BATALLA DE TUYUTI
La primera batalla de Tuyutí tuvo lugar el 24 de mayo de 1866, como
consecuencia del ataque del ejército paraguayo al campamento aliado
establecido en una zona seca rodeada de pantanos conocida como Tuyutí,
dentro del territorio paraguayo.
Según el reporte las fuerzas de combate del lado paraguayo fueron de 23.000
hombres y 4 cañones mientras que, los aliados eran 35.000 hombres -18.000
brasileños, 10.000 argentinos y 1.200 uruguayos- y 60 cañones.
Con esta ofensiva, López pretendía inclinar la guerra a su favor, y para tal fin
convocó la mayor cantidad de soldados para asestar un golpe decisivo a la
mayor parte del ejército aliado establecido en Tuyutí, con el objetivo final de
negociar la paz con los aliados y su retirada del territorio paraguayo.
La batalla fue ganada por los aliados, duró más de cuatro horas y dejó una
importante cantidad de pérdidas humanas en ambos bandos. La victoria aliada
fue de vital importancia para el curso de la guerra, ya que lo mejor del ejército
paraguayo fue destruido y desde entonces López nunca más pudo reunir una
cantidad semejante de hombres.
Fue una de las principales batallas de la Guerra de la Triple Alianza, y la gran
cantidad de combatientes involucrados en este enfrentamiento fue de tal
magnitud, que hasta hoy día sigue siendo la batalla más grande y sangrienta
librada en América del Sur.
Después de las batallas de Paso de Patria y de Estero Bellaco (2 de mayo), las
fuerzas aliadas, estimadas en más de 50.000 hombres, al mando del argentino
Bartolomé Mitre avanzaban cautelosamente en territorio enemigo desconocido,
una vez que no había mapas confiables sobre el terreno. Del mismo modo, no se
disponía de informaciones sobre los efectivos y la disposición de las fuerzas
enemigas.
La cautela de Mitre entraba en conflicto con las disposiciones de los
comandantes de las fuerzas brasileñas, que pugnaban por mayor rapidez en el
avance, comprendiendo que la lentitud era peligrosa para la moral de los
soldados, y comprometedora para el prestigio que las tropas en marcha tenían
ante el enemigo.
El 20 de mayo los aliados cruzaron el Estero Bellaco Sur y los paraguayos se
retiraron tras el Bellaco Norte. Según el coronel George Thompson, del
ejército paraguayo, “la posición paraguaya era formidable, si los aliados
atacaban, el Mariscal López pensaba esperarlos y luego lanzar 10.000 hombres
sobre la retaguardia enemiga por un camino abierto a través del bosque. Este
plan hubiese sido coronado por el éxito, pero lamentablemente se la cambió”.
De acuerdo con el testimonio de Thompson, Francisco Solano López confiaba en
dar una batalla decisiva pasando a la ofensiva y empujar al enemigo de vuelta al
río Paraná. Los oficiales paraguayos parecían, al contrario, escépticos en la
posibilidad de atacar y vencer un enemigo más numeroso en un terreno
adecuado para la defensa, una vez que los aliados acamparon en los pantanos
alrededor del campo de Tuyutí. Sin embargo, López no consideró las objeciones
y siguió con sus planes.
Estos consistían en el ataque coordinado de tres poderosas columnas por la
derecha, centro e izquierda. Mientras una cuarta columna al mando del general
Vicente Barrios, por la extrema derecha, debía cruzar el monte del Sauce y
aparecer sorpresivamente en el Potrero Piris a la retaguardia enemiga. La
unidad de Barrios debía unirse a las fuerzas del general Francisco Isidoro
Resquín que atacarían el flanco izquierdo y encerrar al enemigo.
Tras salir del monte del Sauce en el Potrero Piris la columna del General
Barrios, éste debía avisar, por medio de chasque, al coronel José Eduvigis Díaz,
que mandaba la columna que marcharía sobre el flanco derecho de los aliados, y
éste debía disparar un cohete. Al oír el cohete, la artillería mandada por el
coronel José María Bruquez debía disparar un cañonazo a cuyo estampido
comenzaría el ataque general.
Además, el ataque debía llevarse al clarear el alba con el fin de tomar por
sorpresa a las tropas aliadas. De tener éxito, el gobierno paraguayo quedaría
en una posición inmejorable ya que la mayor parte de las fuerzas enemigas
quedarían destruidas.
La tropa de Díaz se vio favorecida por el terreno y fue la primera en atacar.
Derrotó a dos batallones uruguayos a cargo de defender delante de Bellaco
Norte, pero luego fue rechazada por tres batallones brasileños que usaron 26
piezas de artillería desde una sólida posición defensiva, los paraguayos
retrocedieron al bosque hasta que finalmente fueron obligados a retroceder
de ahí por un contraataque aliado.
La unidad del comandante Marcos, que debía atacar por el centro, se vio
retrasada en su avance y fue rechazada en tres ataques con graves pérdidas.
La poderosa caballería de Marcos cargó contra las líneas brasileñas, pero el
general francés Emílio Luis Mallet, comandante de las tropas brasileñas en el
centro, había ordenado cavar un foso delante de sus posiciones, por lo que los
paraguayos nunca pudieron acercarse a menos de 50 metros, esto unido al
fuego de la artillería imperial, diezmó a los jinetes paraguayos.
