CDS
CUESTIONARIO DE
DEPREDIÓN PARA NIÑOS
MANUAL
(4ºEdición revisada y ampliada)
INDICE
INTRODUCCIÓN
1. DESCRIPCIÓN GENERAL
1.1 FICHA TÉCNICA
1.2 CARACTERÍATICAS GENERALES
1.3 DESCRIPCIÓN DE LAS ESCALAS
1.4 EL CDS Y LOS ADULTOS
1.5 FINALIDAD Y APLICACIONES
1.6 MATERIAL
2. NORMAS DE APLICACIÓN Y CORRECCIÓN
2.1 INSTRUCCIONES PARA LA APLICACIÓN
2.2 CORRECCIÓN Y OBTENCIÓN DE LAS PUNTUACIONES DIRECTAS
3. JUSTIFICACIÓN ESTADÍSTICA
3.1 ESTUDIOS ORIGINALES
3.2 ADAPTACIÓN ESPAÑOLA
3.3 SALUD MENTAL, DEPRESIÓN Y OTRAS VARIABLES DELA PERSONALIDAD
4. NORMAS INTERPRETATIVAS
4.1 MUESTRA GENERAL DE TIPIFICACIÓN
4.2 CONVERSIÓN DE PUNTUACIONES DIRECTAS EN PUNTUACIONES
TRANSFORMADAS
4.3 GRUPOS CLÍNICOS
4.4 BAREMOS ESPECÍFICOS
BAREMOS
BIBLÍOGRAFIA
INTRODUCCION
Ha pasado más de una década desde que se terminó la adaptación y se publicó la primera edición del
Manual (983). El instrumento ha tenido una buena acogida y los usuarios han podido obtener información sobre
la depresión en niños y adolescentes, tanto en los aspectos globales (el positivo y el depresivo) como en los
específicos (las 8 escalas), esas variables que pueden evaluarse con el Cuestionario de depresión para Niños
(CDS).
La depresión es actualmente un constructo “alza”, su estudio y evaluación está llamando la atención de
los investigadores españoles (y la someten a diversos controles experimentales) y de los profesionales yos
profesionales que realizan una labor aplicada” (y la miden para usar los datos en tareas de consejo y solución de
problemas).
Después es actualmente un constructo “en alza”, su estudio y evaluación está llamando la atención de os
investigadores españoles (y la someten a diversos controles experimentales) y de los profesionales que realizan
una labor “aplicada” (y miden para usar los datos en tareas de consejo y solución de problemas).
Después de aquellos primeros análisis (explicitados en varios apartados de este Manual), se ha estudiado
la depresión infantil en nuevos y diversos ambientes. Principalmente han sido los profesionales universitarios los
que han promovido dichos estudios.
Hemos conocido los trabajos que recientemente han realizado en Salamanca (María Soledad González Mateos y
Antonio Sánchez Cabaco, Universidad Pontificia) y en Madrid (María Victoria del barrio, Universidad Nacional
de Educación a Distancia), y hemos solicitado su colaboración para dar a conocer los resultados. Fruto de esto ha
sido la introducción de un nuevo apartado en el capítulo 3 y una Bibliografía más amplia; el lector interesado
puede encontrar en estas ampliaciones una mayor riqueza de fuentes que le faciliten una mejor comprensión del
constructo y aprovechamiento de las medidas obtenidas con el CDS.
Aunque la fase de la adaptación (1983) está ya lejana en el tiempo, nos parece justo seguir reconociendo y
agradeciendo aquellas diversas y valiosas colaboraciones, tanto desde los ambientes escolares como desde los
clínicos.
1. DESCRIPCIÓN GENERAL
1.1 FICHA TÉCNICA
Nombre Original: Childrens depression Scale (CDS)
Autores: M. Lang y Tisher
Adapación española: TEA
Administración: Individual colectiva
Duración: Variable entre 30 y 40 minutos
Aplicación: 8 a 16 años
Significación: Evaluación global y especifica de la depresión en los niños
1.2 CARACTERÍSTICAS GENERALES
En la revisión de la literatura sobre este tema, los trabajos de K. Abraham (1949), M. Klein (1934), B.
Rank y otros (1951) y R. Spitz (1946), aluden a diferentes formas de la depresión infantil; además, varios autores
citados por J. Anthony y P. Scott (1960) han descrito casos de psicosis maníaco-depresiva en la infancia.
Sin embargo, en los textos de psiquiatría infantil publicados hasta mediados os años sesenta, son raras las
alusiones a la depresión en la infancia como algo distinto de la depresión y de la psicosis maníaco-depresiva en
adultos; a partir de esos años ha aumentado considerablemente el interés y reconocimiento de este fenómeno en la
infancia.
En principio, ha habido un cierto desacuerdo de tipo teórico sobre la validez del concepto de la depresión
en la infancia. Algunos autores (como H. E.Rie 1966) definen la depresión en términos de un número de
características psicopatológicas encontradas en los adultos, e indican que es teóricamente imposible su presencia
en los niños. Otros sostienen que, aun cuando las manifestaciones clínicas de la depresión son similares en
adultos y niños, las diferencias están en que en éstos no aparecen “aquellas formas de depresión que son
consecuencia de procesos defensivos y restituidos más amplios y, en particular, de las introyecciones e
identificaciones patológicas que caracterizan la depresión melancólica de tipo neurótico y psicótico”.
