Contexto de surgimiento
Freud, Charcot y Bernheim
Freud
era judío en una época de imperante antisemitismo (discriminación hacia los judíos), lo
cual propiciaba un sentimiento de exterioridad con respecto de los demás, Freud dice que este
sentimiento de no sentirse parte de la mayoríafue importante en la producción del psicoanálisis,
en tanto teoría que fue contundentemente atacada en sus inicios por una inmensa mayoría. Como
Freud ya estaba acostumbrado a sentirse así, logró seguir construyendo su teoría a pesar de todo.
Freud valora muchísimo el arte, y toma en gran medida a la literatura, poesía y arte en general para
producir su teoría. Dice que los artistas logran llegar a lo mismo que llega el psicoanalista, pero
con mayor facilidad y más rápido.
Freud es neurólogo y en ese sentido tiene una fuerte formación médica. Formación que se da en
pleno auge del positivismo. Abre un consultorio como neurólogo, y en tanto neurólogo, trabaja con
pacientes con afecciones nerviosas, denominados como neuróticos.
Breuer trabaja el caso de Ana O. entre 1880 y 1882. Crea el método catártico. Breuer le presenta
a Freud a un otorrinolaringólogo llamado Fliess que pensaba que todas las personas eran
bisexuales, idea de la cual Freud luego se apropia para introducirla a su teoría.
En 1885 Freud gana una beca para pasar un semestre en el hospital Salpetriere, dirigido por
Charcot. Este último era un renombrado psiquiatra y neurólogo, que tenía teorías sobre la
hipnosis y la histeria. Consideraba que la histeria tenía una determinada base neurológica, y
que mediante la hipnosis era posible “quitar” algunos de los síntomas histéricos como la parálisis en
las extremidades. Quizás uno de los “descubrimientos” más grandes de Freud es que más adelante,
cuando construye su teoría, concibe al síntoma como algo que “habla” por sí mismo, en tanto
muestra algo que no se puede verbalizar. Esto es debido, en parte, a que
los síntomas de las
mujeres con histeria se presentaban a pesar de no tener ninguna base orgánica que los
sustente, estas pacientes a veces tenían una ceguera o ciertas parálisis a pesar de que, en términos
orgánicos, no deberían tener dichos síntomas.
En 1889 Freud viaja nuevamente a Francia, a la escuela de hipnosis de Nancy y conoce a
Bernheim, quien tenía un desarrollo importante en hipnosis. Consideraba, al contrario de
Charcot, que lo esencial en la histeria era la sugestión y, además, que casi todo el mundo era
sugestionable, a diferencia de Charcot que consideraba que solo las mujeres histéricas eran
sugestionables. Bernheim trabajaba mucho la sugestión hipnótica, y hacía experimentos en
donde, además de “quitar” los síntomas de sus pacientes, también les inducía a realizar acciones o a
tener conductas. Estos pacientes, cuando se les preguntaba sobre dichas conductas, no sabían
porque las estaban haciendo, lo cual le da la pauta a Freud de que las personas tienen
conductas que no eran conscientes. Es decir, que existe algo que puede operar como causa de una
conducta, sin que nosotros seamos conscientes de ese “algo”.
Freud inicia en 1890 su autoanálisis, a partir de éste construye gran parte de los aspectos más
importantes de su teoría. En este sentido, es posible ver una gran ruptura con los postulados
positivistas de la época, postulados que plantean que el investigador/observador debe ser exterior al
objeto de investigación, que lo subjetivo no tiene lugar en el proceso de construcción de la teoría
científica.
Además del autoanálisis, Freud otorgaba a la clínica y a sus pacientes un lugar fundamental en la
construcción de su teoría;
aprendía constantemente de sus pacientes, pacientes que
predominantemente eran mujeres con histeria. Esto es sumamente importante en el contexto de
clínica psicoanalítica,
nunca se debe anteponer la teoría a la clínica, sino que el contexto clínico,
y en ese sentido, los pacientes, siempre son antepuestos a la teoría, en el sentido de que sea la
clínica la que permanentemente ponga en cuestión los postulados teóricos.
Es decir; la teoría no debe ser considerada como una verdad inmutable que se aplica de manera
rígida en la terapia, sino que debe estar en constante diálogo con la experiencia clínica y la realidad
de los pacientes.
Algunos ejemplos de está construcción teórica a partir de su autoanálisis y del trabajo con sus
pacientes son, por ejemplo, el complejo de Edipo.
Freud abre un consultorio en donde utiliza un método directivo, paternalista, en donde trata a sus
pacientes de manera física (hidroterapias, etc.) y moral (especie de pedagogía moral indicando a
sus pacientes como llevar adelante su vida), y además una metodología de sugestión hipnótica.
Así, comienza a tratar con hipnosis a pacientes con histeria y con neurosis.
La sugestión hipnótica es un método mediante el cual se hipnotiza al paciente, y se lo sugestiona
(se lo convence) diciéndole que cuando despierte de esa hipnosis, su síntoma va a desaparecer.
Mediante su práctica con pacientes, Freud comienza a percibir que la sugestión es de corto
alcance; si bien los síntomas desaparecen durante un tiempo, al final terminan por volver a aparecer,
por lo que es necesario volver a hipnotizar al paciente para quitarle ese síntoma nuevamente. En este
sentido, Freud plantea que esto se debe a que la sugestión hipnótica solo trata al síntoma (es un
trabajo cosmético), pero no trata a la causa de este, y que, por lo tanto, lo necesario es trabajar con
aquello que ocasiona el síntoma. Más adelante Freud dirá que el tratamiento psicoanalítico, en
tanto que, si trabaja con la causa del síntoma, es como una cirugía (lleva más tiempo, puede
provocar dolor, es más trabajoso, pero trabaja con la causa del síntoma). Está analogía manifiesta
su formación predominante médica.
