Historia Económica Mundial del Paleolítico a internet, Barbero y Saborido. Resumen: Maia Velazquez.
constituyeron los sectores más directamente afectados, entre otros. En Europa noroccidental y en los
Estados Unidos el ferrocarril llegó junto con la industrialización y se convirtió en una parte integrante de
ella. En el resto de Europa, en cambio, los ferrocarriles llegaron antes que el proceso de industrialización
se hubiera iniciado. Estas diferencias incidieron en el impacto de los ferrocarriles sobre el desarrollo
industrial, ya que mientras en los primeros países industriales se generaron rápidamente
eslabonamientos hacia atrás, en los de industrialización tardía el efecto fue menos significativo, sobre
todo porque la construcción de las redes ferroviarias fue financiada. Desde el punto de vista de la
organización empresarial, los ferrocarriles pueden considerarse las primeras empresas modernas.
ALFRED CHANDLER, a partir del caso de los Estados Unidos, señaló cómo el desarrollo del ferrocarril
contribuyó a la constitución de las sociedades anónimas y al nacimiento de empresas con una
organización gerencial y burocrática. En los países europeos, a diferencia de los Estados Unidos, en la
construcción y la gestión de los ferrocarriles hubo participación tanto del capital privado como del
Estado, y en Bélgica y Alemania, el Estado tuvo el papel más significativo. Aunque en algunos países,
como Inglaterra y Francia, hubo participación de empresas pequeñas en los inicios de la construcción de
las líneas, la tendencia a lo largo del siglo XIX fue a la concentración y la formación de grandes
compañías. En Inglaterra la primera línea fue inaugurada en 1825. Para 1850, las redes que enlazaban
Londres con los centros industriales y con otras grandes ciudades estaban casi todas abiertas a la
circulación. Inglaterra fue el país en el que la participación del Estado en la construcción de los
ferrocarriles fue más débil, y el control que éste ejercía sobre las compañías privadas fue muy limitado.
Los primeros ferrocarriles del continente fueron los de Bélgica, en los que el Estado fue el principal
constructor y administrador. Comenzaron en la década de 1830, y para 1850 el conjunto del territorio
estaba tan bien comunicado como el de Inglaterra. En Alemania, la construcción se inició a comienzos
de la década de 1840, y las líneas más importantes se terminaron antes de 1870. Francia fue el que más
tardó en construir su red de ferrocarriles la primera línea se inauguró en 1827, pero en 1850 comenzó la
construcción en gran escala, gracias al sistema de concesiones y ventajas financieras ofrecidas por el
Estado. Los primeros ferrocarriles fueron construidos por empresas locales pequeñas y con inversiones
inglesas, pero desde mediados del siglo, la construcción estuvo en manos de grandes grupos financieros
franceses, que también invirtieron en el tendido de líneas en Europa Central y del Mediterráneo.
6.2. Las primeras naciones industriales: Bélgica y Francia.
Comenzaron su proceso de industrialización a fines del siglo XVII; si bien tienen algunos rasgos comunes,
constituyen dos modelos diferenciados de desarrollo a lo largo del siglo XIX.
6.2.1. La industrialización de Bélgica
La difusión de la industria moderna empezó a fines del siglo XVIII, afectando en una etapa inicial, al
sector textil, y en las décadas de 1820 y 1830, a la industria del carbón y a la del hierro. En el siglo XIX,
fue el país más industrializado de Europa, después de Gran Bretaña. Hacia 1860-1870, había completado
su industrialización, y sus cuencas industriales pueden ser consideradas como el primero de los círculos
concéntricos de la industrialización europea. La razones del éxito de Bélgica son la abundancia del hierro
y el carbón, la disponibilidad de fuerza motriz, (los ríos de corrientes rápidas que proporcionaban
energía para molinos de agua, y que servían también como medios de comunicación y transporte), su
localización geográfica por la cercanía con respecto a Gran Bretaña que facilitó la transferencia de
tecnología, y la vecindad con Francia le permitió contar con un mercado externo al que destino la mayor
parte de su producción de carbón. Además de ello, Bélgica contaba con una larguísima tradición
industrial, tanto en la minería y la metalurgia como en el sector textil. El Estado también contribuyó a la
industrialización, invirtiendo en la infraestructura de transportes y promoviendo la creación de bancos
de inversión. Eso facilitó el desarrollo de las sociedades anónimas y la entrada de capitales extranjeros
en las décadas de 1830 y 1840.