Poe otra parte, se han señalado distinciones entre las formas enmascarada y abierta de la depresión; al
describir la primera, K. Glaser y M.Sperling están de acuerdo con J. M. Toolan en que los niños no presentan los
síntomas de las reacciones depresivas de los adultos; en aquellos se encuentran problemas de conducta y de
delincuencia, reacciones psiconeurosis tales como las fobias escolares, dificultades en el aprendizaje, berrinches
de mal humor, tendencia a los accidentes, holgazanería, autodestrucción, alteraciones digestivas y en el sueño,
dolores de cabeza de tipo migraña y deficiencias o retrasos motóricos.
En cuanto a la depresión abierta, E. Poznanski y J. P. Zrull (1970) observaron 14 niños que mostraban
depresión afectiva, es decir, “la expresión de un estado afectivo de desgracia o tristeza crónicas…” También E.
Frommer (1967), J. Sandler describen la depresión afectiva clínica; los dos últimos autores dividen su muestra de
84 niños según la edad (hasta siete, siete-diez, once-trece y catorce-dieciséis años) y señalan que las diferencias
intergrupos son fundamentalmente cualitativas, mientras que las diferencias intragrupos son principalmente de
tipo cuantitativo
J. Stack (1971) confirma la observación de E. Frommer (1967) de que la depresión en la infancia es un
mal común que se manifiesta frecuentemente con la sintomatología somática. Como indica el segundo, “se debe
sospechar la existencia de depresión en los niños que se quejan de malestares abdominales recurrentes no
específicos, dolores de cabeza, problemas de sueño o temores irracionales, o presentan alteraciones de humor,
tales como irritabilidad, llantos incomprensibles o explosiones asociadas a mal temperamento”. Stack prefiere
hablar de depresiones en la infancia en lugar de considerar el fenómeno como una entidad única, e intenta
clasificar sus formas de la manera siguiente:
Grupo 1, depresiones en niños preescolares:
a) Hiperactividad
b) Apatía
c) Somatización
Grupo 2, depresiones en niños escolares
a) Depresión simple
b) Fobias u obsesiones con reaccionesdepresivas
c) Estados depresivos mixtos
d) Depresiones asociadas con síndromes cerebrales orgánicos y estados psicóticos.
Y en estos grupos el autor ha aplicado separadamente drogaspsicotrópicas
También se encuentran alusiones a las características somáticas de la depresión en la infancia en
los trabajos de W. Ling y colaboradores (1970) y de V. Kuhn (1971). Y este considerable aumento del
interés por el tema puede estar ejemplificado por el IV Congreso de la Unión de Paidopsiquiatras
celebrado en (1971) y las Conferencias sobre la Depresión en la infancia (975) promovidas por el Centro
de Estudios sobre el Niño y la Salud Mental del Instituto nacional de Salud Mental (editadas por
Schilterbrandt y Raskin 1977)
Por otra parte, los informes sobre la frecuencia de dicha depresión varían mucho. Kuhn (1971)
señala que “actualmente muchos investigadores bien conocidos afirmarían que, en cualquier grupo
promedio de niños tratados por un psiquiatra infantil, se puede esperar alrededor de un 12% de casos con
perturbaciones patológicas clasificables en esa línea”. Cuando Lefkowitz (1977) hace una revisión de la
literatura sobre el tema observa que, en los estudios epidemiológicos de conductas desviadas en niños, un
20% de la población infantil parece presentar los síntomas de problemas depresivos observados
normalmente en muestras clínicas. Más aún, en un estudio longitudinal de más de 50 niños, desde el
nacimiento a la edad escolar, Meierhofer (1971), las principales razones de la amplia variedad de
frecuencias citadas se debe fundamentalmente a que entre los investigadores hay divergencias en el
significado del concepto de depresión y a la diversidad de las muestras estudiadas.
Esta considerable confusión en la literatura sobre el concepto y la presencia de la depresión en la
infancia, viene a señalar la necesidad de un método sistemático, estructurado y aplicable para medir dicha
entidad, lo cual ha sido señalado por el Subcomité de Evaluación dirigido por Kovacs y encargado de
investigar la medida de la misma. La misma Kovacsy A. T. Beck (1977) han intentado ampliar la
aplicabilidad del BDI (Beck depression Inventory, diseñado para adultos) a muestras de niño y realizado
un estudio piloto. Con esta excepción, en el momento de diseñar el CDS no se conocía ningún otro
intento de medida escalar para investigar la depresión en la infancia, o por lo menos no se había publicado
ningún test en esta línea.
La presente Escala de Depresión para Niños (CDS) difiere del trabajo de Kovacs-Beck en que no
ha sido elaborada a partir de un test para adultos; se ha diseñado específicamente para los niños.
Y ha tenido en cuenta lo recientemente señalado por los mismos Kovacs-Beck y por A. Nowells
(1977): el hecho de que tienen mucha importancia las observaciones de las personas que rodean y
conocen al niño (los otros significativos), tales como los padres y los profesores; aunque el CDS está
destinado a los niños, la misma escala, con ligeras modificaciones de formato, puede ser contestada por
un familiar, profesor u otro significativo que responda según su conocimiento del niño.
A pesar de la citada confusión en la literatura, las autoras del DCS creen que dicha depresión es
una respuesta humana normal que varía en intensidad u cualidad, que se encuentra en la población infantil
y que juega un papel especial en muchos grupos psiquiátricos, incluyendo los diagnosticados como
depresiones neuróticas o psicóticas.