Además de este corto alcance del método por sugestión hipnótica, Freud ve que no todos sus
pacientes son hipnotizables; el método sugestivo tampoco le permitía trabajar con las
resistencias del paciente y, por lo tanto, no era posible que el paciente elaborara sus posibles
hechos traumáticos; Freud, además, no se concebía como un buen hipnotizador y, finalmente, se
da cuenta que este método producía una dependencia hacía el hipnotizador, en tanto que no se podía
abandonar el método debido a que los síntomas tendían a volver a aparecer y el paciente siempre
tendría que recurrir a que lo curen. Debido a todo esto, Freud abandona dicho método.
Breuer, Anna O. y el método catártico
A partir de entonces comienza a trabajar con el método catártico de Breuer. Este método
catártico, creado por Breuer durante su tratamiento de Ana O. parte de la base de que el síntoma
es ocasionado por un hecho traumático que quedó reprimido (aunque
Breuer
no utiliza este
término, sino que utiliza el de estado hipnoide), por lo tanto, dicho hecho o escena traumática no se
recuerda, el paciente es amnésico a tal hecho, de esa forma, el afecto producido por este hecho
traumático queda separado del mismo hecho (queda estrangulado).
Breuer lo que hacía era: hipnotizaba a su paciente, y partiendo del síntoma, trataba de llegar a la
escena o escenas traumáticas que lo había ocasionado, podían ser varias escenas que estuvieran
asociadas. Así, cuando el paciente, bajo los efectos de la hipnosis, recuerda esa escena o escenas
traumáticas, se unen afecto y escena traumática, y el paciente logra descargar dicho afecto, este
efecto de descarga producido por la unión del afecto con la escena traumática es denominado como
abreacción.
Por esto el método se llama catártico, porque dicha descarga es de cierta forma una catarsis.
El histérico padece por la mayor parte de reminiscencias (olvido, amnesia), hay un factor
importante del pasado sobre el padecimiento del paciente en el presente.
Con el método catártico mediante hipnosis se buscaba desaparecer el síntoma trayendo al recuerdo
y la descripción detallada que daba el enfermo y convocando al mismo tiempo el afecto
acompañante. La abreacción, en ese sentido, actúa en tanto reacción a destiempo que permite la
descarga del afecto (de aquí la idea de catarsis) que no se pudo hacer en el momento frente a la
escena traumática. Con está descarga emocional el enfermo se libera del afecto ligado al recuerdo de
aquel hecho traumático.
En el caso de Ana O. de Breuer los afectos serían el asco y la bronca, reprimidos junto a la escena
donde la niñera le hace beber agua del mismo vaso en el que bebió su perro. Al unirse el afecto al
hecho traumático Ana empieza a llorar, patalear, sentir asco, etc. Luego pudo volver a tomar agua.
Freud el propio
Método de concentración
Estudios sobre la histeria
Caso Elizabeth (1892)
Freud más adelante abandonará el método catártico y comenzará a utilizar el método de
concentración o método de la mano en la frente, este método consiste en recostar al paciente en el
diván, el paciente se mantiene despierto. Al igual que en el método catártico, se parte del síntoma,
se le dice al paciente que “se le va a apoyar una mano en la frente, y que cuando esto suceda, este va
a recordar un hecho traumático asociado al síntoma”, esto produciría que el paciente recordara una
escena traumática asociada al síntoma.
Cómo es posible ver, tanto en el método catártico como en el método de concentración, se parte de
la base de que tiene que haber una escena traumática real, y hay que “ir a buscar” esa escena
real para que el síntoma desaparezca. También en ambos métodos se parte del síntoma.
Si bien es posible ver cómo el método de concentración aún utiliza la sugestión (decirle al paciente
que va a recordar algo solamente porque le tocaran la frente), también es posible ver un
antecedente de la asociación libre, en tanto que lo que se hace, básicamente, es decirle al paciente
que “diga lo primero que le venga a la mente” cuando la mano toca su frente.
En el caso de Elizabeth, estaba enamorada de su cuñado, y presentaba renguera. Por más que Freud
intentó -tras ver que Elizabeth no podía ser hipnotizada- que la paciente recordará mediante el
método de concentración, ella no recordaba nada. Entonces Freud le insiste diciendo que diga todo
lo que se le pase por la cabeza, fuera o no pertinente al caso y fueron surgiendo respuestas de
utilidad para el análisis.
En estudios sobre la histeria Freud dice que rara vez los recuerdos genuinamente patógenos se
encuentran tan en la superficie y que en general lo que surge es una representación de partida, un
recuerdo por lo general no reprimido, pero que dentro de la cadena asociativa a partir de este si se
llega, eventualmente, a la representación patógena.
Freud además trae el ejemplo de una señora que padecía de representaciones obsesivas y fobias.
Freud al colocar sus manos sobre la señora le preguntó si venía algún recuerdo y ella respondió que
en realidad se le había ocurrido una palabra pero que le sonaba demasiado estúpida. Entonces
Freud le pide que se la diga, la palabra era “casero”, luego presiona con sus manos nuevamente y a
la señora se le ocurre otra palabra -camisón”-, y se repite el proceso. Freud así, plantea que se
trataba de una forma novedosa de responder
. Le nombra a la señora una serie de palabras que
había dicho aisladamente, en apariencia carentes de sentido, y le pregunta qué quiere decir.
Entonces la señora le dice a lo que -según ella- podría remitir esa serie de palabras. Así Freud
plantea que, al igual que sucede con las demás ocurrencias y escenas que vienen generalmente a la
mente mediante el método de concentración, si se siguen aquellas palabras aisladas, aparentemente
inconexas, se descubre que en realidad están enlazadas a una serie de pensamientos y se llega al
hecho traumático buscado. Pero lo particularmente raro de este caso es el hecho de que se trata de
consignas aisladas.
