El material contenido en esta obra, originalmente editada por Gedisa Editorial.
2000, ha sido reeditada para los fines estrictamente académicos de discusión
en el seno del Seminario: Epistemología y Sistemas Complejos que
constituye una de las primeras actividades del Programa de Investigación:
Matemática Educativa en Línea (MEeL
). Esta edición contiene ligas a sitios en
la WWW, que permiten “complementar” lo expuesto en ella con referencias de
hipertexto. Obviamente, estas referencias no son responsabilidad del Dr.
Rolando V. García B.
Víctor M. Hernández L.
Matemática Educativa en Línea (MEeL)
Seminario: Epistemología y Sistemas Complejos
de lo
Prefacio
La tarea s exploradores, abriendo picadas en la selva, difiere de la tarea de
los que vienen detrás, buscando trayectos más apropiados y expandiendo las
áreas que cubren las rutas. Piaget fue un incansable explorador que durante
seis décadas de ininterrumpida labor investigadora abrió nuevos dominios al
conocimiento y creó nuevas disciplinas para penetrar en ellos.
A quienes vinimos detrás, habiéndolo acompañado en algún tramo de sus
exploraciones, nos corresponde, en la medida de nuestras fuerzas, y como
homenaje al maestro, hacer el esfuerzo necesario para pulir el camino y
expandirlo.
La presente obra responde a esta auto-asignada obligación, y a ella le es
aplicable la metáfora muchas veces repetida según la cual, si somos capaces a
veces de ver más lejos, es porque estamos subidos sobre los hombros de
nuestros predecesores.
En tal sentido, este libro no se limita a ser una exposición y una síntesis de la
epistemología piagetiana (aunque esté “subida sobre sus hombros”) sino que
tiene por objetivo su reformulación presentándola como una teoría científica
integrada, e intentando actualizarla y extenderla en áreas que quedaron
necesariamente inconclusa.
Sin embargo, para que tal reformulación de la propuesta de Jean Piaget, muy
centrada en el análisis de los resultados de la investigación psicogenética,
resultara consistente para los epistemólogos, fue necesario proceder a una
integración y sistematización de su frondosa producción y a un reordenamiento
de sus conceptos fundamentales.
Acusado simultáneamente de biologismo, de psicologismo o de apriorismo, la
teoría epistemológica de Jean Piaget parece difícilmente defendible. Sin
embargo, un reordenamiento y una reinterpretación de sus conceptos
epistemológicos básicos –tal como proponemos aquí- a partir de una teoría de
sistemas complejos (la cual no es un mero ejercicio especulativo sino que la
hemos desarrollado sobre la base de proyectos de investigación en otros
dominios, citados en la bibliografía, en un esfuerzo sistemático de análisis de
casos concretos) puede ofrecer, y así lo defendemos, fructífera base para una
epistemología constructivista, interdisciplinaria y con rigor científico.
El libro parte de las relaciones entre la filosofía y la ciencia durante el siglo XX y
concluye con un análisis de la polémica entre los dos gigantes de la Física:
Albert Einstein y Niels Bohr. La polémica se situó en el campo de la Física. Sin
embargo, no fue un conflicto entre teorías físicas alternativas ni una disputa
Matemática Educativa en Línea (MEeL)
Seminario: Epistemología y Filosofía de la Ciencia
Rolando García
El conocimiento
en construcción
De las formulaciones de Jean Piaget
a la teoría de los sistemas
complejos
dentro de una teoría física acerca de la validez de sus respectivos resultados.
Fue una polémica acerca del significado y el alcance epistemológico de una
teoría: la teoría cuántica. El problema de la “realidad” (¿qué es la realidad y qué
conocemos de ella?; ¿qué es lo que la teoría física nos dice acerca de la
realidad?) fue el centro de las discusiones. Lo he puesto como culminación de
la obra porque no es una polémica que afecte sólo a la Física sino al conjunto
de las relaciones entre conocimiento científico y epistemología.
La Física del siglo XX ha presentado desafíos inéditos a cualquier reflexión
epistemológica. Frente al colapso de las interpretaciones empiristas y
apriorísticas, una posición radicalmente interaccionista y constructivista como la
de Jean Piaget resulta una importante vía de solución que permite evitar las
posiciones anti-racionalistas de filósofos sin formación científica previa.
Para entender la significación del debate es preciso reconstruir algunos
momentos clave de la historia entre ciencia y filosofía, así como discutir las
relaciones actuales entre epistemología y teoría del conocimiento,
epistemología y filosofía de la ciencia, y epistemología y sociología del
conocimiento científico.
Mi simultánea participación tanto en los desarrollos de la teoría física en Física
(dada mi especialización en física de la atmósfera) como en la teoría
epistemológica (primero como alumno de Carnap y Reichenbach, en E.U.A. y
luego como colaborador de Piaget en Suiza) me permiten hablar con
conocimiento de causa de ambos campos.
Los trabajos que realicé en dinámica y termodinámica de fluidos –un campo un
tanto alejado de las teorías de las partículas elementales que dominó la Física
del siglo XX-, me permitió abordar la termodinámica de los procesos
irreversibles y la auto-organización de sistemas. Con este background teórico
pude reconocer desde mis primeros contactos con Piaget, en Ginebra, que él se
había anticipado varias décadas en sus investigaciones epistemológicas a las
teorías de Prigogine. De allí salió mi preocupación por la Teoría de los Sistemas
Complejos y por el estudio de la evolución de los sistemas naturales por
reorganizaciones sucesivas, que constituyen el enfoque conceptual desde el
cual propongo la reformulación de la epistemología constructivista que presento
en este libro.
