si alcanzan el sistema P; si les es bloqueada su conducción hacia adelante, no afloran
como sensaciones. Hablamos de sensaciones icc: mantenemos la analogía con
"representaciones icc". Para traer a la cc la representación icc es preciso procurar
eslabones de conexión, lo cual no tiene lugar para las sensaciones, que se transmiten
hacia adelante, es decir, la diferencia entre cc y prcc carece de sentido para las
sensaciones porque son cc o icc. Y cuando se liguen a representaciones-palabra, no deben
a estas su devenir-consiente, sino que devienen tales de manera directa. El papel de las
representaciones-palabra se vuelve ahora enteramente claro. Por su mediación, los
procesos internos de pensamiento son convertidos en percepciones.
Llamamos “yo” a la esencia que parte del sistema P y qué es primero Prcc y "ello” ", en
cambio a lo otro psíquico en que aquel se continua y que se comporta como Icc.
Un individuo es para nosotros un ello psíquico, no conocido (no discernido) e
inconsciente, sobre el cual, como una superficie, se asienta el yo, desarrollado desde el
sistema P como si fuera su núcleo. El yo no envuelve al ello por completo., sino sólo en la
extensión en que el sistema P forma su superficie (la superficie del yo). El yo no está
tajantemente separado del ello, sino que confluye hacia abajo con el ello.
Lo reprimido confluye con el ello, es una parte de él. Lo reprimido sólo es segregado del
yo por las resistencias de represión, pero puede comunicar con el yo a través del ello. El
yo lleva un "casquete auditivo" y según la anatomía del cerebro, lo lleva de un lado. Se le
asienta transversalmente.
El yo es la parte del ello alterada por la influencia directa del mundo exterior, con
mediación de sistema p-cc. Se empeña por hacer valer sobre el ello el influjo del mundo
externo, así como sus propósitos propios; y reemplazar el principio de placer, que rige en
el ello, por el principio de realidad. Para el yo, la percepción cumple un papel que en el
ello corresponde a la pulsión. El yo es el representante de lo que puede llamarse razón y
prudencia, por oposición al ello, que contiene las pasiones.
El yo gobierna los accesos a la motilidad. Se parece al jinete que debe enfrentar la fuerza
superior del caballo, con la diferencia de que el jinete lo intenta con sus propias fuerzas,
mientras que el yo lo hace con fuerzas prestadas. Así como al jinete, si quiere permanecer
sobre el caballo, a menudo no le queda otro remedio que conducirlo adonde este quiere
ir, también el yo suele trasponer en acción la voluntad del ello como si fuera la suya
propia. Además del influjo del sistema P, otro factor parece ejercer una acción eficaz
sobre la génesis del yo y su separación del ello. El cuerpo propio y su superficie es un lugar
del que pueden partir percepciones internas y externas. El yo no es solo escencia-
superficie, es también una esencia-cuerpo.
Ahora bien, hay personas en quienes la autocrítica y la conciencia moral, son icc, y
exteriorizan los afectos más importantes; por lo tanto, el permanecer-inconscientes las
resistencias en el análisis no es la única situación de esta clase. La experiencia nueva que