A partir de sus casos clínicos Freud comienza a ver que no solo los recuerdos que se le pide al
paciente sobre ciertos hechos son útiles para el análisis, sino que también si se da lugar a estas
palabras aisladas y aparentemente sin sentido y se le pregunta al paciente a que remiten, escuchando
su respuesta a esta última pregunta también puede llegarse al hecho traumático.
Esto se relaciona con lo que Freud pensará sobre la sugestión, y que marca una relación de
subalternidad entre el analista y el paciente.
Expresar el afecto en palabras es el camino de la curación.
Método de asociación libre
Caso clínico de Emmy Von N. (1889)
Freud, de nuevo, abandona su método (en este caso, el de la concentración) para pasar al de la
asociación libre.
Este método consiste en no buscar nada concreto, no se parte de la base en que tiene que haber un
hecho traumático que haya originado al síntoma, sino que lo que se hace es escuchar al analizante
(paciente) y ver qué es lo que aparece en sus relatos.
Es importante resaltar que Freud no construye el método psicoanalítico solo, sino que lo hace “en
coautoría con sus pacientes”, a medida que las trata, las escucha, incluso hasta recibe lecciones de,
al menos, una de ellas, en cuanto a lo que debe hacer. Esto es, por ejemplo, el caso de Emmy Von
N., que en determinado momento Freud está haciéndole preguntas para llegar a algo en específico
que él consideraba era relevante en el tratamiento, y ella le dice que “deje de hacerle preguntas y la
deje hablar”, con lo cual luego Freud adopta está actitud para propiciar una asociación libre que es,
en todo sentido, libre, ya que permite a la paciente hablar sin las restricciones de la teoría o las
directivas operadas por el psicoanalista.
En el caso de Emmy Von N. ya no se busca algo concreto, a priori, no se parte de la base de que
haya un hecho traumático que origina al síntoma, no tiene que haber trauma como origen. Lo que
se hace es escuchar al paciente y ver lo que va emergiendo. No se impone sentido, se le permite al
paciente que diga todo lo que se le pase por la cabeza, por más disparatado que al paciente pueda
parecerle. Este caso es quizá, la primera oportunidad en que se empleó lo que luego deviene en el
método de la
asociación libre.
Así, el método de la asociación libre parte de que no siempre hay un hecho específico que
buscar y que cuando se genera una búsqueda naturalmente ésta se dirige hacía elementos ya
conocidos. Trata, fundamentalmente, de permitir que el paciente diga lo que le parezca, sin
buscar, sin censura ni criterios.
Carta 69 a Fliess (1897)
Freud le dice a Fliess que “no cree más en su neurótica”, aludiendo al abandono de su hipótesis
sobre el trauma, donde la etiología de la neurosis se basaba en una experiencia sexual traumática
infantil.
Freud empieza a pensar que en realidad las experiencias que le cuentan sus pacientes pueden ser
producto de fantasías. Algunos de los motivos que da Freud son:
Sus desilusiones en la efectividad de sus trabajos con las histéricas.
Porque empieza a pensar que, si se tratase en todos los casos de hechos traumáticos, sería
poco probable que la perversión hacía los niños este tan difundida hasta ese punto.
Entonces plantea que “la fantaa sexual se adueña casi siempre del tema de los padres”.
El método psicoanalítico brevemente
El método psicoanalítico no parte del síntoma, sino que
deja que el sujeto hable y diga
libremente y sin restricciones lo que aparece en su mente.
El análisis comienza cuando quien desee analizarse pueda
decir todo sin restricciones, por lo que
todo lo sucedido antes de esto será considerado como una entrevista preliminar.
Está regla de decirlo todo es fundamental, y rige tanto para el analizado como para el analista, ya
que este último debe darse a la escucha con la
atención flotante.
Se constituye como un nuevo campo del saber. Conceptualiza los fenómenos con un nuevo modo de
indagación. Fenómenos que eran considerados marginales, ahora son considerados
significativos (emociones, sueños, fantasías, síntomas). Fenómenos que tienen que ver con el
devenir del sujeto, pero, además, tienen un sentido que en principio no es transparente para el
sujeto. Hasta ese momento, lo relevante era lo visible (positivismo), lo conductual, la percepción, la
memoria.
Lo central para el psicoanálisis tiene que ver con lo constitutivo del ser humano: el amor, la
angustia. Con todo lo que preocupa, lo que toca la vida de los sujetos, todo lo que dice una cierta
verdad sobre él. Se pone en juego cómo amamos, mo nos emocionamos, cómo existimos.
El psicoanálisis propone un nuevo objeto. El método es solo una de las dimensiones del
psicoanálisis, que propone novedades en 3 dimensiones:
Teoría
Método de indagación (investigación)
Terapéutica (técnica)
El conocimiento de sí mismo es mediado por otro.
El sujeto no es transparente para sí mismo.
Quien más trabaja es el paciente, el mismo es activo y no dependiente del analista. En el análisis se
trabaja en que caiga la transferencia, eliminando así la dependencia. La interpretación no viene de
otro. Se trata de una necesidad de hacer pasar por una palabra que conmueve la subjetividad y
transforma la dimensión que habitamos en ese instante.
El método psicoanalítico es hablar.
Metapsicología
El término designa la dimensión más teórica y especulativa del psicoanálisis freudiano que intenta
explicar el funcionamiento psíquico en base a principios generales, pero a modo de hipótesis
necesarias antes que como sistematizaciones basadas en observaciones empíricas. Se trata de dar
cuenta de un campo teórico que está apareciendo en la experiencia, pero a la vez toma distancia
de la experiencia al construir el cuerpo teórico.