¿Es un estado o un síndrome? Las diferentes características aludidas en los trabajos sobre la
sintomatología de la depresión en la infancia podrían resumirse en:
Respuesta afectiva: sentimientos de tristeza/ desgracia y llantos
Autoconcepto negativo: sentimientos de inadecuación, poca autoestima, inutilidad, desamparo,
desesperanza y falta de cariño.
Disminución de la productividad mental y de los impulsos: aburrimiento, alejamiento, falta deenergí,
descontento, poca capacidad para el placer y para aceptar la ayuda o el confort, así como retraso
motórico.
Preocupaciones: por la muerte, la enfermedad, el yo o los otros, así como pensamientos suicidas y
sentimientos de pérdida (real o imaginaria)
Problemas de agresión: irritabilidad y explosiones de mal humor.
Estas características se tomaron como conceptos operativos para definir la entidad que intenta evaluar el
CS, y se elaboraron elementos pertinentes a todos ellos: en su construcción se tuvieron en cuenta los
contenidos de los informes psiquiátricos, las historias recogidas en el TAT y las hojas de respuesta de tests de
frases incompletas de niños con depresión, así como las descripciones de las experiencias y fenómenos
depresivos presentadas en la literatura. En la redacción se intentó describir dichas experiencias de modo que
fueran reconocidas por los niños si de alguna manera las poseían, y fue depurada por una muestra de niños en
tratamiento, a los que se pidió que comentaran o modificaran dicha redacción y sugirieran nueva frases según
sus experiencias.
El resultado final fue una escala con 66 elementos, entre los que hay 18 positivos (como “Me siento
alegre la mayor parte del tiempo) y 48 depresivos (como “me siento solo muchas veces). Los elementos
positivos están entremezclados con los depresivos, para reducir una tendencia halo en respuestas, y para
medir la “incapacidad para experimentar placer o diversión” como un componente de la depresión; también
se procuró que presentaran una variación tal que, al ser contestados por el niño, no le afectaran de un modo
depresivo.
Con la ayuda de criterios teóricos y lógicos, los 66 elementos se agruparon en subescalas, intentando que
cubrieran muchas de las características de la depresión en los niños, y en realidad estas subescalas son
similares a los conceptos incluidos en la definición dada en los párrafos anteriores; también e procuró que las
escalas tuvieran igual número de elementos.
A. DESCRIPCIÓN DE LAS ESCALAS
El Cuestionario CDS contiene 66 elementos, 48 de tipo depresivo y 18 de tipo positivo. Estos dos
conjuntos se mantienen separados y permiten dos subescalas generales independientes: Total Depresivo
y Total Positivo (TD y TP)
Dentro de cada una de estas dos dimensiones se agrupan sus elementos por el contenido de los
mismos en varias subescalas, que podría describirse brevemente de la siguiente manera:
1. Total depresivo, con seis subescalas:
RA; Respuesta Afectiva (ocho elementos), alude al estado de humor de los sentimientos del
sujeto
PS, Problemas sociales (ocho elementos), se refiere a las dificultades en la interación social,
aislamiento y soledad del niño
AE, Autoestima (ocho elementos), se relaciona con los sentimientos, conceptos y actitudes
del niño en relación con su propia estima y valor.
PM, reocupación por la muerte/salud (siete elementos), alude a los sueños y fantasías del
niño en relación con su enfermedad y muerte.
SC, Sentimiento de culpabilidad (ocho elementos), se refiere a la autopunición del niño.
DV, depresivos varios (nueve elementos), incluye aquellas cuestiones de tipo depresivo que
no pudieron agruparse para formar una entidad.
2. Total Positivo, con dos subescalas:
AA, Ánimo – alegría (ocho elementos, puntuados en el polo opuesto), alude a la ausencia de
alegría, diversión y felicidad en la vida del niño, o a su incapacidad para experimentarlas.
PV, Positivos varios (diez elementos, puntuados en el polo opuesto), incluye aquellas
cuestiones de tipo positivo que no pudieron agruparse para formar una entidad.
Para estas subescalas son muy interesantes para poder especificar e interpretar una determinada
puntuación total depresiva o positiva, puesto que los niños pueden manifestar su depresión de muy
diferentes maneras.
1.4 EL CDS Y LOS ADULTOS
Los elementos del CDS pueden ser redactados cambiando (en la mayoría de los casos) el sujeto
de la oración, de primera a tercera persona, y contestados por un adulto que conozca al niño con
problemas depresivos. Así, por ejemplo, “Me siento solo muchas veces” puede redactarse como “El
(niño) se siente solo muchas veces”, o bien incluyendo el nombre del mismo niño: “Luis se siente solo
muchas veces”
Este CDS así redactado puede ser utilizado para obtener de los adultos que conocen al niño
(padres, familiares, profesores, etc.) otra visión de los aspectos depresivos del niño. El obtener esta
multiplicidad de información sobre el sujeto es una práctica corriente. En algunos estudios, como en la
Escala Vineland de madured Social y en la Guía Bristo de Adaptación Social (1974), se examinan
sistemáticamente las respuestas de padres y profesores, y no buscan en el niño esta misma información;
sin embargo, si el CDS contestado por el mismo niño se complementa con la información obtenida por”
otros significativos” para el sujeto, todo el conjunto de datos puede ser utilizado para obtener un índice de
datos puede ser utilizado para obtener un índice más fiable y comprensivo que el uso de una sola fuente
de información sobre el sujeto.
Más aún, se puede obtener otra información importante sobre el niño y su familia examinando
cualitativamente cualquier diferencia existente entre las puntuaciones obtenidas en el CDS por el padre y
por la madre, y entre las de éstos y las el sujeto; en este examen puede, incluso, ser valioso profundizar
hasta unos específicos elementos en los que se observen diferencias significativas.
