
Clin Quir Fac Med UdelaR Bocio y nódulo tiroideo
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Un nódulo que presenta un crecimiento
mantenido durante meses, generalmente
indoloro y sin hiperfunción, es sospechoso de
corresponder a un cáncer; pero el crecimiento
brusco en un par de días acompañado de dolor,
es característico de una hemorragia dentro de
un nódulo quístico preexistente. También es
signo de riesgo la consistencia dura o pétrea y
la fijación a los planos vecinos. En presencia
de un nódulo tiroideo, la palpación de una
adenopatía satélite o la aparición de disfonía
son, hasta demostración de lo contrario,
sugestivos de un cáncer tiroideo
Algoritmo de estudio
Corresponde al estudio secuencial y
progresivo, racional, a fin de no superponer ni
realizar estudios innecesarios. Se busca así
mejorar la relación costo-efectividad,
disminuyendo al máximo la incidencia de
falsos positivos (evitando operaciones
innecesarias) y sobre todo falsos negativos.
El estudio inicial de estos pacientes debe
comenzar con un perfil tiroideo (T3, T4, TSH
en sangre) y ecografía de cuello.
La ultrasonografía de cuello es un estudio no
invasivo, de bajo costo y alta disponibilidad
que informa si se trata de un nódulo único o
múltiple, si es sólido, quístico o mixto y tiene
además alta sensibilidad para detectar
adenomegalias no evidentes clínicamente.
Puede orientar al diagnóstico de la naturaleza
de la tumoración pero nunca es 100 %
concluyente: la gran mayoría de los cánceres
son nódulos sólidos pero la mayoría de los
nódulos sólidos no son cánceres. Los nódulos
quísticos generalmente son benignos (sobre
todo si presentan pared fina sin irregularidades
internas y con contenido homogéneo) pero si
presenta paredes gruesas, irregulares con
prolongaciones internas puede corresponder a
un cáncer con áreas de necrosis y hemorragia.
Un signo ecográfico de riesgo de malignidad
es el hallazgo de microcalcificaciones que son
características de los cánceres papilares; pero
calcificaciones grandes e irregulares se
observan en nódulos de hiperplasia-involución
de larga evolución. Otros signos de riesgo
incluyen márgenes irregulares, o ausencia de
elasticidad del nódulo.
El complemento ecodoppler color en la
ultrasonografía aporta elementos de sospecha
aunque no definitorios: un nódulo sólido con
vascularización periférica pero no central
probablemente sea benigno; si la
vascularización es intranodular o mixta
(periférica y central) aumenta el riesgo de
enfermedad maligna pero puede tratarse de un
adenoma hiperfuncionante.
El paso siguiente en el algoritmo diagnóstico
es el estudio citológico del nódulo mediante
punción-aspiración con aguja fina (PAAF).
Es el único procedimiento no quirúrgico que
puede (no siempre) diagnosticar malignidad en
un nódulo problema. Uno de los precursores
de este procedimiento en nuestro medio, fue el
Prof. Dr. Pedro Paseyro, en 1938. Es un
procedimiento que se realiza en forma
ambulatoria, bien tolerado y con muy escasas
complicaciones. Consiste en el diagnóstico
citológico (no histológico) de las afecciones
tiroideas. Su resultado se informa, de acuerdo
a la clasificación del Consenso de Bethesda
(2007) en 6 categorías:
1. Muestra no diagnóstica o insatisfactoria
(extendido hemorrágico con escasos elementos
citológicos tiroideos) repetir la PAAF.
2. Benigno. En general corresponde a un
nódulo de hiperplasia-involución y muestra
células tiroideas de talla pequeña, células
espumosas que corresponden a macrófagos
fagocitando el coloide, cristales de colesterol y
sustancia coloide más o menos abundante. De
acuerdo al tamaño y sintomatología se puede
vigilar la evolución o indicar una lobectomía.
3. Lesión folicular de significado incierto,
repetir la PAAF.
4. Neoplasia folicular, que corresponde en un
80 % de los casos a un adenoma y en 20 %
restante a un carcinoma folicular. Debe
operarse (lobectomía) y esperar el estudio
definitivo en parafina. La biopsia