1
Introducción: Epistemología y teoría del
conocimiento
La crisis del siglo XX en la teoría del conocimiento
“Epistemología” y “Teoría del conocimiento” son expresiones que suelen ser
utilizadas como si fueran intercambiables, pero no son sinónimas. Las
diferencias obedecen a razones históricas.
Piaget
utilizó el término “epistemología” para referirse a su concepción del
conocimiento. Rara vez usó la expresión “teoría del conocimiento”. Esta
elección no fue arbitraria. La adopción del término tiene fundamentos teóricos.
La teoría del conocimiento formó parte de la filosofía a lo largo de toda su
historia. Por su parte, el término “épistemologie” (epistemología) fue introducido
en el idioma francés en 1901. Según el Diccionario histórico de la lengua
francesa,
1
se atribuye su primera utilización a la traducción de la obra de
Bertrand Russell An Essay on the Foundations of Geometry,
2
señalando que “se
tomó prestado” (c’est un emprunt) del término inglés “epistemology”, el cual a su
vez “se formó para traducir del alemán Wissenschaftslehre” con la significación
de teoría del conocimiento científico. El diccionario aclara finalmente que el
“término es introducido en francés para designar el estudio crítico de las
ciencias, dirigido a determinar su valor, su fundamento lógico y su campo de
acción”.
No es por azar que el término surge en un período que abarca el fin del siglo
XIX y los comienzos del siglo XX, con la definición antes citada que lo diferencia
de una teoría general del conocimiento. El hecho tiene implicaciones para la
historia de la filosofía porque expresa una de las mayores revoluciones en el
campo del pensamiento (sólo comparable a la revolución científica que culminó
en el siglo XVII), aunque en su momento haya pasado prácticamente
inadvertido en los medios académicos. Los grandes protagonistas de esa
revolución fueron, en primer término, la Lógica y la Matemática, en la segunda
mitad del siglo XIX; luego fue la Física, ya en el siglo XX, con la Relatividad y la
Mecánica Cuántica. Pero no se trató únicamente de una revolución dentro del
campo de esas disciplinas. Los conceptos básicos de todas las ciencias, de
todo nuestro conocimiento de eso que llamamos “el mundo exterior”, “la
naturaleza”, “la realidad”, tuvieron que ser reconsiderados.
1
Le Robert: Dictionnaire Historique de la Langue Française.
2
Russell (1897)
Matemática Educativa en Línea (MEeL)
Seminario: Epistemología y Sistemas Complejos
Rolando García
El conocimiento en construcción
De las formulaciones de Jean Piaget a la
teoría de los sistemas complejos
Crisis de la filosofía especulativa
La filosofía especulativa
, que durante toda la historia había sido considerada
depositaria del derecho y la responsabilidad de dictaminar sobre la naturaleza
del espacio, del tiempo y de la causalidad, sobre el significado de la lógica, de
las matemáticas, sobre el concepto mismo de teoría científica, se vio forzada a
ceder ese terreno a la ciencia. Este retroceso de la filosofía especulativa podría
considerarse el primer gran derrumbe epistemológico del siglo.
No se trata de reprochar a la filosofía el haberse apropiado de esos temas. No
es posible tampoco pensar en un súbito y meditado reemplazo de la filosofía por
la ciencia. La transición fue gradual, y en algunos aspectos no claramente
demarcada. En los dominios de la matemática, por ejemplo, la situación fue
señalada con suficiente equidad por Bertrand Russell en su prólogo a la
Introducción a la filosofía matemática:
3
Mucho de lo que se expone en los capítulos que siguen no puede ser llamado
exactamente “filosofía”, aunque los asuntos que comprende esa exposición
hayan estado incluidos en la filosofía mientras no existió una satisfactoria
concepción científica de los mismos. La naturaleza del infinito y de la
continuidad, por ejemplo, formó parte de la filosofía anteriormente, pero ahora
pertenece a la matemática.
4
Por otra parte, Russell dio un elocuente testimonio de esas graduales
transiciones. En sus notas autobiográficas tituladas “My mental development”,
5
cuando se refiere a su participación en el Congreso Internacional de Filosofía de
1900, hace la siguiente declaración con respecto al famoso sistema axiomático
que presentó Peano para definir el número natural:
Fui impresionado por el hecho de que, en todas las discusiones, Peano y sus
discípulos tenían una precisión que no poseían los demás. Por eso le pedí
sus obras (…) Tan pronto como dominé su notación, vi que con ella se
extendía la región de la precisión matemática retrotrayéndola hacia regiones
que habían sido abandonadas a la vaguedad filosófica.
6
No es posible analizar aquí la manera en que esta revolución científica impactó
en cada uno de los sistemas filosóficos. Es suficiente con señalar algunos
aspectos del colapso de la concepción de la ciencia proveniente de la filosofía,
centrando al análisis en quien ha sido considerado el más importante
representante de la filosofía moderna: Emanuel Kant
.
Kant realizó una contribución trascendental importancia a la teoría del
conocimiento al poner de manifiesto el papel esencial que corresponde al sujeto
(es decir, a la razón humana) en el proceso de organización de sus
interacciones con el mundo físico. La concepción del conocimiento como
producto de las interacciones del sujeto y el objeto fue la más importante
contribución de Kant a la historia de la filosofía. Desde Kant, no se pudo ignorar
3
Russell (1945)
4
Op. Cit.