1.5 FINALIDAD Y APLICACIONES
El CDS es aplicable a niños comprendidos entre los ocho y dieciséis años, es decir, a sujetos que puedan
comprender el contenido de los elementos. No presenta problemas la falta de una buena capacidad lectora, puesto
que los elementos, en la mayoría de los casos, son leídos en voz alta por el examinador; en algunas ocasiones
puede ser conveniente que el sujeto mismo lea las cuestiones en solitario y conteste en la Hoja de respuestas,
como ocurre cuando el CDS es contestado por los adultos significativos para el niño.
En la versión original australiana, los elementos se presentan en pequeñas tarjetas de distintos colores
(uno para cada subescala, lo cual permite la corrección y puntuación), y la persona que responde las sitúa en
montones diferentes según su grado de acuerdo o desacuerdo con su contenido. Este formato dificulta la
aplicación del CDS en forma colectiva, pero puede ser interesante en algunos casos clínicos; sólo se tiene a la
vista u elemento y el sujeto se ve menos influenciado por el contenido de alguno anteriormente contestado, hay
una manipulación activa y física de la tarjeta, se introduce un aspecto lúdico manipulativo y, con todo ello, es
menos probable una tendencia o halo en las respuestas.
Su aplicación está indicada en todos los casos en que se sospeche la depresión. Como se ha señalado
anteriormente, hay muchas características que han mostrado relación consistente con la depresión en la infancia:
el niño parece o es visto como triste, desgraciado, lloroso, aburrido, aislado, apático, con dificultades sociales,
con problemas psicosomáticos (dolores de cabeza, quejas abdominales, dificultades en el sueño, etc.), poca
autoestima, sentimientos de inutilidad, sensación de no ser querido, preocupación por la salud o la muerte,
manifestaciones anómalas de la agresividad, etc. Puede ser aconsejable cuando se tenga noticia de otros
indicativos tales como una gran privación, una pérdida de una persona importante para él, un bajo rendimiento
escolar, una enfermedad física o una ruptura familiar.
Las autoras del CDS recomiendan que, además del niño, sean también ambos padres los que contesten al
Cuestionario y, si es posible, se obtengan datos de algún otro adulto significativo para el sujeto; y cuando éste
tenga hermanos en edades comprendidas entre los ocho y los dieciséis años, puede ser valioso obtener las
respuestas de éstos al CDS preparado para adultos (en tercera persona), e, incluso, sus mismas respuestas al
Cuestionario como sujetos de examen (en primera persona). Frecuentemente se ha observado que la depresión
está presente como un problema de la familia y sus miembros interactúan depresivamente; en estos casos el
fenómeno no está sólo en el niño y el examen y terapia debería incluir a toda la familia.
En un proceso terapéutico, el CDS puede facilitar la comunicación del sujeto; con sus elementos el niño
expresa sus experiencias íntimas, probablemente con más libertas que en una comunicación directa. Por otra
parte, al encontrar la redacción de los elementos el niño comprueba que sus sentimientos y actitudes no son un
caso único. En estas situaciones, cuando el CDS se utilice como instrumento terapéutico, el psicólogo puede
modificar a su juicio las instrucciones de aplicación del Cuestionario, conceder más tiempo, conversar sobre
algunos elementos compartir con el niño el procedimiento de corrección y puntuación u ofrecerle la oportunidad
de cambiar alguna repuesta.
Finalmente, el CDS puede utilizarse en la docencia universitaria o en un curso de entrenamiento
especifico de psicodiagnóstico para proponer una definición comprensiva de la depresión en los niños o para
introducir una estructura conceptual sobre la misma; además, el lenguaje del niño para expresar estos
sentimientos, puesto que los elementos están redactados con ese mismo lenguaje.
1.6 MATERIAL
Aparte del presente Manual (con las bases teóricas, la descripción de las escalas, las normas de aplicación
e interpretación y la fundamentación estadística), es necesario el material siguiente:
a) Aplicaciones colectivas:
Hojas de respuestas
Plantillas de corrección
b) Aplicaciones individuales
66 tarjetas con la redacción de los elementos y cinco tarjetas de clasificación; no es necesaria
plantillas de corrección.
Para poder acoplar una sola Plantilla a la Hoja de respuestas, diseñada para las ocho subescalas del CDS, hubo
necesidad de reordenar los 66 elementos originales, así como trasladar la subescala Ánimo-alegría al principio de
la Plantilla; de este modo, os sujetos comienzan con una redacción de tipo positivo, puesto que la mayoría del
CDS es de tipo negativo. En el cuadro que viene a continuación se indica la correspondencia entre la ordenación
española (Esp.) y la original (Aus.), y la escala (Esc.) en que puntúa cada elemento.
Es posible introducir la mecanización en los procesos de corrección, puntuación e interpretación, pero
exige la utilización de una Hoja de respuestas de diseño y material especial que pueda ser tratada mediante una
lectura óptica; el procedimiento es desaconsejable cuando los niños son muy pequeños y no pueden anotar sus
contestaciones con la precisión que exige el sistema de mecanización.
