Historia Económica Mundial del Paleolítico a internet, Barbero y Saborido. Resumen: Maia Velazquez.
no haya sido inmediata, la máquina a vapor fue uno de los inventos que transformó más profundamente
a la industria. Permitió que ésta pudiera desarrollarse en forma creciente en las ciudades, era más
barata porque al utilizar como combustible el carbón mineral hacía uso de un recurso abundante y
ofrecía la posibilidad de librarse de las fuentes orgánicas de materias primas, que comenzaban a ser
escasas. El uso más intensivo de la energía hidráulica y, sobre todo, el uso del vapor proporcionaron
enormes incrementos en la productividad. El carbón tuvo una importancia decisiva en la Revolución
Industrial inglesa, ya que se lo utilizó como combustible en las máquinas a vapor y como fuente de calor.
Es paradójico que la utilización de un recurso no renovable -el carbón de piedra- permitiera a la
industria liberarse de los límites de un recurso renovable -la madera pero, por cierto, renovable a un
ritmo muy lento. WRIGLEY presenta como característica distintiva de la Revolución Industrial el paso una
economía orgánica avanzada a una economía basada en la utilización de energía de origen mineral, y
habla de una "revolución energética" en la industria manufacturera. Considera que en la Revolución
Industrial inglesa hubo una cuota de azar, proporcionada por la riqueza mineral con la que contaba el
territorio británico. El impacto del uso del carbón fue muy amplio. Al ser un producto con costos de
transporte elevados, generó una fuerte presión para el mejoramiento de las comunicaciones. Más
adelante, el carbón cumplió un papel decisivo en el desarrollo de un nuevo y revolucionario medio de
transporte: el ferrocarril. Los primeros ferrocarriles fueron construidos des de principios del siglo XIx
justamente para transportar el carbón, y gracias a las mejoras que se introdujeron en ellos fue posible a
partir de 1830 inaugurar las primeras líneas ferroviarias para transporte de cargas y de pasajeros.
EMPRESAS Y EMPRESARIOS: El proceso de industrialización requería empresarios dispuestos a adoptar
el uso de las nuevas tecnologías y a introducir nuevas formas de organización del trabajo. Por una parte,
debían enfrentarse problemas de orden estratégico, como el de adoptar un nuevo método de
producción o de organización, fabricar un nuevo tipo de bien o penetrar un nuevo mercado. Por otra, se
presentaban problemas concretos de management, de gestión cotidiana de la empresa, que en muchos
en esos eran completamente nuevos. Con la Revolución Industrial nació también el management
moderno, fundamentalmente, a partir de la difusión del sistema de fábrica y de la ampliación de la
dimensión de las empresas. Sin empresarios dispuestos a introducir innovaciones, el cambio no hubiera
sido posible. La pregunta sigue siendo si lo hicieron porque eran personalidades fuera de serie o porque
las condiciones ambientales eran sumamente favorables. Entre los factores favorables se destaca, el
bajo costo de las inversiones ya que las máquinas eran, en general, sencillas y poco costosas, a que se
podían utilizar edificios ya existentes para instalar las fábricas y, también, a que la mano de obra era
barata, y las condiciones de contratación, muy flexibles. Al mismo tiempo, los beneficios eran muy
elevados, y permitieron que la autofinanciación fuera una práctica muy extendida. Más difícil que reunir
el capital necesario era probablemente lograr el reclutamiento, la organización y el control de los
trabajadores. Con la expansión del sistema de fábrica fue surgiendo un nuevo tipo de empresario, el
capitalista industrial. La burguesía industrial pasó a ocupar un lugar destacado en la sociedad, junto a la
burguesía comercial y financiera. Su poder radicaba esencialmente en su riqueza. En las primeras etapas
del proceso de industrialización, el modelo de organización era la empresa personal, en la que el
propietario del capital ejercía tanto las funciones empresariales como las gerenciales. Las empresas eran
mayoritariamente individuales o compuestas por un número reducido de socios, que se dividían las
tareas. Aunque existían algunas empresas de grandes dimensiones sobre todo, en la minera y la
metalurgia, la mayor parte de las firmas era de tamaño reducido, y no había requisitos de escala,
fundamentalmente, en el sector textil, que fue el sector de punta duran te décadas. En general, lo que
diferenciaba a las grandes empresas de las pequeñas y medianas no era el tipo de máquinas que
usaban, sino la cantidad, y una gran empresa era una yuxtaposición de empresas pequeñas.
LOS RECURSOS FINANCIEROS: La financiación de la Revolución Industrial británica, no presentó grandes
desafíos. La demanda de crédito fue limitada, y pudo cubrirse con la oferta disponible. La industria se
financió, con capitales propios de los empresarios (solos o asociados) , con reinversión de utilidades y
con crédito de corto plazo, otorgado por bancos o por comerciantes. La proporción de la inversión en
capital fijo era reducida con respecto a la inversión total, y que el crédito se destinaba
fundamentalmente a capital circulante. Aún las inversiones más costosas eran bajas con respecto a
otros gastos. En 1809-10 el total de inversión en capital fijo en toda la industria del algodón representó