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Capítulo 3
Polinomios
1.1.- Introducción
La resolución de ecuaciones algebraicas o la determinación de las raíces de un polinomio,
está entre los problemas más antiguos de la matemática, se han encontrado problemas
relacionados con este tema en el libro chino “Chu Chang Suan Shu” o “Arte Matemático
en Nueve Secciones” que data del año 200 a.C.
Puesto que las ecuaciones polinómicas aparecen en un amplio rango de áreas de la
ciencia, desde química y física básica hasta economía, el problema de determinar raíces
de polinomios es, frecuentemente, un paso obligado en la resolución de problemas. Por
ejemplo, la optimización es una técnica matemática que permite usar de manera eficiente,
recursos escasos como el tiempo, la energía ó el dinero, bajo la guía de determinados
objetivos. Las empresas la emplean para tomar decisiones respecto a la conveniencia o
no de, por ejemplo, contratar más empleados, remodelar la empresa, comprar más
productos para su posterior venta ó simplemente dejar el dinero en el banco. Para
establecer la estrategia óptima se resuelven una serie de ecuaciones polinómicas que
reflejan cuanta inversión y cuanto beneficio se asocia a cada acción. Las estrategias
óptimas se asocian, generalmente, con las raíces de las ecuaciones propuestas.
Cuando se trata de hallar las raíces de un polinomio, se debe resolver la ecuación
correspondiente (el polinomio igualado a cero). En algunos casos, esta tarea es sencilla
(polinomios lineales o cuadráticos) pero en otros no es nada fácil. Para estos últimos,
existen métodos útiles que permiten, si no determinar, aproximar las raíces buscadas.
Desde el siglo XVI se conocen fórmulas para determinar las raíces de polinomios de hasta
cuarto grado en términos de los coeficientes del polinomio, con la utilización de
operaciones algebraicas o la extracción de raíces –a partir de los de segundo grado, las
fórmulas se complican un poco– pero, las fórmulas para polinomios de quinto grado
fueron irresolubles para los investigadores durante mucho tiempo, recién en 1824 Niels
Henrik Abel demostró que no puede haber fórmulas generales para los polinomios de
quinto grado o mayores. Este resultado marcó el camino hacia el teorema de Galois.
En este tercer capítulo estudiaremos, luego de las generalidades de polinomios, las
operaciones que se pueden realizar entre ellos y sus correspondientes propiedades. Se
demostrarán teoremas y analizarán distintas situaciones que permitirán determinar las
raíces de polinomios.
1.2.- Conceptos básicos