CUADRO 1
Correspondencia entre las versiones españolas y australiana y la escala puntuada
Esp. Aus. Esc Esp. Aus. Esc Esp. Aus. Esc Esp. Aus. Esc
1 1 AA 17 8 AA 33 24 AA 49 65 AA
2 7 RA 18 27 RA 34 33 RA 50 51 RA
3 16 PS 19 20 PS 35 40 PS 51 56 PS
4 9 AE 20 25 AE 36 38 AE 52 53 AE
5 12 PM 21 14 PM 37 30 PM 53 60 PM
6 21 SC 22 37 SC 38 46 SC 54 55 SC
7 3 DV 23 6 DV 39 43 DV 55 59 DV
8 5 PV 24 15 PV 40 29 PV 56 34 PV
9 2 AA 25 22 AA 41 41 AA 57 66 AA
10 10 RA 26 32 RA 42 45 RA 58 54 RA
11 18 PS 27 28 PS 43 49 PS 59 64 PS
12 19 AE 28 35 AE 44 52 AE 60 58 AE
13 13 PM 29 26 PM 45 48 PM
14 23 SC 30 39 SC 46 47 SC 61 61 SC
15 4 DV 31 42 DV 47 50 DV 62 62 DV
16 11 PV 32 17 PV 48 31 PV 63 36 PV
64 44 PV
65 57 PV
66 63 DV
2. NORMAS DE APLICACIÓN Y CORRECCIÓN
2.1. INSTRUCCIONES PARA LA APLICACIÓN
El CDS es, idealmente, un instrumento de aplicación individual; el niño sentado a la mesa frente al
examinador. En esta situación es más probable que el sujeto se sienta más confortable y animado a compartir sus
experiencias y sentimientos con el examinador (lo cual redundará en unas respuestas más válidas); además, se
pueden recoger observaciones sobre conductas no verbales en el desarrollo de la aplicación.
Cuando se trate de aplicar la prueba a uno o varios miembros de la familia o conocidos del niño, es más
aconsejable que todos estén en la misma sala y al mismo tiempo, aunque con espacio suficiente para que actúan y
contesten independientemente. De esta manera, una vez completado el cuestionario, pueden compartir sus
observaciones sobre el niño y analizar sus diferencias al enfocar el problema del sujeto.
En el caso de una aplicación a un grupo de sujetos, hay que procurar que el mismo tenga una naturaleza
homogénea (alumnos de una misma clase, grupo de psicoterapia, etc.), y sea poco numeroso, para facilitar un
buen clima de aplicación y sinceridad. Aunque, en general, las cuestiones del CDS están redactadas en forma
afirmativa, hay muchas que tienen carga o significado negativo (“a menudo creo que valgo poco”, y el
examinador debe lograr la cooperación de los niños para evitar una actitud sistemática de rechazo de lo negativo.
El CDS pide unas respuestas directas del sujeto sobre sus sentimientos, pensamientos y conductas por
tanto, la validez del instrumento depende de la apertura y sinceridad con que el niño responde a las cuestiones, y
estas características están, a su vez, relacionadas con el clima logrado entre examinador y examinado. Por otra
parte, dado que el CDS tiene la capacidad de llegar hasta la depresión del niño, tiene también implicaciones
terapéuticas; se ha observado que muchos niños, que tenían dificultades para verbalizar sus experiencias o
sentimientos, encontraban mucha ayuda en el hecho de que estos fuertes sentimientos estaban ya redactados para
ellos, que habían sido tenidos por otros niños y que no era malo expresarlo; consecuentemente, todo ello facilita
su apretura y sinceridad.
Las autoras coinciden que el CDS sea introducido a los examinados de una manera amistosa y sin prisas.
Las instrucciones verbales que vienen a continuación deben ser tomadas sólo como una guía para la aplicación, y
el examinador debe utilizar su juicio para adecuarlas a la situación y sujetos concretos.
Una vez que los sujetos disponen de una Hoja de respuestas y que se han anotado en la cabecera los datos
de identificación, se pude decir:
“Otros niños han contestado a las frases que voy a leer, diciendo cómo piensan o cómo sienten, si están de
acuerdo o no sobre lo que se dice en esas frases. Solo veré las contestaciones para conocer vuestros problemas.
Yo leeré un mero y una frase, y vosotros contestáis en la Hoja que tenéis delante, poniendo una marca
sobre uno de los redondelitos que hay después de ese número. Para que veáis cómo se contesta voy a poner un
ejemplo en la pizarra”
Se copia en el encerado la redacción del ejemplo y los lugares destinados a la respuesta, con el siguiente
contenido
“75. Me gustan las visitas a los museos 75.
Cuando, durante el desarrollo el examen, surja alguna pregunta, el examinador puede contestarla de forma
que no influya en el resto de la prueba ni en los demás examinados. Casi siempre es suficiente contestar con un:
“simplemente intenta contestar según lo que sientes o piensas en este momento sobre la frase”
Una vez terminada la lectura de los elementos, se recogerán las Hojas de respuestas comprobando si cada
niño ha contestado a todas las frases y están anotados los datos de cabecera; en caso contrario, conviene pedir al
niño que cumplimente éstos y, si hubiera elementos dejados en banco, se le pueden volver a leer las frases
correspondientes para que las conteste.
Mediante el uso de los elementos impresos en tarjetas separadas, se puede realizar mejor una aplicación
individua. Una vez ordenadas las tarjetas por el número impreso en el ángulo inferior izquierdo y sentado el niño
a la mesa, con espacio suficiente en ella, se sitúan en fila las tarjetas de clasificación. Muy en desacuerdo, En
desacuerdo, No estoy seguro, De acuerdo y Muy de acuerdo, al lado de las cuales el niño podrá ir colocando
las tarjetas-elementos según su contestación a su contenido.