Si el psicoanálisis es un método de investigación de los procesos psíquicos que le da el carácter de
ciencia y un procedimiento para el tratamiento, la metapsicología representa la
estructura teórica
de todo ese conjunto. La metapsicología sirve para dar cuenta de los procesos psicológicos y
explicar su complejidad. Sirve para pensar cómo se construye la realidad psíquica, relacional, cómo
nos ponemos en juego en el mundo.
Freud crea el término metapsicología para designar el conjunto de su concepción teórica, modelos
teóricos que no están directamente vinculados a una experiencia práctica o a una observación
clínica
, sino que se definen por la consideración simultánea de los puntos de vista dinámico, tópico
y económico, a través de los cuales Freud entiende y explica los fenómenos psíquicos.
Freud, propone que una descripción de angustia, pulsión, síntoma o cualquier otro elemento sería
metapsicológico cuando pudiera llegar a conocerse a través de estas 3 dimensiones:
Dimensin tpica: refiere al lugar, (no anatómico) localidad psíquica, podemos decir que
se trata de una dimensión simbólica. Refiere a donde acontece el proceso psíquico que no
tiene ubicación orgánica, da cuenta de sistemas psíquicos en donde se desarrollan los
fenómenos
Dimension dinamica: refiere a cuáles son las fuerzas que intervienen y están en pugna en
la aparición y desarrollo de los fenómenos psíquicos, por lo tanto, alude a movimiento. Las
fuerzas en pugna son la vida, en tanto la vida para Freud es movimiento, fuerzas en pugna
que implican conflicto psíquico entendiéndose entonces que la ausencia de este sería la
muerte psíquica. Conflicto acá no se entiende como un problema, sino como motor, impulsor
de movimiento. La ausencia de conflicto no existe en el psiquismo, ya que está
constantemente en puja. Todo fenómeno psíquico resulta de un conflicto psíquico que está
dado por fuerzas que son del orden de lo pulsional, que empujan. La idea de lo dinámico
también alude al pasaje que hace Freud de una idea estática del inconsciente, como algo
inmóvil, por una concepción dinámica del mismo porque, según él, el inconsciente ejerce una
acción permanente y presenta fuerzas que son contrarias, en pugna. El equilibrio en la
tensión puede alcanzarse por un instante, que puede ser placentero, pero
no puede instalarse
como tal sin implicar la muerte
.
Lo que hace al síntoma, lo que duele, es un choque de tendencias en donde el síntoma y dolor
aparecen como resultante. En el momento aparece como una satisfacción, porque trata de eliminar
el conflicto satisfaciendo ambas tendencias. Frente al conflicto, la tendencia es a eliminarlo, a
aliviar la tensión, sin embargo, el alivio no es total ni permanente porque la puja no cesa.
Las fuerzas están en un orden que Freud denomina como pulsional. La pulsión tiene que ver con los
movimientos de la vida. Es aquello que hace de pivote entre lo orgánico y lo psíquico. Al referirse a
algo pulsional, hablamos de algo compuesto por todas las fuerzas, no solo las biológicas ni solo las
psíquicas, sino que hay una producción humana en la frontera entre lo somático y anímico, en
ese pasaje se produce subjetividad, no estamos puramente de un lado o de otro.
Lo dinámico da cuenta especialmente del inconsciente, en donde hay fuerzas pujando
permanentemente y el conflicto está siempre en movimiento. En la conciencia no siempre existe esa
presión, la conciencia no siempre está presente (al dormir, por ejemplo).
El objetivo de Freud es
construir un modelo que explique cómo funciona la psiquis (el aparato
psíquico), sin separar lo mental de lo físico: los síntomas son la puerta de entrada a la
comprensión.
Dimension economica: refiere a cómo circula la energía, cómo se distribuye. Todos los
procesos psíquicos conllevan una energía que circula y se distribuye y por lo tanto es
cuantificable, pero no en el sentido de que puede determinarse una cantidad concreta o
medible, sino en cuanto a la intensidad de carga, que puede aumentar, disminuir o
mantenerse; Freud plantea que es un sistema de equivalencias. Es energía pulsional, emerge
de la pulsión, a la cual Freud denomina energía libidinal, libido. La energía circula entre
representaciones vía cadenas asociativas. Está energía se refiere a aquello de la experiencia
humana que nos conecta a unos a otros
, es una energía funcional.
La ubica en distintos lugares psíquicos, y ligándola con los dinamismos formando diferentes
conflictos. Cuando hay energía en demasía es preciso disminuirla. Cuando hay una tensión produce
un afecto en el cuerpo (físico y psíquico) formando un síntoma. Cuando una energía en demasía no
se mueve, queda fijada sin poder circular, genera conflictos.
El síntoma es así como una manifestación de la energía que no ha podido circular, que necesita
salir. Tiene que ver con la intensidad y como se liga o desliga la energía a las representaciones.
La carga (investidura) implica una intensidad de energía importante dirigida a un objeto.
Cuando es en demasía se le llama sobre investidura (exceso en esa catexia). La fuerza que puja sería
la contracatexis. El sujeto puede dirigir su energía pulsional hacía un objeto o una representación e
impregnarlo, cargarlo o cubrirlo en parte de ella. Se llaman catexias a estas descargas de energía
psíquica.
Está energía, la libido, es el motor del aparato psíquico. La concepción de un sistema por donde la
energía circula, y las distintas formas de esa circulación es lo que construye la hipótesis de un
aparato psíquico, con instancias, que piensa desde el punto de vista tópico, dinámico y económico.
Para explicar todo esto Freud construye la hipótesis de un aparato psíquico que representa la
primera tópica.