5
Russell (1944 a)
6
“As soon as I have mastered his notation, I saw that it extended the region of mathematical
precision backwards towards regions which had been given over to philosophical vagueness.” (p.
12)
2
1 Introducción: Epistemología y
Teoría del Conocimiento
la activa participación del sujeto en la construcción del conocimiento. Por eso su
valor es permanente y constituye también una base fundamental de la
epistemología constructivista. Lo que no sobrevivió al desarrollo de la ciencia
fue la explicación que dio Kant en su Crítica de la razón pura
7
acerca de cómo
esas interacciones generan el conocimiento del mundo físico. Por eso se ha
dicho que de Kant hay que tomar en cuenta las preguntas, pero no las
respuestas.
Kant creyó haber logrado un puente entre el racionalismo y el empirismo,
postulando una síntesis según la cual las intuiciones puras y lo que él llama “las
categorías del entendimiento” establecen las condiciones que organizan la
materia prima de las impresiones sensoriales, ordenándolas en el espacio y el
tiempo, así como en relaciones causales. Hay por consiguiente, para Kant, una
forma única de concebir el espacio y el tiempo, porque dichas formas provienen
de síntesis a priori que se imponen al entendimiento sin que ninguna nueva
experiencia o especulación pudiera cambiarlas. Pero sus características habían
sido establecidas por la ciencia –la ciencia de la época de Kant- y no podían ser
otras. Había un espacio absoluto y un tiempo absoluto, y en ellos ocurrían los
fenómenos físicos tal como lo explicaba la mecánica de Newton
. Las relaciones
espaciales no podían ser otras que aquellas descriptas por la geometría de
Euclides. Por otra parte, Kant consideraba que la lógica no había tenido ningún
desarrollo significativo después de Aristóteles. Hay, además, para Kant,
conceptos subjetivos que, si bien aplican a todo lo que llamamos experiencia,
son integrantes de nuestra constitución mental y, por consiguiente, a priori.
Estos conceptos subjetivos están agrupados en cuatro tríadas de cantidad,
cualidad, relación y modalidad. En estas doce categorías (o principios puros del
entendimiento) quedaba involucrado el tema central de la filosofía de la ciencia
que es la causalidad. Su análisis de las categorías deriva del silogismo
aristotélico.
De esta manera, la teoría del conocimiento de Kant quedó sustentada en la
ciencia de la época: Aristóteles, Euclides, Newton. Lo que Kant no pudo prever
fue que esa ciencia no era inmutable: treinta años después de presentar su
teoría como un sistema final, acabado, las geometrías no euclidianas de Bolyai
y Lobatchewski
derrumbaron la concepción del espacio como síntesis a priori, al
introducir por primera vez la distinción entre las geometrías como disciplinas
teóricas, de las cuales hay una pluralidad, y el espacio físico cuyas
características no podían ser descubiertas por pura especulación filosófica sino
ser establecidas por la ciencia empiricia. Einstein habría de demostrar que estas
carácterísticas no se adaptaban a la geometría de Euclides, pero sí estaban
representadas por una de las geometrías no-euclidianas que habían sido
concebidas teóricamente. Su teoría de la relatividad pondría también en
evidencia que, a muy grandes velocidades (próximas a la velocidad de la luz),
las relaciones temporales no eran representables intuitivamente.
Paralelamente a esos desarrollos, la lógica formal, en un movimiento que
culminaría en Frege
y en Russell, sufriría una total transformación dentro de la
cual la silogística aristotélica ocuparía un lugar secundario, considerado apenas
7
Kant (1988)
3
Matemática Educativa en Línea (MEeL)
Seminario: Epistemología y Sistemas Complejos
Rolando García
El conocimiento en construcción
De las formulaciones de Jean Piaget a la
teoría de los sistemas complejos
como un importante referente histórico. Y para completar el panorama,
mencionaremos sólo que los problemas del infinito en las matemáticas (a los
cuales hace referencia Russell en el texto antes citado), que tanto habían
preocupado a los filósofos, quedaron fuera del alcance de sus especulaciones
con el desarrollo del álgebra a fines del siglo XIX y, en particular, con la obra de
Cantor
.
Queda así justificado que hayamos designado como “derrumbe epistemológico”
al colapso de las explicaciones que había elaborado la filosofía especulativa
para fundamentar la ciencia.
No fue el caso de que la filosofía haya reaccionado de inmediato ante esta
situación, o que la mayoría de los filósofos se percataran de los alcance y de la
profundidad de esa revolución. Hubo filósofos que sí lo advirtieron pero tuvieron
una actitud de rechazo. Henri Bergson
, considerado el más importante filósofo
francés de la época, se atrevió a publicar un libro
8
en el cual la emprende contra
la teoría de la relatividad e intenta demostrar los “errores” de Einstein sobre el
concepto de tiempo (en particular con respecto a “la relatividad de la
simultaneidad” que Einstein hace desprender de los sistemas de referencia).
Einstein no contestó directamente a Bergson, sino a través de una carta a un
amigo común, en la cual dice: “Es lamentable que Bergson se equivoque tan
gravemente. Su error es de orden puramente físico, e independientemente de
toda discusión entre escuelas filosóficas”.
