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ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS
a. su escisión o división que supone lo inconsciente.
b. subordinación a una estructura que lo determina.
Desde la propuesta de Lacan, el orden simbólico opera como
determinante, como legalidad, en cuanto al lugar del sujeto en su
relación al Otro, que está regulada o mediada por un código o sistema
de reglas y convenciones del orden simbólico que permite estructurar
el intercambio a partir del lenguaje. Lacan aclara que el inconsciente
freudiano no es un reservorio instintual, sino que primordialmente es
lingüístico, proponiendo que el inconsciente estaría estructurado como
el lenguaje, en tanto sólo puede ser captado al ser puesto en palabras.
El inconsciente está estructurado como el lenguaje, sostuvo Lacan,
pero no solamente como un lenguaje, diría él más adelante, sino
como un lenguaje y un saber, que es saber inconsciente.
Así definido, es claro que el concepto de sujeto, sostenido o
soportado por estructuras pre-existentes y a su vez soportadas por aquel,
se opone a la concepción de “individuo”, que marca como indiviso
una entidad homogénea y compacta, con la que se manejan distintas
corrientes psicológicas.
En cuanto a lo referido a la ética, ésta es dimensión esencial de
teoría y clínica psicoanalíticas en su relación con la noción de
sujeto en que se sostiene, y no es sin ella. Toda concepción del
hombre, aclaremos, está fundamentada en una ética aunque ésta no
se especifique o enuncie. En psicoanálisis la noción de deseo es
concepto teórico básico: en la concepción dinámica como polo del
conflicto, en el modelo del sueño, en la formación sintomática o en
la relación con el otro significativo, siendo definitorio para locali-
zar al sujeto en la estructura y en el terreno de la psicopatología. La
ética psicoanalítica es ética del deseo, en tanto la noción de sujeto
del psicoanálisis supone la relación “deseo - inconsciente” propues-
ta por Freud. No propicia desde su clínica lograr el bienestar como
“objetivo” que sí buscan algunas terapias psicológicas en un tiempo
en el cual los objetos y los bienes producen la felicidad al hombre
si puede lograrlos. El psicoanálisis no sostiene una ética del bienes-
tar o del placer. Las éticas hedonistas son un conjunto muy hetero-
géneo que colocan a los bienes como algo supremo que regiría la