En el caso del general Resquín, sus dos batallones cruzaron el estero por el
paso Yatayty Corá y Leguizamón, y su caballería de ocho regimientos por
paso Minas. La caballería derrotó a los pocos escuadrones argentinos que allí
se encontraban, pero en su temerario ataque contra la infantería argentina
formada en cuadros resultó prácticamente aniquilada, aunque con gran
dificultad, finalmente no pudo envolver el flanco.
Los batallones de Resquín avanzaron con gran lentitud debido a las dificultades
del terreno, lo que dio tiempo a los argentinos para tomar adecuadas
contramedidas y rechazarlos a través del estero. El general Barrios y sus
hombres por su parte, debido a las dificultades del terreno, se vieron muy
retrasados, llegando a “Potrero Piris” casi al mediodía. En esos momentos las
tropas brasileñas ya estaban preparadas por lo que se perdió la sorpresa. Sin
embargo, el general dio la señal y sus tropas atacaron a las unidades de
brasileños y uruguayos.
La intervención del general brasileño Manuel Luis Osório fue decisiva para la
victoria aliada. El propio general Bartolomé Mitre reconocería “Nos salvó de la
derrota la sabía providencia del general Osorio”. Dicho comandante brasilero,
no sólo ordenó a la artillería imperial ocupar una posición estratégica y decisiva
para la ejecución de la defensa, sino que sus rápidas y acertadas órdenes,
permitieron maniobrar con celeridad a las divisiones de reserva que ejecutaron
las reacciones ofensivas que toda defensa debe tener siempre previstas.
Aunque inicialmente pareció que se convertiría en una completa derrota aliada,
la batalla terminó en un sangriento desastre paraguayo. A las 16:30, tras cinco
horas de lucha, el combate cesó y las unidades paraguayas se retiraron. La
batalla de Tuyutí fue una de las más sangrientas de la historia de América del
Sur, entre 13000 y 15000 combatientes murieron ese día. Según la histografía
paraguaya su ejército sufrió cerca de 5000 muertos y 8000 heridos mientras
que murieron 5000 hombres del ejército aliado y 4000 más fueron heridos.
Pero las fuentes aliadas dan cuenta, entre muertos y heridos, de 3000
brasileños (entre ellos el general Antonio de Sampaio, comandante de la 3ra
División de Infantería), 800 argentinos y 300 uruguayos; frente a 13000 bajas
paraguayas.
Mitre al tener tal número de pérdidas y desconociendo realmente la situación
de los paraguayos se negó a avanzar a “Paso Pucú”, sin saber que López era
totalmente incapaz en esos momentos de contener cualquier ataque. Mitre no
sacó mayor provecho de su victoria, se quedó en Tuyutí esperando lo que
hiciera su enemigo.
Lo que da la verdadera importancia de la batalla es que, por la mala
coordinación y poca planificación, un ataque que debió darles una victoria
decisiva, costó a los paraguayos la destrucción de sus mejores unidades
regulares, la mayoría de los jinetes muertos eran miembros de la élite de
Asunción. Al final de la batalla los aliados aún poseían una fuerza de combate,
al contrario de López que, de allí en adelante, nunca más consiguió reunir una
fuerza de aquella magnitud para combatir.
Desde entonces, sin condiciones humanas para batir en campo abierto, a Solano
López solo le restaba resistir atrincherado en las fortificaciones (Fortaleza de
Curupayty y Fortaleza de Humaitá) con la esperanza de poder desgastar a las
fuerzas enemigas. Con esa victoria, las tropas aliadas se establecieron
firmemente en territorio enemigo.
En Brasil, la Batalla de Tuyutí es conocida como la “Batalla de los Patronos”, ya
que en esta acción se destacaron las heroicas actuaciones de Osorio, Sampaio y
Mallet, quienes en la actualidad son los patronos de las armas de caballería,
infantería y artillería respectivamente. Osorio se transformó en un verdadero
símbolo de liderazgo militar. Debido a su experiencia militar, sus servicios
fueron requeridos no sólo cuando Mitre se desempeñó como Comandante
General de las Fuerzas Aliadas, sino también cuando este puesto fue ocupado
por el Duque de Caxias y el Conde D´Eu. Osorio llegó a combatir estando
herido en el rostro durante la Batalla de Avai (1868), y entre los años 1878 y
1879 ocuparía el cargo de Ministro de Guerra del Imperio del Brasil.
La cruenta batalla de Tuyutí es un hecho de la Historia Militar que nos permite
sacar valiosas enseñanzas tácticas. En este enfrentamiento hubo también un
nutrido muestrario de actos de valor y heroísmo por parte de ambos mandos,
que es imposible agotar en estas páginas. Aquel 24 de mayo de 1866,
Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay se vieron envueltos en una lucha
sangrienta que es parte de nuestra historia común. Pero hoy, habiendo
superado anacrónicos desencuentros, son estos mismos cuatro países los que
han abierto la senda de la integración sudamericana con la conformación del
MERCOSUR (Mercado común del Sur), superando con madurez los hechos del
pasado y rindiendo el merecido homenaje a aquellos hombres que supieron
combatir y morir por sus perspectivas.
BATALLA DE TUYUTI - 3ra Fase.docx
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