
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, diciembre, 2006 67
sitario de Nimega, publicó el primer
caso de diabetes insípida nefrogénica
(NDI) hereditaria asociada a muta-
ciones del gen de AQP2. Los indi-
viduos que sufren esta enfermedad
eliminan grandes cantidades de orina
diluida debido a una insufi ciencia
renal que impide la reabsorción de
agua en respuesta a la vasopresi-
na. Un aumento en la expresión de
AQP2 se relaciona con un incre-
mento en la retención de líquido:
así ocurre en la cirrosis hepática,
la insufi ciencia cardíaca congestiva
y el embarazo.
Las alteraciones en la expresión
de las acuaporinas provocan tam-
bién trastornos cerebrales. Las AQP4
aberrantes se asocian al desarrollo de
patologías relacionadas con desequi-
librios en la homeostasis iónica. Una
disfunción de la acuaporina-4 podría
provocar cambios en la concentración
de iones potasio (K
+
) que lleven a
un aumento de la excitabilidad neu-
ronal. La relación entre la AQP4 y
el edema cerebral se descubrió me-
diante experimentos llevados a cabo
con ratones en los que la expresión
de AQP4 se había silenciado. Se ha
observado también que el edema que
se produce tras un período isquémi-
co puede reducirse de forma notable
mediante la eliminación de la AQP4
perivascular.
Evolución por duplicación génica
Como hemos mencionado, las acua-
porinas pertenecen a la familia de
proteínas integrales de membrana
(PIM). Esta familia agrupa a más
de 200 miembros. Su evolución
arranca de la duplicación de un gen
originario, que supuso la aparición
de dos proteínas con funciones di-
ferenciadas: los canales de agua y
los canales de glicerol y urea. Esta
es la situación que se observa hoy
en bacterias y hongos, que cuentan
sólo con una copia de cada uno de
estos canales. Luego, ambos tipos
de canales se diversifi caron mediante
duplicaciones génicas en animales
y plantas. En Arabidopsis se han
identifi cado hasta 35 proteínas; ello
resalta la importancia del control del
fl ujo de agua en las plantas.
Las proteínas transportadoras de
glicerol han experimentado nume-
rosas duplicaciones en el nemátodo
Caenorhabditis elegans. En mamí-
feros, tres duplicaciones han dado
lugar, de forma sucesiva, a AQP3,
AQP7, AQP9 y AQP10. Curiosamen-
te, no hay miembros de esta subfa-
milia en plantas.
En vertebrados encontramos seis
canales de agua resultantes de du-
plicaciones génicas consecutivas:
AQP0, AQP1, AQP2, AQP4, AQP5
y AQP6. El número de acuaporinas
se desconoce en invertebrados; has-
ta la fecha, se ha descrito sólo una
AQP en tres especies de insectos. La
acuaporina-8 se encuentra en todos
los animales.
El mayor número de acuaporinas
se encuentra en el reino vegetal.
La caracterización de los canales
de agua en plantas se debe sobre
todo a dos grupos de investigación,
el de Maarten J. Chrispeels, de la
Universidad de San Diego en Ca-
lifornia, y el de Per Kjellbom, de
la Universidad de Lund. La primera
acuaporina que se aisló en plantas se
denominó ALFA-TIP.
De acuerdo con su origen evoluti-
vo, se conocen cuatro grandes gru-
pos de canales de agua en plantas.
Cada grupo presenta una localización
celular diferencial: las proteínas in-
trínsecas de membrana plasmática
(PIP), las proteínas intrínsecas del
tonoplasto o membrana vacuolar
(TIP), las pequeñas proteínas bási-
cas intrínsecas (SIP) y las nodulinas
(NIP). Las proteínas intrínsecas de
membrana plasmática parecen derivar
de una única duplicación génica que
dio lugar a dos tipos básicos de PIP:
el tipo 1 y el tipo 2. Las proteínas
intrínsecas del tonoplasto resultan de
al menos dos duplicaciones génicas
sucesivas.
De todas las acuaporinas vegetales,
las que revisten mayor interés desde
el punto de vista evolutivo son las
nodulinas. Se describieron en los nó-
dulos simbióticos de las raíces de
leguminosas, pero se encuentran tam-
bién en plantas sin nódulos simbióti-
cos. Según los análisis de parentesco,
todas las nodulinas descenderían de
un mismo tipo de canales de agua
que fue adquirido por el ancestro
común de todas las plantas a partir
de bacterias por transferencia géni-
ca horizontal. Luego, puesto que las
plantas carecen de transportadores de
glicerol-urea, estos canales de agua
habrían cambiado su función: una
fuerte presión selectiva los trans-
formó en los actuales canales de
glicerol-urea.
Dado que las nodulinas adquirieron
su capacidad de transportar glicerol-
urea de forma distinta al resto de
acuagliceroporinas (mediante conver-
gencia funcional), los aminoácidos
implicados en la selectividad por
glicerol-urea son también distintos.
La secuencia de las nodulinas guarda
semejanza con la secuencia típica de
los canales de agua, pero presenta
algunos cambios, necesarios para su
función, que recuerdan a las acua-
gliceroporinas.
Miriam Echevarría Irusta se doctoró en biología por la Universidad Simón Bolívar
de Caracas. Es profesora de la Universidad de Sevilla. Se dedica al estudio funcional
de las acuaporinas en el departamento de fi siología médica y biofísica del Laborato-
rio de Investigaciones Biomédicas del Hospital Virgen del Rocío. Rafael Zardoya San
Sebastián se doctoró en biología por la Universidad Complutense de Madrid. Desarrolla
su investigación sobre fi logenia y evolución molecular en el Museo Nacional de Ciencias
Naturales del CSIC.
A
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Los autores
Bibliografía complementaria
MIRIAM ECHEVARRIA Y RAFAEL ZARDOYA