8
El presente actual en constante explosión se encuentra con una variedad creciente de grupos de edad,
producto de esta diversificación: niños, púberes, adolescentes, jóvenes, jóvenes adultos, maduros,
mayores, tercera edad, gerontes, y hasta comienza a surgir una cuarta edad.
Tanto adolescencia como juventud son categorías construidas social e históricamente, y articulan un
material escaso. Las diferencias entre estas categorías responderán al tipo de cultura al que nos
refiramos. Por lo tanto, adolescentes y jóvenes serán todos aquellos que una determinada sociedad
considere como tales. Para aclarar de qué se habla cuando se habla de jóvenes, primero hay que
detenerse en las características que definen a un adulto normal, para luego ver qué es lo que conduce
hasta él.
Un adulto se define como alguien que h establecido su vida al margen de su familia de origen, que se
autosustenta, que ha construido su propia familia, que tiene hijos, que ha definido exitosamente un
destino laboral. Entonces, ¿qué sería la juventud? Ese periodo de mora, en el cual cierto segmento de la
población llegado a la madurez sexual, a su plena capacidad biológica para reproducirse, no termina de
consumarse como un adulto y se encuentra a la espera de adquirir los atributos que lo identifiquen
como tal. En esa moratoria, en ese periodo de espera, estarían los jóvenes.
En una sociedad como la nuestra, es necesario plantear la coexistencia de distintas sociedades en una
misma sociedad. Distintas clases sociales tendrán distintos tipos de maduración social. No todos los
individuos que tienen la edad de ser jóvenes se encuentran socialmente en la misma situación. Casi no
hay juventud en los sectores populares.
En la definición social del modelo de la juventud está operando un sistema de dominación social que
hace aparecer como jóvenes sólo a los miembros de una clase, excluyendo implícitamente a los
miembros de otras clases que no acceden objetivamente a la moratoria social. De una o de otra manera,
los enfoques de la moratoria social reproducen este modelo de dominación social en sus esquemas
conceptuales.
(MORATORIA SOCIAL: Equivale a la idea de “tiempo muerto” en la búsqueda de la identidad, al
constituir un momento de intensa interacción con el entorno, ya sean personas, objetos, sentimientos,
etc. aplazando las posibles consecuencias, convirtiéndose así en una especie de “campo de pruebas”. Por
ello, se trata de una especie de experimentación, que es comprendida y permitida externamente por
quienes rodean al individuo. La moratoria facilitaría el desarrollo del yo y la percepción personal de lo
que da sentido a la vida; en suma, se facilita el desarrollo de la identidad.)
La adolescencia aparece como el periodo previo a la juventud o en menor medida como la primera
juventud, y supone el momento problemático en que se consuma la madurez corporal y se discute por
primera vez la herencia familiar en la constitución de la personalidad. De modo que se manifiesta como
un período de crisis en el que se asumen nuevas posiciones de rol junto con una corporalidad en
desarrollo. Es una etapa transicional.
El período adolescente escenifica una crisis: por un lado un abandono, una pérdida, la del cuerpo y el
lugar del niño, y por otro, una búsqueda, la de la identidad en el mundo adulto. La crisis se manifiesta en
el cuestionamiento que el adolescente hace del sistema de referencias que constituyen la identidad que
ha heredado de la familia. La adolescencia comienza en lo corporal con la madurez sexual y en lo
psicosocial con el cuestionamiento de esta herencia recibida, y a través de las búsquedas posteriores
afirma la necesidad de constituirse frente al mundo de los padres, en oposición y conflicto frente al
mismo. La familia otorga una historia en la que se es individualizado, y la adolescencia supone el primer
paso en la construcción autónoma de esa nueva historia que constituirá la nueva identidad. Es por ello
que aparece como un período crítico en el que sobreviene la madurez psicológica propia de la
constitución del adulto promedio sano: con un nuevo sistema de identificaciones que lo defina y una
forma de sexualidad asumida.