++ + +/-
- --
0 0 0 0
Al lado mismo del niño se colocará el montón de tarjetas con los elementos y, como en el caso de la
aplicación colectiva, se indicará:
“Otros niños han contestado a las frases que tienen estas tarjetas, para decir cómo piensan o cómo sienten, si están
de acuerdo o no con lo que se dice en ellas. Vas a tomar una tarjeta y leer lo que dice. Si estás muy de acuerdo con
eso, como ++, colócala al lado de esta otra tarjeta (SEÑALAR); si estás de acuerdo, como +, colócala al lado de
esta otra (SEÑALAR); si estás muy en desacuerdo, como --, con ella, colócala aquí (SEÑALAR); si estás en
desacuerdo, como -, colócala aquí (SEÑALAR). Si no estás seguro entre estar de acuerdo o en desarrollo, como si
fuera algo entre + y - colócala aquí (EN EL CENTRO DE LA FILA DE MONTONES)”
Si el examinador lo considera apropiado, puede preguntarle al niño si prefiere leer las frases él mismo, o
que le sean leídas. Este examen individual es muy apropiado para recoger observaciones y datos sobre la
conducta del niño durante el examen. Estas mismas tarjetas pueden ser utilizadas para las aplicaciones a adultos
que conocen bien al niño, pidiéndoles que formen los montones considerando el contenido de la tarjeta como
referido al niño.
2.2 CORRECCIÓN Y OBTENCIÓN DE LAS PUNTUACIONES DIRECTAS
Cada elemento se puntúa en una escala de 1 a 5 puntos en la dirección del rasgo de la depresión, desde
Muy en desacuerdo a Muy de acuerdo en los elementos de tipo depresivo, y desde Muy de acuerdo a Muy en
desacuerdo en los tipos positivos. Con esta inversión en los positivos (subescalas AA y PV) se logra que todos
ellos apunten hacia el rasgo de la depresión.
Para facilitar esta tarea de puntuación en las contestaciones recogidas en la Hoja de respuestas, se ha
diseñado una Plantilla de corrección que permite obtener las puntuaciones directas de todas las subescalas y
anotarla en el margen derecho de la Hoja. Se colocará la Plantilla sobre ésta de modo que por los circuitos
existentes en el margen izquierdo de la Plantilla aparezcan los números 1 y 25. Este momento, los recuadros
alargados que hay dentro de la Plantilla dejarán ver los elementos pertenecientes a la primera subescala de
puntuación (5 a 1); se contarán los puntos obtenidos por los elementos de AA. Obsérvese que no se incluyen los
recuadros de la Plantilla señalados con círculos y numeración 64, 65 y 66 de la base de la misma (puesto que no
pertenecen a la subescala AA). Como se indica en la parte superior de la Plantilla, es necesario restar este valor de
48; es decir, la puntuación directa es AA = 48 – suma de puntos obtenida. Esta puntuación se anotará en el primer
recuadro del margen derecho de la Hoja, señalado con las siglas AA.
A continuación se desliza un poco hacia abajo la Plantilla hasta que por los circuitos del margen izquierdo
aparezcan los números 2 y 26. En este momento los recuadros alargados dentro de la Plantilla dejarán ver los
elementos respuestas de as subescala RA. Se suman los puntos obtenidos y su resultado se anotará en la segunda
casilla del margen derecho de la Hoja (RA).
Se vuelve a deslizar la Plantilla hacia abajo y se tendrá:
Núms. 3 y 27, subescala PS, 8 elementos
Núms. 4 y 28, subescala AE, 8 elementos
Núms. 5 y 29 subescala PM, 7 elementos (por esto queda en blanco el último recuadro alargado de la
Plantilla)
Núms 6 y 30 subescala SC, 8 elementos
Núms. 7 y 31, subescala DV, 9 elementos (incorpora el señalado como 66 en la base)
Núms 8 y 32, subescala PV, 10 elementos (incorpora los señalados como 64 y 65 en la base). Como se
indica en la parte superior de la Plantilla, es necesario restar este valor de 60; es decir, PV = 60 – suma de
puntos.
Una vez anotadas las puntuaciones directas de las ocho subescalas en el margen derecho de la Hoja, se
procede a obtener las dos dimensiones superiores, Total Positivo y Total Depresivo, de la siguiente forma:
TP = AA + PV
TD = RS + PS + AE + PM + SC + DV
Y los resultados de estas operaciones se anotan en sus casillas.
En el caso de una aplicación individual (con tarjetas), el corrector tendrá construido previamente un
cuadro con seis columnas y 10 filas, algo así como:
+ + + +/- - - -
2. RA = 5 ( ) + 4( ) + 3 ( ) + 2 ( ) + 1 ( ) =
3. PS = 5 ( ) + 4( ) + 3 ( ) + 2 ( ) + 1 ( ) =
4. AE = 5 ( ) + 4( ) + 3 ( ) + 2 ( ) + 1 ( ) =
5. PM = 5 ( ) + 4( ) + 3 ( ) + 2 ( ) + 1 ( ) =
6. SC = 5 ( ) + 4( ) + 3 ( ) + 2 ( ) + 1 ( ) =
7. DV = 5 ( ) + 4( ) + 3 ( ) + 2 ( ) + 1 ( ) =
Total depresivo: TD… … … =
1. AA = 1 ( ) + 2( ) + 3 ( ) + 4 ( ) + 5 ( ) =
8. DV = 1 ( ) + 2( ) + 3 ( ) + 4 ( ) + 5 ( ) =
Total Positivo: TP … … …=
A continuación tomará el montón de tarjetas colocadas por el niño al lado de la tarjeta “++” y las
distribuirá en varios submontones, de acuerdo con la escala en la que puntúan, señalada con sus letras en el
ángulo inferior derecho de la tarjeta. Se contará el número de tarjetas de cada subescala y estos valores se
introducirán entre los paréntesis que aparecen frente a cada escala del cuadro anterior, debajo del símbolo “++”
Se hará lo mismo con el montón de tarjetas colocadas por el niño junto a la tarjeta “+” y una vez
clasificado según las subescalas se anotarán las frecuencias o existencias los respectivos paréntesis, bajo el
símbolo “+”. Igualmente se procederá con los otros tres montones: “+/-“. “-“, y “- -“y los resultados se anotarán
en el cuadro.
