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Universidad Nacional del Nordeste
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
I.T.D.A.Hu.
Instituto de Investigaciones Tecnológicas para
el Diseño Ambiental del Hábitat Humano
Tanto en Platón como en Nicómaco de Gerasa, que nos legó quizá el único tratado completo
de la teoría de los números, se encuentran los puntos de partida para introducirnos en el
estudio de estos problemas. La concepción del número en Platón y la importancia que le
otorga, se derivan del pitagorismo más riguroso. "Los números son el más alto grado del
conocimiento..." y "El número es el conocimiento mismo..." (dice en el Epinomis).
El propio Nicómaco era pitagórico, o más bien neo-pitagórico declarado, y su obra
matemática resulta ser una compilación discretamente ordenada y claramente redactada de
elementos tomados de la brillante Escuela de Alejandría, de los cuales sólo han llegado
hasta nosotros los títulos. "Todo está dispuesto conforme al número...".
En los Theologumena Arithmeticae, Nicómaco habla del Número-Idea o Número Puro, en la
Introducción a la Aritmética del número científico, estableciendo que la teoría de los
números está dividida en dos disciplinas; la primera, Aritmología (Mística del Número) de
tendencias metafísicas, que se ocupa del Número Puro, y la segunda, Aritmética
propiamente dicha, que trata del Número Científico Abstracto, según el método silogístico
riguroso de tipo euclidiano. Pero esta Teoría de los Números científicos se dirige también al
filósofo, no al principiante. Finalmente, una tercera ciencia, o mejor dicho, una técnica (lo
que hoy llamamos Aritmética), relegada a un grado inferior, era el Cálculo propiamente
dicho, con números concretos. Era la aritmética para negociantes.
"La Logística (el cálculo) es la teoría que se ocupa de los objetos enumerables y en ningún
caso de los números..." (dice Platón en una nota marginal sobre el Carmides). No considera
al número en el sentido propio de la palabra, pero supone que el 1 es la unidad, y que todo
lo que puede ser enumerado es número.
Esta distinción parecerá mucho más clara si se recuerda que los griegos no empleaban
símbolos exclusivos de cifras, para representar a los números, aunque éstos fueran
concretos, sino que se servían de letras del alfabeto y de algunos signos suplementarios (los
pitagóricos empleaban en Sicilia grupos de puntos, lo que los llevó directamente a las
propiedades estereométricas de los números y a los "números figurados").
Las cifras árabes y el sistema decimal hicieron tan fácil el cálculo, que olvidamos la
distinción entre Filosofía del Número, Teoría de los Números y Cálculo, y la diferencia entre
números ordinales y cardinales, y hemos tenido que esperar a la creación de la Teoría de
Conjuntos, de Cantor-Russell, para descubrir de nuevo que la cifra 2, el número dos, la
díada o par, y la idea de Dualidad, eran cosas muy diferentes. Si olvidamos las cifras y
pensamos en números puros, nos parecerá tan razonable como lo fue tanto a Platón como a
Nicómades admitir que, estando el Cosmos ordenado y ritmado, el Número es, según la
expresión de este último, la esencia eterna de la realidad.
La ciencia moderna acaba de llegar a una actitud espiritual análoga, al suprimir de nuevo
las barreras entre la matemática y la lógica: la teoría de conjuntos, de clases y de relaciones,
de Cantor- Russell-Whitehead y la Axiomática de Hilbert, son capítulos de una ciencia
única, la nueva logística, cuyos elementos, fichas simbólicas, representan indiferentemente
funciones lógicas, números o configuraciones geométricas.
Razón, ritmo, proporción
El segmento rectilíneo determinado por dos puntos es, en Geometría, en Mecánica y en
Arquitectura, el elemento más sencillo al que se pueden aplicar las ideas de medida,
comparación y relación. La operación más fácil que conduce a estos conceptos, es la
elección de un tercer punto cualquiera, interior al segmento, que nos da la dualidad que
permite llegar a la proporción.