Es importante recordar que Freud construye dos tópicas, que no se sustituyen, sino que construyen
conocimiento sobre donde acontece lo psíquico. La segunda tópica es como un desarrollo adicional
de la primera tópica, que habla de cosas distintas, que solamente expanden la teoría psicoanalítica,
pero no sustituyen lo ya desarrollado.
Síntoma como expresión de un conflicto psíquico
El síntoma es definido como una formación de compromiso que expresa la existencia de un
conflicto psíquico entre:
Los sistemas psíquicos en la primera tópica.
El ello, el yo y el Superyó, en la segunda tópica.
Primera tópica
Implica
sistemas articulados entre sí, cada uno con un modo particular de tramitar la energía, las
representaciones, los contenidos en cada sistema. Se configura entre ellos una estructura y una
modalidad de pasaje entre sistemas.
El aparato de Freud supone una ficción de aparato psíquico, sin referirse a sistemas localizados
anatómicamente, sino más bien en sentido funcional; en otros términos, el aparato psíquico de Freud
constituye un dispositivo funcional.
Se le llama “primera tópica” en primer lugar porque luego Freud va a cambiarlo por otro, por lo
tanto, este es el primero de ambos, y se le dice tópica porque tópico” refiere a un lugar en donde
ocurren procesos, procesos que pueden ser diferenciados de otros.
Para Freud es una simplificación pensar que los fenómenos psíquicos tienen solo una base
neuronal, como si el cuerpo fuera lo sustancial, aunque sí tienen un correlato neuronal. Para Freud
no hay lugares anatómicos que constituyan una explicación de los femenos psicológicos, sino
que estos se construyen, se hacen, no preexisten ni se corresponden con un espacio existente ni un
órgano.
Así, el aparato psíquico en esta primera tópica está constituido por 3 sistemas o instancias:
conciencia, preconsciente e inconsciente.
Existe un cierto orden funcional de estos sistemas, de acuerdo con cada función. La secuencia en el
aparato psíquico es temporal. El recorrido de la excitación es lo que sacude a cada sistema en una
direccionalidad temporal.
El deseo es el motor del aparato psíquico. Con la primera tópica Freud introduce su hipótesis del
inconsciente como aquel con capacidad de determinarnos y capaz de que accedamos a él.
La conciencia
Se situaría en la
parte periférica del aparato psíquico, recibiendo informaciones desde el mundo
exterior y del interior. La conciencia tiene una función importante en la regulación de evitar lo
desagradable o displacentero. En este sistema no se inscribe ninguna huella duradera de las
excitaciones, dispone de una energía libre y móvil, que es capaz por medio del mecanismo de la
atención, investir a diversos elementos y que puede utilizarse para actuar.
El Preconsciente
Refiere a aquello que es susceptible de consciencia con relativa facilidad, simplemente dirigiendo la
atención; es un sistema próximo a la consciencia.
Este sistema o instancia
se rige por el proceso secundario. Está separado del sistema inconsciente
por la censura que no permite que pasen los contenidos y procesos inconscientes al sistema
preconsciente sin sufrir transformaciones.
El Inconsciente
Está constituido por contenidos reprimidos, que no se les ha permitido acceder al sistema
preconsciente-consciente por acción de la represión. Sus contenidos son representantes de las
pulsiones,
representaciones de deseos y de recuerdos de experiencias placenteras, dolorosas y
traumáticas. Esos contenidos siguen activos y se rigen los mecanismos del proceso primario, en
especial los de condensación y desplazamiento. Estos contenidos se encuentran cargados de
energía psíquica buscando volver a la conciencia para pasar al polo motor, es decir, a la acción.
Lograrán su cometido si logran ser deformados, disimulados para lograr pasar la censura.
Freud plantea que este no puede devenir consciente por vía directa porque contiene mociones
asociadas a representaciones que están reprimidas, y si entramos en contacto con determinados
deseos y fantasías nos generaría displacer. Así, la represión consiste en desalojar ciertas
representaciones del sistema preconsciente, sin embargo, estas representaciones intentarán
regresar permanentemente, continuarán pujando desde el inconsciente. Las representaciones del
inconsciente resultan inconciliables con la idea que tenemos de nosotros mismos, y por ello su
puesta en consciencia nos resultaría angustiante o displacentera. El inconsciente está regido por el
principio de placer, un principio de carácter económico. Su finalidad es mantener los niveles de
tensión en su umbral más bajo posible.
Su funcionamiento, es decir, la actividad del sistema inconsciente es denominada por Freud como
proceso primario, que busca la excitación.
Este proceso primario (y también el proceso secundario), refiere a su vez a lo cronológico, en tanto
que los procesos primarios están dados en el aparato psíquico desde el comienzo de nuestra vida,
mientras que los secundarios se van constituyendo a medida que crecemos.
En el inconsciente la energía psíquica es libre, yendo de una representación a otra sin las trabas de
los procesos secundarios, estos últimos regidos por el principio de realidad dentro del sistema
perceptivo-consciente. Así, el desplazamiento implica que la energía de una representación pueda
ser vertida en otras gracias a ese libre desplazamiento que opera en el inconsciente.
El conocimiento de lo inconsciente no es directo, sino que es posible a través de sus
representaciones: sueños, lapsus o actos fallidos, chistes, síntomas.
Dado que el inconsciente no reconoce principios de contradicción, pueden convivir en él
representaciones contradictorias. Tampoco opera allí un orden cronológico. Los deseos
inconscientes permanecen siempre alertas. Los montajes que han marcado nuestra vida se activan
en ciertas circunstancias, en cuanto la energía es suficiente, independientemente del tiempo
transcurrido. Los procesos inconscientes son indestructibles, nada puede ser pasado ni destruido.