Luego, se procederá a resolver las operaciones anotadas; así, por ejemplo, para 2. RA se harán las
multiplicaciones y sumas:
2. RA = 5(n1) + 4 (n2) + 3 (n3) + 2(n4) + 1 (n5)
Siendo n el número de respuestas anotadas en cada una de las 5 columnas de paréntesis y el resultado es
la puntuación directa en Ra y se anota en el margen derecho del cuadro, después del signo =.
Se hace la misma operación en cada una de las 8 filas para obtener las puntuaciones de todas las
subescalas. El Total Depresivo es la suma de la seis subescalas primeras. El Total positivo es la suma de las dos
últimas.
Una vez obtenidas las puntuaciones directas (en a aplicación colectiva o en la individual), se puede pasar
a la fase de la interpretación (capítulo 4)
3. JUSTIFICACIÓN ESTADÍSTICA
3.1 ESTUDIOS ORIGINALES
EN el momento de la aparición del CDS, el manual original (1978) incluía un estudio de fiabilidad y
validez utilizando una muestra experimental (N = 40) de niños con depresión, otra de control (N = 37) de niños
normales, equiparables a los experimentales de edad, sexo y escolaridad, y una tercera muestra de 19 niños con
diversos problemas de tipo clínico. Para formar el grupo experimental se utilizaron los siguientes criterios:
El niño no asistía al colegio o había faltado continuamente más de un mes
Durante las horas de clase estaba en casa con sus padres
No existía un diagnóstico de enfermedad física/orgánica (no se consideraron excluyentes os casos con
síntomas psicosomáticos, como los dolores de cabeza),
Durante, al menos, dos semanas se había intentado (psicólogo, asistente social, etc.) y sin éxito, su vuelta
al colegio.
En años posteriores (1980, 1981) se han analizado otras muestras de niños australianos (N = 60 y N =
182) y japoneses (N = 389), y actualmente se están llevando a cabo investigaciones y adaptaciones es otras
lenguas y países (Italia, Francia, Alemania e India, además de España)
En las muestras originales se ha observado una buena fiabilidad y consistencia interna; se ha obtenido un
coeficiente alfa de Cronbach de 0,96, y en una correlación test-reste de 0,74
Se ha llevado a cabo análisis de validez de contenido (utilizando, con anterioridad a la edición del
Cuestionario, el criterio y discriminación de una muestra de niños con depresión y el juicio de siete
psiquiatras infantiles), de validez concurrente (relaciones con el Cuestionario de personalidad CPQ de Cattell
y capacidad discriminativa con un criterio de “infelicidad”), de validez de constructo (mediante análisis de
diferencias entre los grupos experimental, control y clínico), y de validez factorial.
En estos estudios se ha ido comprobando, a la espera de más análisis de revalidación, la precisión, valor y
capacidad discriminativa del CDS para medir la depresión en los niños. Así, por ejemplo, se ha mostrado que
la personalidad de los sujetos con estos problemas presentan una personalidad con las siguientes
características medidas con el instrumento de Cattell:
A-: Reservado, alejado, crítico, frío
C-: Afectado por los sentimientos, emocionalmente poco estable, turbable
D+: Excitable, impaciente, exigente, hiperactivo, no inhibido
E-: Sumiso, obediente, dócil. Acomodaticio, cede fácilmente
F -: Sobrio, prudente, serio, taciturno, se autodesaprueba
G-: Despreocupado o desatento con las normas, actúa por conveniencia propia
H-: Cohibido, tímido, sensible a la amenaza
I+: Sensibilidad blanda, impresionable, dependiente, superprotegido, evita la amenaza física
J+: Dubitativo, irresoluto, reservado, individualista, precavido, reprimido interiormente
O+: Aprensivo, con sensación de culpabilidad, inseguro, preocupado, turbable con reproches
Q
3
-: Poca autoestima, sigue sus propias necesidades, incontrolado
Q4+: tenso, frustrado, presionado, sobreexcitado, inquieto
Introvertido QII-
Ansioso QI +
Inestable (Neuroticismo +)
Estas observaciones fueron tomadas del análisis de las relaciones entre el CDS y el CPQ en una muestra
de 77 niños, cuyos principales índices se recogen en la tabla 1, y que, en cierto modo, fueron replicados
con el estudio de niños japoneses (N = 190) con el Cuestionario EPQ-J de Eysenck, cuyos índices se
incluyen en la tabla 2.
Este perfil de personalidad es muy consistente con los aspectos indicados en la literatura como
propios de la depresión en los niños: las escalas C y J del CPQ apuntan al área de la respuesta afectiva Q
3
a una autoconcepción negativa. F y H a un autoaislamiento y retraso motor, y D y Q
4
a las dificultades
con la agresión. En cuanto a las dimensiones superiores de la personalidad (ansiedad, extraversión y
Neuroticismo), los índices encontrados vienen a mostrar que, aunque el CDS mide un fenómeno
relativamente independiente, está bastante relacionado con los factores generales de la personalidad.