9
La teoría general del conocimiento sustentada en los medios académicos en la
primera mitad del siglo fue recibiendo, indudablemente, el impacto de la
situación que hemos descripto. Diversos sectores de la Filosofía intentaron
construir puentes entre las nuevas conceptualizaciones de la ciencia y las
elucubraciones de los grandes sistemas filosóficos, pero el abismo entre las
fundamentaciones que se ofrecían para el conocimiento común (pre-científico) y
las conceptualizaciones y teorías de la ciencia se fue profundizando. En este
contexto, fue inevitable que en los cursos de filosofía del mundo académico,
quedara una “teoría del conocimiento” que ignoró los serios problemas de
fundamentación que presentaba la ciencia surgida de aquella revolución. Como
contrapartem en los cursos de Filosofía de la Ciencia, que estuvieron a cargo de
científicos, se analizaron los nuevos conceptos y teorías, pero sin conexión con
una teoría general del conocimiento.
Para quienes provenían del campo de la ciencia quedó cada vez más claro que
la filosofía especulativa, cuyos sistemas se basaban en “ideas puras”,
“intuiciones”, “esencias”, “universales” o cualquier otra forma de apriorismo,
fracasaba en sus intentos de fundamentar la nueva ciencia. Por otra parte, si
bien dicha situación parecía mostrar la necesidad de buscar un apoyo sólido en
“la experiencia”, las corrientes empiristas, desde el empirismo inglés de los
siglos XVII y XVIII, hasta los empiristas alemanes de la época de Mach
, a fines
del siglo XIX y principios del XX, no ofrecían bases suficientes para una teoría
general del conocimiento. El tema convocó a físicos, matemáticos, lógicos,
8
Bergson (1922)
9
Véase el artículo “Einstein y Bergson” en la revista Science, 1964.
4
1 Introducción: Epistemología y
Teoría del Conocimiento
biólogos, sociólogos y filósofos con sólida formación científica quienes, en forma
individual o asociados en grupos que devinieron célebres, acometieron la
empresa de formular un empirismo científico
riguroso, desde el cual realizar un
estudio crítico de la ciencia, analizar sus fundamentos y dar una respuesta
racional a los problemas generales del conocimiento.
Baste con citar los nombres de Bertrand Russell, de Karl Popper
o W.V.O.
Quine, como ejemplos de filósofos que individualmente ejercieron una enorme
influencia, o mencionar a los grupos conocidos como Círculo de Viena y Círculo
de Berlín, para dar una idea de la magnitud y el nivel de los esfuerzos
realizados por las corrientes empiristas en la primera mitad del siglo XX. No es
necesario ampliar la lista para percibir que en ninguna otra época de la
humanidad el análisis de los problemas del conocimiento contó con tal
convergencia de contribuciones provenientes de los más altos niveles del
pensamiento científico y filosófico.
No cabe duda de que en ese período se realizaron aportes de trascendental
importancia para clarificar conceptos fundamentales de la ciencia. Sin embargo,
su reacción contra la filosofía especulativa fue excesiva. Desde el empirismo
lógico que fue la forma a la vez más avanzada y extrema de esas corrientes, se
lanzó una draconiana ofensiva antimetafísica que implicaba una severa
amputación de la Filosofía, a través de una teoría de la significación que negaba
sentido a toda proposición que no cumpliera con reglas estrictas de
verificabilidad. El fundamento último de toda proposición significativa y a fortiori,
de todo enunciado científico, estaba en la experiencia sensorial.
10
Es en este contexto donde entra en escena la Epistemología Genética. Piaget
utilizó el término “epistemología” para referirse a su concepción del
conocimiento. Rara vez usó la expresión “teoría del conocimiento”. Esta
elección no fue arbitraria. Por el contrario, la adopción del término tuvo
fundamentos teóricos que, para ser comprendidos, requieren la consideración
del contexto histórico que acabo de mencionar.
Piaget coincide con el empirismo en negarle a la filosofía especulativa
capacidad para fundamentar tanto el conocimiento científico como los
conceptos más básicos del conocimiento común (espacio, tiempo, causalidad).
Pero reivindica la función de la filosofía en su impactante libro Sagesse et
illusions de la philosophie
11
(traducido como Sabidurías e ilusiones de la
filosofía). En el debate donde se discutió el libro mencionado, con la
participación, entre otros, de Paul Ricoeur
, Paul Fraisse y René Zazzo, Piaget
aclara su posición frente a este problema cuando niega que sea posible
establecer una división tajante entre ciencia y filosofía, y afirma que “la filosofía
ha sido la matriz de la ciencia, y continúa siendo sin duda la matriz de ciencias y
de nuevas perspectivas que hoy no podemos aún entrever, pero sólo lo será en
la medida en que no se encierre en sistemas y no crea que genera el
conocimiento”.
12
Por otra parte, Piaget valoriza al mismo tiempo una actividad
que se ocupa de problemas “mucho más amplios que el conocimiento, y que
10
Véase capítulo 7.
11
Piaget (1965)
12
Véase ka transcripción del debate en Raison Présente, n° 1, París 1966.
5
Matemática Educativa en Línea (MEeL)
Seminario: Epistemología y Sistemas Complejos
Rolando García
El conocimiento en construcción
De las formulaciones de Jean Piaget a la
teoría de los sistemas complejos
conciernen al sentido de la vida, la posición del hombre frente al universo o
frente a la sociedad”, los cuales, declara, “rebasan no sólo la ciencia sino el
conocimiento en general”, puesto que en ese caso no se trata únicamente de
conocer, “se trata de decisiones, de obligaciones, de tomar partido”. Aquí
interviene “una mezcla de información, de síntesis de todo los que uno puede
conocer”, pero también de actitudes y compromisos que “sobrepasan el
conocimiento”. A esto Piaget llamó “sagesse” que no es traducible precisamente
por “sabiduría”, a menos que se aclare que allí participa también lo que suele
llamarse “la sabiduría del sentido común”.