Los tiempos cronológicos no son los de la experiencia, ni lo que rige en el inconsciente. El afecto
ligado a las representaciones se sostiene y vuelve a cargarse en cuanto el recuerdo es apelado.
El inconsciente es una memoria de lo que se olvida. En la configuración del aparato psíquico, los
cortes, los olvidos, son fundamentales para sostener la vida.
Preconsciente-Inconsciente
La censura está entre el inconsciente y el preconsciente. Los deseos inconscientes quieren
ingresar al preconsciente para satisfacerse y solo podrán hacerlo mediante ciertos rodeos,
desfigurándose para poder burlar a la censura, porque si pasaran “en bruto” nos provocarían
displacer. La censura por la noche se debilita, disminuye su intensidad energética, al estar
durmiendo se cierran las puertas de motilidad (impulso o tendencia del organismo hacia un fin)
posibilitando el pasaje de los deseos inconscientes con mayor facilidad ya que no sería “peligroso”.
Así, por ejemplo, para explicar la formación del sueño se debe suponer la existencia de estas dos
instancias psíquicas. El preconsciente está “situado” antes del extremo motor y el inconsciente
detrás del consciente. El preconsciente somete a crítica a la actividad del inconsciente y decide
sobre nuestro accionar consciente, voluntario, es decir, el preconsciente tiene la llave de la
motilidad. El preconsciente es la instancia crítica que decide lo que puede devenir consciente y lo
que no.
La excitación del preconsciente accede fácilmente a la consciencia siempre que se le preste
atención, que alcance cierta intensidad. El inconsciente, por su parte, no puede acceder a la
conciencia si no es por vía del preconsciente, y si accede, sufre modificaciones.
El ser consciente se refiere por un lado a la percepción más inmediata. El estado de consciencia pasa
rápidamente, pero las representaciones no suelen ser conscientes de manera duradera y mientras
tanto permanecen latentes lo cual significa que en todo momento fue susceptible de consciencia. A
partir de esto puede decirse que estas representaciones son a la vez susceptibles de consciencia, pero
a la vez son inconscientes en tanto latentes. Algunas de esas representaciones no devienen
conscientes en tanto le traería al sujeto consecuencias negativas que le generarían displacer, por lo
que hay una fuerza que se resiste a ese devenir: la resistencia. Freud para argumentar esto, recuerda
el trabajo en el análisis, donde se ha demostrado que a través de ciertos medios era posible
cancelar esa fuerza para hacer conscientes las representaciones. Freud llama represión a un
esfuerzo de desalojo, al estado en que se encontraban las representaciones antes de hacerse
conscientes y plantea que durante el trabajo analítico se presenta aquella fuerza como una
resistencia, fuerza que produjo y sostuvo la represión.
De esta manera, el planteo de Freud tiene 2 tipos de inconscientes:
Lo latente pero susceptible de conciencia: preconsciente.
Lo reprimido que en sí mismo no es susceptible de conciencia: inconsciente.
Esquema de la primera tópica (esquema del peine)
La excitación recorre el aparato psíquico en una serie temporal y puede recorrerlo de forma
progresiva o regresiva.
Los sueños, actos fallidos y demás representaciones no son necesariamente patologías. Pero que no
sea patológico no significa que no sea pasible de ser interpretado.
Modelo del arco reflejo: el proceso psíquico se sitúa entre un extremo perceptivo y un
extremo motriz. Transcurre de la percepción a la motilidad:
Tengo sed (estímulo externo) > tomo agua (motilidad).
Así, Freud supone originalmente que el aparato psíquico ha intentado mantenerse al principio sin
estímulos, en el vientre materno, pero una vez que la persona nace es sometida a estímulos
externos, y esos primeros estímulos exteriores necesitan ser aliviados en una búsqueda de placer
inmediato. Por eso la descarga motriz inmediata permite descargar las primeras tensiones frente a la
excitación sensible (ante el hambre el bebe llora).
Lo que denominamos como “carácter” (similar a lo que cotidianamente se llama personalidad,
aunque Freud nunca utiliza este término para referirse al carácter) se basa en huellas mnémicas de
nuestras impresiones. Toda esa memoria es productiva y tiene consecuencias. Y las memorias de
nuestra primera juventud son las más inconscientes y fuertes.
Toda actividad psíquica parte de un estímulo (interno o externo) y termina en inervaciones
(respuesta física).
Huellas mNEmicas: refieren a las marcas que quedan en el proceso psíquico, son registros
anteriores y permanentes en la memoria. Las percepciones se unen en huellas mnémicas.
El sistema es capaz de generar recuerdos, formando huellas mnémicas. Algunos recuerdos se
quedarán y otros no, estos últimos quedarán retenidos por la fuerza de la represión porque su
aparición en la conciencia implicaría un gran displacer.
La base de la asociación son los sistemas mnémicos. El hecho de la asociación (la cual permite el
acceso al inconsciente) consiste en deshacer el camino que fue enlazado, y enlazar nuevos caminos.
El polo perceptivo solo recibe, y las huellas (por la vía de la asociación) interfieren o no en la
motilidad.
Podemos ver en este esquema la separación. Lo que está en el inconsciente no tiene acceso directo a
la consciencia, sino que el preconsciente lo filtra. A este preconsciente también se le denomina
sistema criticador, es la instancia criticadora que regula el pasaje de lo inconsciente a la
conciencia
. Algunos eventos pasan más fácilmente que otros por los mecanismos de censura y
llegan a la conciencia. Los procesos de excitación habidos en el preconsciente pueden alcanzar a la
conciencia si logran algunas condiciones que les permitan pasar la instancia criticadora. Pasar la
censura implica transfigurar, modificar algo para permitir el acceso a un evento. Lo que define
qué representaciones pasan y cuales no es el criterio de placer.