En otro estudio sobre 40 niños, éstos fueron clasificados por el personal clínico que los trataba (y
que los conocía bien) en un continuo de siete puntos (desde feliz a infeliz), y dicotomizados por la
mediana de sus puntuaciones en el CDS; el análisis diferencial de las frecuencias mostró una clara
relación entre las puntuaciones altas en el CDS y la clasificación de “infeliz” dad por los clínicos (el
82,50% de los casos estaba bien evaluado con el CDS).
En cuanto a los análisis de validez de constructo se emplearon los grupos indicados al principio
de este apartado (experimental, control y clínico) para examinar si las diferencias podían apuntar a la
presencia del constructo evaluado. Efectivamente, en todas las escalas y subescalas se observaron
diferencias significativas que apuntaban en la dirección esperada.
Tabla 1
Correlaciones (en centésimas) entre la puntuación Total de Depresión y las escalas del CPQ de Cattell
Escala A B C D E F G H I J O Q
3
Q
4
Ans. Ext. Neur.
Índice -49 -11 -28 38 -27 -19 -33 -48 29 38 34 -25 46 48 -47 45
Tabla 2
Correlaciones (en centésimas) entre las subescalas y totales del CDS y las escalas del EPQ-J
Escala RA PS AE PM SC DV TD AA PV TP
N 60 49 54 54 36 54 64 32 26 33
E -27 -27 -16 -15 -04 -09 -21 -48 -44 52
P 17 16 17 25 18 10 20 16 03 11
S 14 03 16 16 15 16 16 31 16 27
Nota. En el apartado 1.3 se encuentra el significado de las siglas en las escalas del CDS; en e EPQ-J son: Neuroticismo o Inestabilidad, Psicoticismo o
Dureza y sinceridad (el polo opuesto de la escala L usada en los estudios originales)
Finalmente, tomando cada elemento como una variable, se analizó su capacidad discriminativa para
diferenciar los tres grupos indicados, así como su composición factorial:
a) La mayoría de los elementos discriminaban bien entre los grupos experimental control
b) La primera dimensión general del análisis factorial (32% de la varianza total, un elevado porcentaje en
esta área de la conducta) tienen saturación en la mayoría de os elementos (en 56 de ellos supera el índice
de 0,40), y esto parece apuntar a una buena validez de elementos para medir esa dimensión o factor
general.
Además, como en la mayoría de los casos se disponía del CDS contestado por un adulto significativo para el
niño se analizaban las diferencias y similitudes y todos los resultados añaden nueva evidencia de la fiabilidad y
validez del instrumento. Igualmente se ha estudiado la incidencia de las variables edad, sexo y estatus
socioeconómico y, en general, aunque las muestras eran pequeñas, dichas variables no parecen influir
significativamente. Algunos de estos análisis han ido replicados con muestras españolas y el lector puede
consultar con muestras españolas y el lector puede consultar el apartado siguiente; en la tabla 3 pueden
compararse los estadísticos de la primera muestra de control de las autoras, otra muestra de niños australianos,
otra de niños japoneses y los de la adaptación española.
Tabla 3
Estadísticos de diferentes muestras
Escala
Original Niños australianos Niños japoneses TEA
37 V + M 88 V 102 M 195 V 194 M 843 V + M
Media D.t. Media D.t. Media D.t. Media D.t. Media D.t. Media D.t.
RA 17,4 6,0 22,10 6,44 21,19 5,81 16,50 4,12 18,15 5,63 19,05 6,11
PS 17,4 6,9 23,88 6,93 23,48 6,38 19,31 4,74 19,74 5,00 21,00 6,24
AE 21,2 7,2 24,92 7,18 25,50 6,16 23,12 5,98 24,96 5,68 22,45 6,21
PM 16,1 4,9 20,25 5,46 20,58 5,01 16,63 3,90 16,22 4,27 19,21 5,24
SC 20,4 7,0 24,92 6,20 25,30 6,11 21,63 4,13 21,94 4,30 25,97 5,98
DV - - - - - - - - - - 30,99 5,60
TD 116,9 35,3 145,77 32,20 144,16 27,91 123,14 21,42 127,60 24,77 138,51 27,79
AA 16,0 4,8 17,28 5,13 17,83 5,09 24,44 4,90 24,10 4,57 17,48 4,37
PV - - - - - - - - - - 22,51 5,26
TP 41,5 8,9 40,60 8,95 40,45 9,49 54,99 7,78 54,25 7,57 40,01 8,28
3.2 ADAPTACIÓN ESPAÑOLA
Los primeros contactos con los autores y editores originales (Australia) e iniciaron a finales de 1979 y la
adaptación se comenzó a mediados de 1980. El CDS se editó para su aplicación a los niños de forma
colectiva; es decir, se dejó para otra ocasión preparar una versión de los elementos impresos en tarjetas
separadas para cada uno; se diseñó una Hoja de respuestas que recogiera todas las contestaciones a los 66
elementos y se dispuso de forma que permitiera la utilización de una única plantilla de corrección para
todas las subescalas y que obviara al corrector la tarea de tener que invertir el sentido de la puntuación en
algunas subescalas (AA y PV). Este nuevo diseño fue entusiásticamente aceptado por la autoras y no ha
presentado problemas en el casi millar de aplicaciones realizadas en la adaptación española.

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