Con estas consideraciones Piaget establece los límites de su coincidencia con
el empirismo lógico: concuerda en negarle a la filosofía injerencia alguna en la
dilucidación de los problemas de fundamentación del conocimiento, pero
rechaza su propuesta empirista y, particularmente, la teoría del significado en la
cual se basa.
Crisis del empirismo
Piaget coincide con el empirismo lógico en la reivindicación de la teoría del
conocimiento como dominio exclusivo de la ciencia. Sin embargo, es en este
mismo campo donde sus diferencias son más profundas. La situación tiene
carácter paradójico puesto que ambas posiciones adjudican a la ciencia el papel
de juez y sin embargo las diferencias no pudieron ser dilucidadas dentro del
campo de la ciencia. Este será precisamente el punto en el cual Piaget
concentrará su ataque contra todas las formas de empirismo. Su argumento es
sólido. Tomemos por ejemplo, como referencia, la formulación de Reichenbach
que parece sintetizar el “credo” común de todo empirismo: “la observación
sensorial es la fuente primera y el juez último de todo conocimiento”.
13
La
pregunta que formuló Piaget a este respecto quedó sin respuesta: ¿cuáles con
las observaciones, las experiencias, las evidencias empíricas, que han
permitido sustentar la afirmación de que efectivamente la observación sensorial
es la fuente primaria del conocimiento?
La ausencia de respuesta dio pie al comentario irónico de Piaget: “El empirismo
nunca pudo demostrar empíricamente los fundamentos de su posición”. Más
importante que esa ironía es el hecho de que la escuela ginebrina haya podido
montar una impresionante cantidad de experiencias, en el marco de la
Psicología Genética creada y desarrollada para ese fin por Piaget, que dejaron
sólidamente fundamenta la posición antiempirista tan característica del
constructivismo Piagetano.
No fueron, sin embargo, las experiencias psicogenéticas –muy mal conocidas
por la filosofía “oficial”- las que provocaron la crisis del empirismo hacia
mediados del siglo. La crisis fue declarada desde el propio corazón de la
escuela empirista. En este punto creo que la forma en que tuvo lugar su
declinación merece el más profundo homenaje a la seriedad y la honestidad
intelectual de algunos de los grandes empiristas del siglo, como trataré de
13
Reichembach (1951), p. 75
6
1 Introducción: Epistemología y
Teoría del Conocimiento
demostrar. Nadie puede ignorar los extraordinarios logros de las corrientes
empiristas que hemos mencionado, tanto en el campo de la lógica –
prácticamente creada en el presente siglo- y en la fundamentación de las
matemáticas, como en el análisis crítico de las teorías científicas. Creo, sin
embargo, que no se ha destacado suficientemente la impresionante labor
realizada por algunos de esos grandes empiristas al intentar llevar a sus últimas
consecuencias el análisis de la validez de su propia posición epistemológica.
Mencionaré sólo tres de esos intentos, que considero los más significativos.
Ellos corresponden a tres de los grandes lógicos del siglo XX: Rudolf Carnap
,
Bertrand Russell y W.V.O. Quine. La idea central fue la misma: si la fuente del
conocimiento está en la experiencia sensorial (que Quine calificó más
rudamente como “irritación de nuestras terminaciones nerviosas”), habría que
mostrar el camino por el cual, a partir de tales datos sensoriales, se llega a las
abstracciones de las conceptualizaciones científicas, o aun a los conceptos que
se manejan en el “conocimiento natural” (no científico). Los resultados, de lo
que me atrevería a calificar como los grandes experimentos epistemológicos de
la historia fueron negativos, y Russell lo declara en su última obra filosófica, El
conocimiento humano, formulándolo con toda honestidad, aunque con mucha
suavidad: “El empirismo como teoría del conocimiento ha mostrado ser
inadecuado”.
14
Por su parte Quine, más melancólicamente, pero en forma más terminante, tuvo
que declarar: “hemos dejado de soñar (sic) con deducir la ciencia a partir de los
datos sensoriales”
15
. Piaget pudo haber respondido a uno y a otro algo que dijo
irónicamente en otro contexto: “Yo he demostrado empíricamente que el
empirismo no puede dar cuenta de la construcción del conocimiento”.
No deja de ser motivo de asombro –por lo menos para quien esto escribe-, que
el empirismo continúe vigente y que sea todavía para un gran porcentaje de
científicos, en todos los niveles y en todas las latitudes, un credo indiscutible, no
obstante haber sido descalificado, tanto por la imposibilidad de cumplir con su
programa (como en los casos que hemos citado: Carnap, Russell, Quine), como
por la refutación de sus hipótesis de base contenida en la monumental obra de
investigación psicogenética e histórica realizada por la escuela piagetiana. La
conjunción de ambos tipos de resultados implicó la situación que considero
justificado declarar como el segundo gran derrumbe epistemológico del siglo
XX. Así como la filosofía tuvo que renunciar, a principios del siglo XX, a ser la
que explicara los conceptos básicos de la ciencia, de la misma manera el
empirismo científico tuvo que renunciar a ser el que fundamentar las bases del
conocimiento común.