Primero debe tener determinada intensidad (
suficiente energía), cierta distribución de la
tensión.
Los primeros estímulos tienen que ver con las necesidades corporales, pero estas necesidades son
constantes, configuran una puja permanente, y solo el placer disminuye está energía, es decir, una
experiencia de satisfacción. La necesidad, así, deja una huella mnémica, y la imagen que calmó esa
necesidad, por lo tanto, su percepción también queda impregnada en la huella. La imagen asociada a
la vivencia que calmó no podrá saciar la necesidad cuando ésta vuelva a surgir. Así, el
movimiento hacía el placer busca cargar de energía esa imagen para producir satisfacción, pero no
la producirá. El primer intento es el de restablecer la situación de satisfacción: está moción es lo que
se llama
deseo.
Una imagen no va a calmar la necesidad, aunque haya una huella mnémica asociada, porque el
deseo no se satisface alucinatoriamente. El mundo exterior debe aparecer para satisfacer toda esa
actividad de pensamiento, es necesario un objeto que sacie.
Nota: si bien la alucinación per se no satisface, en patologías como las psicosis alucinatorias si
ocurre que satisfaga.
El rodeo de pensamiento es entonces el sustituto del deseo alucinatorio. No es una satisfacción en sí
misma, sino en la búsqueda del objeto del mundo exterior. Para procurarnos el placer, debemos vivir
en esta búsqueda, un rodeo vital en el mundo en relación.
En el sueño se produce la satisfacción vía alucinatoria. El sueño es produccn de deseo.
La función del aparato psíquico es evitar la acumulación de excitación, de intensidad de los
estímulos, manteniéndose siempre en sus menores umbrales posibles de excitación.
La acumulación de la excitación es percibida como displacer, y pone en actividad el aparato a fin
de producir de nuevo el resultado de la satisfacción, en está, el aminoramiento de la excitación es
sentido como placer.
La descarga (poner en actividad el aparato psíquico) es placer. Aquello que no consigue
descargarse va a seguir pujando hasta que lo logre. En este sentido, también es importante recordar
que no todos los conflictos llevan a un síntoma.
El movimiento del displacer al placer es lo que Freud llamaba deseo: la corriente que arranca del
displacer y apunta al placer. Solo el deseo es capaz de poner en movimiento el aparato psíquico. La
experiencia de satisfacción (si no logra la descarga) se alcanza siempre de alguna manera: en los
sueños, fantasías, síntomas.
Resumen del funcionamiento del aparato psíquico: como dijimos, si bien no tienen un
ordenamiento espacial, si hay una secuencia fija establecida entre las instancias que lo componen, y
estas son recorridas por la excitación, la energía. Es direccional, es decir, tiene una dirección en
tanto la actividad psíquica parte desde los estímulos perceptivos que recibe el extremo sensorial y
termina en inervaciones en el extremo motor que habilita la motilidad, la acción (descarga de
excitación mediante la acción motora), a través de la cual se realiza la descarga.
Extremos:
Sensorial: de las percepciones que llegan queda una “
huella mnémica” cuya función es la
memoria. Así, la huella mnémica consiste en permanente actividad, alteraciones
permanentes que sobrevienen a los elementos de los sistemas del aparato psíquico. Estas
huellas de algún modo quedan pujando y haciendo fuerza en el psiquismo. Como el sistema
perceptivo no conserva nada de los estímulos que recibe y por tanto carece de memoria, hay
un sistema detrás de este que se encarga de traspasar la excitación que recibió el sistema
perceptivo a las huellas permanentes que son conservadas por los sistemas mnémicos y se
asocian, por ejemplo, por simultaneidad. Freud plantea que de algún modo lo que solemos
olvidar, lo que no recordamos, es en realidad más significativo para nosotros, lo que más
fuerza ejerce (Freud dirá que lo que impide que lo que no recordamos vuelva a la conciencia
es la represión, una fuerza de desalojo de aquellos elementos que de devenir conscientes
provocarían gran displacer). Respecto a la asociación, en el caso del sueño a consecuencia
de reducciones en la resistencia (al estar dormidos nuestro sistema motor está sin trabajar y
por eso aumenta el trabajo psíquico, porque no hay riesgos) y facilitaciones desde uno de los
elementos de huellas mnémicas, la excitación se propaga hacía un segundo elemento de
huellas mnémicas. A su vez, con la propagación la energía durante el sueño se fija, y
aumenta la carga energética
.
Como el sistema perceptivo no tiene capacidad de conservar, ya que no tiene memoria, brinda a la
conciencia toda diversidad de cualidades, y al revés, los recuerdos son inconscientes. Aquellos que
no son susceptibles de devenir fácilmente conscientes, igualmente despliegan todos sus efectos, es
decir, que ejercen fuerza y están en movimiento, en el inconsciente.
Motor: refiere a la motilidad, a la descarga, la inervación.
El deseo como motor
Censuras: En las actividades intersistémicas, los bordes actúan como barrera o facilitador de los
pasajes. Esta es la función de la censura. La guardia de la conciencia es tan fuerte, aun a costa de la
enfermedad”, un costo aún terminado en neurosis.
Una de las fuerzas es la represión, la cual tiene una intencionalidad. Un acto psíquico, o proceso
anímico, capaz de conciencia, de golpe se ve impedido de acceder a la conciencia por una
fuerza que se le opone. Toda fuerza actúa al servicio de un agente de acción y en el caso de la
represión este agente no puede ser más que intencional.
Freud distingue entre:
Primera censura: de tanta fuerza que impide que ciertas representaciones no puedan
pasar, no en tanto crítica, sino que frente a estas determinadas representaciones directamente
les impide el paso. Esto que no deja pasar a lo inconsciente es todo aquello que causa
displacer. La primera censura es la que regula el paso del inconsciente al preconsciente.
