratas”.
Las conclusiones que Freud extrae del estudio del hombre de las
ratas se resumen en:
o La parálisis de la voluntad que afecta al sujeto es la expresión
de un conflicto interno con opciones contrapuestas.
o El enfermo de neurosis desecha las supersticiones vulgares,
pero sucumbe ante sus propias ideas obsesivas (a pesar de
reconocer que son absurdas) y vive atemorizado y prisionero
de ellas.
o Las ideas obsesivas son el resultado de una transacción entre
el odio inconsciente reprimido y el amor consciente por la
misma persona.
o En la neurosis obsesiva la represión actúa, no mediante el
olvido de situaciones traumáticas, sino mediante el
desplazamiento de los afectos ligados a ellas. El enfermo
obsesivo recuerda las situaciones traumáticas, pero las
recuerda sin ninguna carga afectiva. Esta carga afectiva es
desplazada hacia hechos triviales dando lugar a los síntomas
obsesivos.
o La constante lucha entre el amor y el odio suele conllevar una
ambivalencia en su personalidad. Así unas veces, estos
pacientes son amables y cariñosas y en otros momentos son
crueles y sádicos.
o Esa lucha entre el amor y el odio viene acompañada de
eternos rituales con los que trata de expiar los sentimientos de
culpabilidad.
EL HOMBRE DE LAS RATAS SUMUP.docx
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