cavidades corporales sino que hacen cortes de tejidos e imágenes que permiten precisar
desarrollos aún incipientes de cualquier enfermedad.
EL CONTEXTO DE LAS RADIACIONES
El empleo con fines de servicio de las radiaciones ionizantes y no ionizantes, tanto en la
industria como en la medicina, ha servido de pilar al desarrollo de la humanidad y su
bienestar. Además, la especie humana está siempre expuesta a las radiaciones ionizantes
de origen cósmico, a radiaciones naturales del medio donde vive.
A partir de 1895 con el descubrimiento de los rayos X por Roentgen se inicia el uso de
las radiaciones con fines médicos. Al año siguiente Henri Becquerel descubre en París
la radiactividad natural y en 1897, Joseph John Thompson descubre el electrón. En el
curso de un decenio, Rutherford, Planck y Einstein sientan las bases de la física
moderna y sus aplicaciones.
Si Copérnico, Galileo y Newton iniciaron la primera revolución científica, Roentgen
con su descubrimiento marca el comienzo de la segunda revolución, el nacimiento de la
física moderna, que lleva a reconocer la existencia de un universo microscópico en el
interior de la materia, algo insospechado hasta entonces. En rápida sucesión, uno tras
otro, los hallazgos y logros científicos, que siguen al descubrimiento de los rayos X,
cambian el mundo científico: la radiactividad natural, el electrón, la teoría cuántica de
Planck, el núcleo atómico, la radiactividad inducida, la relatividad, la mecánica
cuántica, la comprensión del átomo, la electrónica, etc.
Del descubrimiento de Becquerel de la radiactividad natural, se derivan, entonces en
1898, el aislamiento del radio (Ra-226) por Pierre y Marie Curie y sus aplicaciones
médicas, los progresos en el conocimiento de la estructura del átomo, la radioquímica,
los isótopos radiactivos artificiales y por último la energía atómica.
El descubrimiento del electrón por JJ Thomson en 1897 dará lugar a la electrónica
moderna y sus aplicaciones médicas.
En 1934 Irene y Fréderic Joliot Curie descubren la radiactividad artificial y se da
impulso a sus aplicaciones médicas. Se aprende así a fabricar isótopos radiactivos de la
mayor parte de los elementos naturales y, gracias a la radiación que emiten, se puede
seguir en el interior del organismo humano su destino o el de las moléculas en los que
se han introducido. Previamente George Von Heves inició el empleo de los marcadores,
en 1913, con radioisótopos naturales. En 1922, Antoine Lacassagne descubre el