En la osteogénesis deben considerarse períodos
esenciales:
o Preosificación: aparición de una
distensión edematosa en el tejido
embrionario entre cuyas fibrillas
colágenas aparece una sustancia preósea.
o Impregnación cálcica: la sustancia
preósea se transforma en oseína. Las sales
de calcio se depositan en el interior de la
sustancia fundamental. Las sales, fosfatos
y carbonatos impregnan los espacios
uniéndose a la oseína. El resultado es la
formación de un tejido sólido y resistente
que adquiere homogeneidad. Este proceso
invade las trabéculas directrices. Nuevas
se yuxtaponen a las trabéculas
precedentes, asegurando el proceso de
osificación por aposición.
o Destrucción ósea: las trabéculas
organizadas siguen el eje de los vasos
sanguíneos, pero sufren un proceso de
destrucción, exteriorizando en el hueso
compacto por aparición de los conductos
centrales y de las cavidades medulares.
Histogénesis, crecimiento óseo
En el embrión, el esqueleto está representado por
modelos primitivos cartilaginosos y fibrosos que
dan origen a los huesos del cartílago y a los
huesos de membrana.
[Osificación y crecimiento de un
hueso de cartílago]
El elemento inicial es un tallo cartilaginoso que se
reduce en escala menor al hueso que formará, se
establecen 2 tipos de osificación: central y
periférica. Ambas dependen del régimen
circulatorio local que aporta los elementos para la
osificación.
La acción del periostio se exterioriza en la
regeneración ósea, luego de la supresión de un
segmento óseo. El periostio ofrece durante toda
la vida un medio eficaz para la osificación.
El cartílago, punto de partida de la osificación
encondral, es destruido y reemplazado por tejido
óseo. Para que el hueso se desarrolle, es necesario
que el tejido cartilaginoso se multiplique para ser
útil.
En la adolescencia, la osificación encondral se
detiene, sin embargo, la osificación perióstica
puede durar toda la vida. En un hueso largo el
modelo cartilaginoso presenta dos extremos
engrosados y una parte media.
En la diáfisis se observa la evolución simultánea
de las osificaciones encondral y pericondral. El
hueso perióstico avanza hacia el centro de la
diáfisis, encuentra al hueso encondral que va
hacia la epífisis. A medida que llega a los
extremos de la diáfisis, el hueso encondral es
reemplazado por hueso perióstico, con lo cual se
genera en el hueso primitivo una cavidad.
Aparecen las células hematógenas que
constituirán la médula ósea. La diáfisis es
construida por una abrazadera de hueso
perióstico entre dos partes de hueso encondral
que progresa hacia los dos extremos.
En la epífisis aparece un punto de osificación
encondral, a partir de la cual la osificación
progresa del centro a la periferia. En las epífisis
domina la osificación encondral, el hueso
perióstico se manifiesta por una delgada capa de
hueso compacto en la periferia.
En la unión diafisoepifisaria (metáfisis), persiste
como una lámina cartilaginosa hasta el final del
crecimiento. Este cartílago epifisario proporciona
a la diáfisis los elementos necesarios para la
osificación encondral.
En un hueso corto, la osificación y el crecimiento
son comparables a los de una epífisis. Predomina
la osificación encondral y el tejido óseo
evoluciona hacia el esponjoso, formándose
lagunas en el hueso encondral.
[Osificación y crecimiento de un
hueso de membrana]
Este proceso se observa en los huesos del cráneo
y de la cara. Sobre un modelo conjuntivo
membranoso se forman trabéculas directrices de
la osificación que parten de la cara profunda del
periostio.
Morfogénesis ósea: el hueso vivo
El hueso crece en longitud y en espesor. Durante
el crecimiento se produce una serie de
renovaciones de las capas óseas, especialmente
en el hueso perióstico. Se originan los canales por
lo que transitan elementos vasculares o
nerviosos. Estas influencias extremas repercuten
en la arquitectura del hueso.
Cuando el tejido óseo compacto se espesa por la
acción de una presión o tracción importante, el
tejido óseo esponjoso orienta sus trabéculas en el
sentido de la presión que soporta. El crecimiento
no detiene las modificaciones de la forma del
hueso vivo. Los fenómenos de destrucción y
formación ósea ocurren durante toda la vida.