Ni desde los más altos niveles de abstracción de la especulación filosófica se
había logrado asentar una teoría general del conocimiento; ni desde el rigor de
una ciencia empírica, sólidamente fundada en la nueva lógica y la nueva
matemática que se desarrolló en el siglo XX, se había podido establecer una
epistemología asentada sobre bases sólidas. Ni apriorismo, ni empirismo. Pero,
14
Russell (1944 b)
15
(Quine 1969)
7
Matemática Educativa en Línea (MEeL)
Seminario: Epistemología y Sistemas Complejos
Rolando García
El conocimiento en construcción
De las formulaciones de Jean Piaget a la
teoría de los sistemas complejos
entonces ¿cuáles son las bases de todo ese cúmulo de conocimientos que han
podido ejercer tal dominio sobre la naturaleza y explicar tantos fenómenos
naturales? ¿En qué consiste “explicar”?
Estas son las preguntas que se propone contestar el constructivismo. De hecho,
toda la obra piagetiana giró en torno a ellas. La originalidad de esa obra
consistió en haber tomado la decisión (que algunos de sus críticos consideraron
escandalosa) de ir a buscar respuestas en el comportamiento de los niños,
desde el nacimiento hasta la adolescencia, antes de buscarla en la historia de la
ciencia.
La decisión no fue arbitraria, ni tampoco fruto de deformación profesional, como
pudieran pensarlo quienes ignoran que Piaget no comenzó estas indagaciones
a partir de la psicología, sino que llegó a la psicología buscando respuestas a
los interrogantes que le plantearon sus inquietudes epistemológicas.
Hemos visto al comenzar que el término “épistémologie” (epistemología) tomó
carta de ciudadanía en la lengua materna de Jean Piaget con el sentido preciso
de una teoría del conocimiento científico. ¿Cómo se enlaza esta acepción con
las investigaciones psicogenéticas centradas en la niñez? En el capítulo 2
mostraremos cómo una teoría constructivista (no empirista) debió
necesariamente postular la continuidad funcional de los procesos cognoscitivos
desde la infancia hasta los más altos niveles de la ciencia, lo cual significa que
el conocimiento que se adquiere en un período cualquiera no se presenta ex
nihilo sino que está preparado por etapas anteriores. Resulta claro, por otra
parte, que cada sociedad reconoce, a través de sus instituciones (familiares,
escolares, académicas) niveles de conocimiento que se suceden a lo largo de la
vida de un individuo y de las propias instituciones. La explicación de lo que
llamamos “conocer”, “comprender”, “explicar” habrá de surgir, por consiguiente,
de la investigación de los procesos de cambio de un nivel a otro, más que del
análisis de los estados en cada período o en cada nivel. Y esa investigación
lleva necesariamente a considerar niveles cada vez más elementales, sin
posibilidad, en el estado actual de la ciencia, de retrotraer el estudio más allá
del nacimiento, pero con creciente necesidad de tomar en cuenta los procesos
biológicos que lo preceden. La psicología y la epistemología que estudian esos
procesos fueron calificados por Piaget, con toda propiedad, como Psicología
Genética y Epistemología Genética, en tanto su objetivo era estudiar la génesis
del conocimiento. Los biólogos, que han monopolizado el término “genética”,
utilizado primero como adjetivo y luego como sustantivo, suelen protestar por su
uso en las dos disciplinas piagetianas. No es necesario recordar que Moisés
precedió por mucho a Mendel en referirse a “génesis”. En cuanto a “genética”
(“génétique” en francés) el Diccionario histórico de la lengua francesa ya
mencionado señala que “fue primero un término filosófico, en el sentido de
‘relativo a la génesis de alguna cosa’, y luego empleado en fisiología como
variante de ‘genésico’”,
El uso que hace Piaget del adjetivo “genética” rescata, por consiguiente, el
sentido primigenio del término, y su definición de la Epistemología Genética
(que será también su programa de trabajo) como “el estudio de los mecanismos
8
1 Introducción: Epistemología y
Teoría del Conocimiento
del desarrollo de los conocimientos”
16
constituye una síntesis del proceso que
hemos llamado describir. Mantiene el sentido original del término epistemología,
como teoría del conocimiento científico, pero estudia su génesis llegando a las
formas más elementales en el nivel de la niñez, y muestra que no hay
discontinuidad en los mecanismos constructivos. La epistemología que
comenzó referida solamente al dominio restringido del conocimiento científico,
pasa a dar un salto –que no considero exagerado llamar revolucionario- para
convertirse en una teoría general del conocimiento.
Sin embargo, estaríamos otra vez de regreso en la filosofía especulativa si
dicha síntesis no tuviera una base rigurosamente científica, es decir, si no
estuviera sujeta a las exigencias del test de la experiencia. Con la creación de la
Psicología Genética, cuyo espectacular desarrollo hizo a Piaget más famoso
que su epistemología, quedó constituido el campo experimental en los niveles
elementales (del nacimiento hasta la adolescencia), mientras que la Historia de
la Ciencia proveería luego el material empírico (la experiencia histórica) en los
más altos niveles del conocimiento científico. La teoría del desarrollo
cognoscitivo planteada desde la epistemología y basada en los resultados
empíricos de la investigación psicogenética y el análisis histórico-crítico de los
conceptos y teorías se constituyó así en la primera teoría del conocimiento,
científica e integrada, en la historia del pensamiento.