Segunda censura: aquella que se puede ubicar
entre el preconsciente y la consciencia,
donde se elige que cosas pueden pasar y que cosas no. Esos contenidos no son
necesariamente conflictivos, y si lo son, su intensidad es tolerada.
El psiquismo se rige en función del principio de placer, toda acción del aparato psíquico se mueve
hacía el placer. Desde el punto de vista económico
el placer significa la disminución de la carga
energética
, el alivio de la tensión dada por la acumulación de excitación que implica un juego de
fuerzas que genera conflicto y por lo tanto displacer. En este sentido, el criterio de la censura es el
grado soportable de displacer que se puede producir.
Proceso primario y secundario
Proceso primario: proceso que se da totalmente en el sistema inconsciente.
Proceso secundario: energía ligada, satisfacción aplazada. Resulta de la inhibición
impuesta por el sistema secundario
El aparato psíquico obedeció primero al afán de mantenerse en lo posible exento de estímulos, y por
eso adopta el esquema del aparato reflejo, para que mediante vías motrices pueda descargar la
excitación sensible que le llegaba desde afuera, desde el mundo exterior por el extremo sensible.
Primero hay necesidades corporales, una excitación impuesta por la necesidad interior, por un
estímulo interno, que
buscará descargarse mediante la motilidad, este es el caso del niño hambriento
que llora. Pero para que se cancele ese estímulo interno se necesita la vivencia de satisfacción y
para ello, en el caso del niño, la intervención del cuidado ajeno. En la vivencia aparece una
percepción, en el caso del niño: la nutrición; y su imagen mnémica sobre la cual, a partir de allí,
quedará asociada la huella mnémica que dejó en la memoria la excitación que produjo la necesidad
interna. Entonces la próxima vez que vuelva esa necesidad interna (nutrición), en un estado
primitivo del aparato psíquico, el deseo buscará investir nuevamente a la imagen mnémica de la
percepción para volver a producir esa percepción y de ese modo restablecer la situación de la
satisfacción inicial (identidad perceptiva), por lo tanto, el primer deseo terminaría en alucinación,
ya que hay ausencia del objeto inicialmente investido.
A la actividad del sistema inconsciente Freud la denomina proceso primario, busca la libre descarga
de la excitación, aspira a una identidad perceptiva.
Sin embargo, cuando esa alucinación no logra mantenerse hasta descargarse, por la vía regrediente
la satisfacción no sobreviene y la necesidad perdura. Entonces necesariamente el aparato psíquico
lleva a cabo una actividad secundaria, más acorde al fin, más adecuada. El sistema preconsciente,
que gobierna la motilidad voluntaria, actúa deteniendo, inhibiendo, la regresión completa, la libre
descarga, para que no se vaya más allá de la imagen mnémica, sino que desde está pueda
buscarse otro camino, para establecer la identidad perceptiva a partir del mundo exterior a través de
la motilidad, invistiendo otro objeto, de modo que sobrevenga la percepción real del objeto de
satisfacción. Así, la actividad secundaria obra del preconsciente conduce la excitación acumulada
que partía del estímulo interno, por un rodeo. El deseo no se satisface por vía directa, por la vía más
corta, sino que está actividad secundaria implica un rodeo de cumplimiento del deseo, por eso el
pensar es sustituto del deseo alucinatorio. A está actividad Freud le llama proceso secundario y
apunta a una identidad de pensamiento.
Estos dos procesos, a su vez, se refieren a lo cronológico en tanto los procesos primarios están
dados en el aparato psíquico desde el comienzo de nuestra vida, mientras que los secundarios se van
constituyendo a medida que crecemos. Por lo tanto, el núcleo de nuestro ser necesariamente consiste
en mociones de deseos inconscientes y por lo tanto en si no es inhibidle por parte del
preconsciente, sino que este se limita a conducir las mociones del inconsciente por caminos más
adecuados al fin.
Represión: pero entre estas mociones de deseo que provienen de la infancia, están aquellas
presentes en las vivencias que generaron terror frente a algo exterior y que, dado que causaron
dolor, displacer, han entrado en contradicción con las representaciones-meta del proceso secundario
del preconsciente. Porque el cumplimiento del deseo asociado a esas mociones ya no generaría
placer sino displacer, entonces aquí actúa la represión, como fuerza de desalojo que muda a
ese afecto.
Formaciones del inconsciente: Sueño
Para explicar la formación del sueño como operación psíquica, Freud presenta la primera tópica
del aparato psíquico a partir del modelo del
proceso reflejo.
Los sueños tienen un sentido y dicen algo del soñante, los sueños hablan. El sueño es cumplimiento
de un deseo inconsciente, un acto anímico de pleno derecho, un mensaje cifrado que por lo tanto
requiere interpretación.
La interpretación de los sueños es la vía regia para el conocimiento de lo inconsciente en la vida
anímica.
El sueño cumple sus deseos por el camino regrediente, se produce la satisfacción por vía
alucinatoria, mediante el trabajo primario del aparato psíquico, dado que el preconsciente (guardián
de nuestra salud mental) reposa mientras dormimos y cierra así la puerta a la motilidad, permitiendo
que las mociones sofocadas en el inconsciente se expresen ya que al no ser capaces de mover al
aparato motor (el único que puede actuar sobre el mundo exterior transformándolo), resultan
inofensivas. Es decir, cuando dormimos se produce una reducción de las barreras que prohíben el
pasaje de los contenidos inconscientes a la conciencia. El sueño es prueba de que lo sofocado
persiste en todos nosotros, sigue actuando de algún modo, el sueño es una exteriorización de
aquello sofocado que no puede ser exteriorizado en vigilia, mediante la motilidad.

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