fino ribete epitelial que se desliza por la superficie del
tejido de granulación es muy frágil. Este fenómeno
extraordinario de epitelización, que es visible a simple
vista, se basa en mecanismos ultraestructurales de una
complejidad enorme.
Cuando todo el tejido de granulación está recubierto
por la epidermis, la migración de los queratinocitos se
detiene. A continuación, se diferencian de forma pro-
gresiva como una dermis normal y se reconstituye una
membrana basal de forma progresiva, fijando la epider-
mis a su lecho conjuntivo. En este momento la cicatri-
zación ha terminado, pero comienza la vida de la
cicatriz y su maduración dura1o2años antes de que
la remodelación progresiva de la matriz de colágeno la
permita presentar propiedades mecánicas definitivas
parecidas a la de la dermis normal.
En todos los casos, el tejido cicatrizal carece de
anexos epidérmicos (pelos, glándulas sebáceas o sudorí-
paras). Los melanocitos colonizan de forma secundaria
la nueva epidermis y en ocasiones pueden causar fenó-
menos discrómicos, que se agravan por una exposición
solar intempestiva.
Desde el punto de vista clínico, el ribete epitelial es
visible en la periferia de la herida retraída, en la super-
ficie del tejido de granulación. No está adherido a este
último, es muy frágil y puede arrancarse con los cam-
bios de apósitos. Por tanto, éstos deben ser grasos o
húmedos, no adhesivos y no requieren que se cambien
a diario.
■ Métodos
La cicatrización es un mercado para la industria de los
apósitos. Se trata de un mercado en plena expansión,
pues cada vez más personas sobreviven más tiempo. Sin
embargo, en personas sanas la cicatrización se produce
de forma espontánea, con independencia del tipo de
apósito. El cirujano plástico es el responsable de este
tipo de heridas, en las que puede acortar su evolución
o disminuir las secuelas retráctiles. En pacientes con
algún tipo de enfermedad, la herida se cronifica y, si no
es operable o si no tiene tratamiento etiológico, no
tendrá ninguna posibilidad de cicatrizar de forma
espontánea, con independencia del tipo de apósito. Una
herida «crónica» es una herida inoperable debido a las
características del paciente en el que se produce. Por
tanto, en todos los casos, se debe relativizar la relevan-
cia del apósito, cuya elección corresponde mucho más
al médico que al cirujano plástico. Los apósitos actuales,
que carecen de beneficios reales para las heridas agudas
(en las que no acortan la evolución), sólo son un factor
de gasto adicional en el que hay que sopesar cuidado-
samente las indicaciones. Nunca se debe perder de vista
que, con independencia del apósito prescrito, la herida
cicatrizará en pacientes sanos y que la velocidad de
cicatrización no tiene ninguna relación con el precio del
apósito.
Material necesario y suficiente
En los tres estadios de la cicatrización, basta tan sólo
con la vaselina, en pomada bajo una compresa y/o en
tul, asociada a la limpieza con agua del grifo y con
jabón de Marsella. Es un producto barato y sólo es
perjudicial a largo plazo, porque irrita la piel sana
vecina.
• En el estadio de detersión supurada, su mecanismo de
acción sería doble: estimulación de la reacción infla-
matoria del organismo por una parte y estimulación
de la proliferación microbiana local por otra, al
mantener un ambiente cálido y húmedo sobre la
herida. El apósito debe cambiarse a diario, tanto para
la eliminación del pus (agua del grifo mediante ducha
o, en su defecto, suero fisiológico con jeringa o con
un frasco de plástico para lograr un efecto mecánico)
como para vigilar la evolución. La técnica terapéutica
adecuada consiste en acelerar la velocidad de deter-
sión espontánea mediante la escisión mecánica de los
tejidos necrosados
[6]
, con bisturí o tijeras. Esto se
realiza sin anestesia, es totalmente indoloro y no
provoca hemorragia, pues la escisión adecuada se
lleva a cabo entre los tejidos necrosados y los tejidos
vivos. No obstante, sólo es posible después de un
cierto período de evolución de la detersión espontá-
nea, que es variable según la localización y la inten-
sidad de la necrosis.
• En el estadio de granulación, la vaselina actúa por su
acción proinflamatoria. Por desgracia, las pomadas de
corticoides han sustituido al tul de corticoides. Están
indicadas cuando el nivel del tejido de granulación
sobrepasa al de la piel vecina. Se extienden sobre
compresas grasas (tules o interfases) y se dejan apli-
cadas menos de 24 horas.
• En el estadio de epitelización, la vaselina sólo debe
aplicarse en una capa fina, en forma de tul, todos los
díasocada2o3días, vigilando de forma regular el
aspecto del tejido de granulación.
Tanto si la cicatriz es secundaria a una cicatriz diri-
gida o a una sutura (simple o de un injerto o colgajo),
el único consejo indispensable es que debe protegerse
del sol mientras tenga un color rojo, es decir, durante
un período variable de 6 meses a 2 años. El riesgo de
una exposición solar prematura es la aparición de una
discromía definitiva. Esta protección solar puede efec-
tuarse de forma muy eficaz con una crema solar de tipo
«pantalla total» de índice máximo, que se aplica cada
2 horas. También existen protecciones en forma de
barra. Todos los demás métodos de protección son
complementos útiles, y varían según la localización de
la cicatriz (sombrero, camiseta, pantalón, etc.).
Todos los demás métodos recomendados para tratar
las cicatrices recientes sólo tienen una utilidad de ritual,
cuya eficacia no se ha demostrado, pero no se debe
pasar por alto su beneficio psicológico, que puede ser
muy significativo en muchos pacientes.
Material opcional: apósitos modernos
El esquema clásico precedente admite múltiples
variantes, en ocasiones bastante originales (azúcar en
polvo o miel), pero a menudo caras, sin un beneficio
demostrado en las heridas que experimentan una verda-
dera cicatrización. Por tanto, esta lista, que corresponde
más al médico que al cirujano, se presenta en este
artículo como elemento de cultura general de este
último y para proporcionarle argumentos en las conver-
saciones con sus enfermeras o farmacéuticos. Al contra-
rio que los médicos, que son los especialistas de las
heridas crónicas que no cicatrizan, el cirujano plástico
es el especialista de las heridas que sí lo hacen. Esto
debe proclamarlo con claridad y no dejar su puesto
vacío en las reuniones dedicadas a tomar decisiones
sobre los apósitos.
Se puede utilizar el siguiente material
[5]
.
Tules e interfases
Según si su mallado es grande o pequeño, se distin-
guen los «tules» clásicos (compresas) y las «interfases»
(fibras sintéticas). Todos ellos están impregnados por un
elemento graso, que suele ser vaselina. A las mallas
grandes se les reprocha el que favorecen el arranca-
miento del tejido de granulación y que su retirada es
dolorosa en ocasiones, aunque ésta es una crítica
realizada por personas que no realizan una prescripción
adecuada. Si el tul arranca el tejido de granulación, es
porque se ha dejado colocado varios días sin vigilar la
herida, lo que es muy criticable. Por otra parte, al igual
que un grosor de una sola compresa desplegada no
basta para realizar un apósito seco, un único grosor de
tul no es suficiente para un apósito graso. Siempre hay
que colocar varias capas e incluso añadir vaselina si no
hay bastante. Incluso con muchas capas y con mucha
Cicatrización dirigida
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E – 45-050
3Cirugía plástica reparadora y estética
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