retrocedieron al bosque hasta que finalmente fueron obligados a retroceder
de ahí por un contraataque aliado.
La unidad del comandante Marcos, que debía atacar por el centro, se vio
retrasada en su avance y fue rechazada en tres ataques con graves pérdidas.
La poderosa caballería de Marcos cargó contra las líneas brasileñas, pero el
general francés Emílio Luis Mallet, comandante de las tropas brasileñas en el
centro, había ordenado cavar un foso delante de sus posiciones, por lo que los
paraguayos nunca pudieron acercarse a menos de 50 metros, esto unido al
fuego de la artillería imperial, diezmó a los jinetes paraguayos.
En el caso del general Resquín, sus dos batallones cruzaron el estero por el
paso “Yatayty Corá” y “Leguizamón”, y su caballería de ocho regimientos por
paso “Minas”. La caballería derrotó a los pocos escuadrones argentinos que allí
se encontraban, pero en su temerario ataque contra la infantería argentina
formada en cuadros resultó prácticamente aniquilada, aunque con gran
dificultad, finalmente no pudo envolver el flanco.
Los batallones de Resquín avanzaron con gran lentitud debido a las dificultades
del terreno, lo que dio tiempo a los argentinos para tomar adecuadas
contramedidas y rechazarlos a través del estero. El general Barrios y sus
hombres por su parte, debido a las dificultades del terreno, se vieron muy
retrasados, llegando a “Potrero Piris” casi al mediodía. En esos momentos las
tropas brasileñas ya estaban preparadas por lo que se perdió la sorpresa. Sin
embargo, el general dio la señal y sus tropas atacaron a las unidades de
brasileños y uruguayos.
La intervención del general brasileño Manuel Luis Osório fue decisiva para la
victoria aliada. El propio general Bartolomé Mitre reconocería “Nos salvó de la
derrota la sabía providencia del general Osorio”. Dicho comandante brasilero,
no sólo ordenó a la artillería imperial ocupar una posición estratégica y decisiva
para la ejecución de la defensa, sino que sus rápidas y acertadas órdenes,
permitieron maniobrar con celeridad a las divisiones de reserva que ejecutaron
las reacciones ofensivas que toda defensa debe tener siempre previstas.
Aunque inicialmente pareció que se convertiría en una completa derrota aliada,
la batalla terminó en un sangriento desastre paraguayo. A las 16:30, tras cinco
horas de lucha, el combate cesó y las unidades paraguayas se retiraron. La