Como señalé en el Prefacio, si bien en esta obra tomo como base la inmensa
producción de la Epistemología Genética, haré un replanteo de sus
formulaciones que toma en cuenta desarrollos posteriores. Por esta razón
utilizaré preferentemente la expresión “epistemología constructivista” (en lugar
de “genética” o me referiré a ella brevemente como “constructivismo”.
Antes de entrar en los capítulos donde serán expuestas las bases de la
epistemología constructivista, se hace necesario diferenciar los planteamientos
que defenderé en la presente obra de algunas corrientes en boga. Haré para
ello referencia a ciertos autores, dejando en claro que se trata de una selección
muy particular dentro de la gran divergencia de opiniones que se presentan en
la filosofía de la ciencia actual acerca de la epistemología. Si fuera mi propósito
hacer un análisis detenido de tales posiciones, o aún caracterizar, a través de
ellas, las corrientes de la filosofía contemporánea, se requeriría una selección
de autores mucho más amplia y diversificada y tendría que recurrir el
pensamiento europeo llamado “continental” en el mundo de habla inglesa. Tal
análisis rebasaría los límites del presente texto.
Por otra parte, la elección de los autores, dentro de lo que es prácticamente
“una misma escuela”, responderá sólo al siguiente criterio; únicamente serán
consideradas las concepciones del conocimiento y de la epistemología muy
características, cuya confrontación obligue a establecer con mayor pre-cisión
los alcances y los límites de la propuesta constructivista. Obviamente las
referencias que se hagan a ellos (autores de extensa y difundida producción)
estarán restringidas a una pocas citas que considero representativas de dichas
concepciones.
16
[EEG1], p. 14.
9
Matemática Educativa en Línea (MEeL)
Seminario: Epistemología y Sistemas Complejos
Rolando García
El conocimiento en construcción
De las formulaciones de Jean Piaget a la
teoría de los sistemas complejos
Al rescate del empirismo: la epistemología naturalizada
El más importante esfuerzo de rescate del empirismo fue realizado por Quine, a
quien el filósofo de Harvard Hilary Putnam
designó como “el más grande de los
positivistas”. Como hemos visto, Quine había renunciado a construir la ciencia a
partir de los datos sensoriales y con ello su teoría del conocimiento había
quedado sin sustentación. Pero reivindicó siempre la base empirista del
conocimiento, con lo cual se vio obligado a hacer un detour sorprendente:
La vieja epistemología aspiraba a contener, en cierto sentido, la ciencia
natural; la cual sería constituida de alguna manera desde los datos
sensoriales. La epistemología en su nuevo marco (in a new setting),
inversamente, está contenida en la ciencia natural, como capítulo de la
psicología.
17
El tema es retomado por Quine en varias obras. En The Roots of Reference lo
plantea más explícitamente en las dos primeras líneas: “¿Cómo es que, dada la
sola evidencia de nuestros sentidos, llegamos a nuestra teoría del mundo?”.
18
Quine subraya a este respecto que la información que llega a nuestros sentidos
es muy limitada: “proyecciones ópticas bidimensionales e impactos varios de
ondas sobre nuestros tímpanos, algunas reacciones gaseosas en los conductos
nasales, and a few kindred odds and ends (…). ¿Cómo es posible que podamos
tener esperanza de poder descubrir algo sobre el mundo externo a partir de tan
magras trazas?” . Su respuesta es “hacer libre uso de la ciencia en sus
esfuerzos para determinar cómo el hombre pudo sacar el mayor partido posible
de dichas limitadas fuentes”.
19
Quine adopta aquí una posición –que él llama “naturalismo”- apoyándose en la
psicología y en la ciencia natural para caracterizar su concepción de la
epistemología:
El naturalismo no repudia la epistemología, pero la asimila a la psicología. La
misma ciencia nos dice que nuestra información acerca del mundo está
limitada a la irritación de nuestras superficies; y luego el problema
epistemológico es, a su vez, un problema dentro de la ciencia: el problema de
cómo nosotros, animales humanos, hemos podido arreglarnos para poder
llegar a la ciencia con tan limitada información. Nuestro epistemólogo
científico prosigue sus investigaciones y nos da una explicación que tiene
mucho que ver con el aprendizaje del lenguaje y con la neurología de la
percepción.
20
¿Cómo se compatibiliza esta concepción con su anterior toma de distancia con
el empirismo [“hemos dejado de soñar don deducir la ciencia a partir de los
datos sensoriales”]? No hay de hecho una contradicción, porque Quine
mantiene la coherencia haciendo retroceder su empirismo, sin abandonarlo. Ya
no habla de datos sensoriales sino de “irritación de nuestras superficies” (que
17
Quine (1969), p. 83.
18
Quine (1973), p. 2.
19
“to make a free use of science in his effort to determine how men could make the most of those
limited resources.”
20
Quine (1986), p. 72.
10
1 Introducción: Epistemología y
Teoría del Conocimiento
en otros escritos designa más claramente como “irritación de las terminaciones
nerviosas”). La diferencia está en que Quine parece querer desprender la
conciencia (awareness) de toda posible inferencia y recurrir al más “puro”
referente empírico. Y esto lo manifiesta explícitamente:
Claramente yo no expongo una traducción de ciencia natural en términos de
datos sensoriales (sense data) o estimulación sensorial. Yo enfatizo que
nuestros datos con respecto al mundo externo nos llegan sólo a través de
estimulación sensorial.
21
A partir de allí surgen dos interrogantes para las cuales no encontramos
respuestas en ninguna de sus obras. La cita precedente termina con una
afirmación que se asemeja a un salto en el vacío: “Nuestro epistemólogo
científico prosigue sus investigaciones, y nos da una explicación que tiene
mucho que ver con el aprendizaje del lenguaje” ¿Cuáles son las investigaciones
del epistemólogo científico, en función del psicólogo, que condujeron a tal
explicación? ¿En qué consistió la explicación que permitió pasar, de las
“irritaciones de las terminaciones nerviosas” al lenguaje?
El lenguaje es para Quine el punto de apoyo que pedía Arquímedes para mover
el mundo (en este caso sería el mundo del conocimiento y de la ciencia):
Queremos saber cómo el hombre puede haber logrado alcanzar las
conjeturas y las abstracciones que intervienen en una teoría científica.
¿Cómo podemos seguir tal investigación mientras hablamos de objetos
externos, excluyendo ideas y conceptos? Hay una manera: podemos hablar
del lenguaje. Podemos hablar de hombres concretos y de sus sonidos
(noises) concretos. Las ideas son como sean (ideas are as may be) pero las
palabras están afuera donde podemos verlas y oírlas. Y las teorías
científicas, por muy especulativas y por muy abstractas que sean, están en
palabras (are in words) (…) no hay teorías aparte de las palabras.
22
En el contexto del presente capítulo comentaremos dos puntos primordiales,
dejando para más adelante (capítulo 7) una crítica más detenida acerca de tal
concepción de las teorías. El primero concierne a las investigaciones
psicológicas; el segundo, a la concepción general de ciencia natural.
El aspecto más llamativo de los textos que hemos citado no es sólo la evidente
carencia de investigación psicológica que le sirva de base, sino el hecho de
pasar por alto completamente el desarrollo cognoscitivo del niño antes de la
adquisición del lenguaje. Los más sorprendentes resultados de las
investigaciones psicogenéticas de la escuela piagetiana consistieron quizás en
poner de manifiesto la enorme riqueza de la actividad cognoscitiva
precisamente en ese período, y la ineludible necesidad de dar cuenta de ese
desarrollo en una teoría epistemológica. Por otra parte, el cúmulo de
investigaciones psicolíngüísticas realizadas en el último cuarto de siglo tornan
insostenible el conductismo al cual adhiere Quine. Paradójicamente, la manera
en que Quine explica cómo se desarrolla el lenguaje del niño, en las obras
citadas cae, por falta de base empírica, en el terreno de la filosofía puramente
especulativa, contra la cual se levantó originariamente el empirismo científico.
21
Quine (1997), p. 364.
22
Quine (1973), p. 35.
11
Matemática Educativa en Línea (MEeL)
Seminario: Epistemología y Sistemas Complejos
Rolando García
El conocimiento en construcción
De las formulaciones de Jean Piaget a la
teoría de los sistemas complejos
El segundo de los puntos que nos preocupa (de los dos antes mencionados)
concierne a la concepción quineana de la ciencia. En The Roots of Referente
leemos:
Nuestra disociación de los viejos epistemólogos (the old epistemologists) ha
traído libertad y responsabilidad. Ganamos acceso a los recursos de la
ciencia natural y aceptamos las restricciones metodológicas de la ciencia
natural. En nuestra explicación de cómo puede adquirirse la ciencia no
procuramos justificar la ciencia por una filosofía anterior y más firme, pero
tampoco mantenemos standards menores que la ciencia.
23
En Theories and Things, Quine agrega alguna aclaración caracterizando la
ciencia natural:
…como una investigación de la realidad, falible y corregible pero que no debe
responder a un tribunal supracientífico, y no necesita justificación alguna más
allá de la observación y del método hipotético-deductivo.
24
(énfasis agregado)
En el capítulo 7 sostenemos que las grandes polémicas dentro de la física, que
se desarrollaron en el siglo XX fueron fundamentalmente de carácter
epistemológico, y allí retornaremos sobre el tema, pero adelantamos que no
creemos que la concepción de la ciencia que hemos citado de los textos de
Quine permita enfrentar esas problemáticas.
Epistemología y valores
Las posiciones de Quine están en una franja del espectro que forman las
concepciones sobre la epistemología. En otro sector, bastante alejado,
encontramos una multiplicidad de autores, de los cuales nos referiremos sólo a
dos influyentes filósofos de la ciencia que cuestionan el uso monopólico del
término “conocimiento” por parte de la ciencia. En ambos casos encontramos
una crítica profunda de ideas prevalecientes aun en círculos científicos y
filosóficos, sobre conceptos tales como “ciencia” y “racionalidad”. Ambos hacen
críticas desde dominios diferentes, aunque vinculados por la denominación
genérica de “valores”, y por su rechazo de la dicotomía hechos/valores como
categorías independientes desde el punto de vista epistemológico.
Nelson Goodman inicia el primer capítulo de su libro (provocativo desde el título
mismo) Of Mind and Other Matters,
25
con la siguiente declaración de propósitos:
Este capítulo examina y asume la tarea de reformar algunas nociones
corrientes con respecto a la cognición y su rol en la ciencia, el arte y la
percepción.
La tesis correspondiente es anunciada con precisión desde un comienzo:
Estoy de acuerdo con que emociones y sentimientos son requeridos en la
experiencia estética; pero no son separables de los aspectos cognitivos de la
experiencia, ni agregados a ellos. (p. 7)
23
Op. Cit. P. 34.
24
Quine (1986), p. 72
25
Goodman (1990)
12

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