
Rebeca hasta la casa de
Úrsula, la mujer hace el camino inverso siguiendo la sangre hasta llegar
al cuerpo sin vida de su hijo
José Arcadio.
En ningún momento encuentran al responsable del crimen ni al arma y, aunque sospechan
de
Rebeca, ella dice no haber visto a nadie. Tampoco encuentran motivos para culparla, ya que
Rebeca lo amaba. De hecho, luego de su muerte, la mujer se encierra en la casa y nadie, salvo su
criada, vuelve a verla en el pueblo. Durante años, el olor a pólvora del disparo sigue presente en
el hogar de
Rebeca y en el cementerio donde entierran el cadáver.
Finalmente, el coronel
Aureliano regresa a Macondo. Aunque su regreso es interpretado
como un triunfo, él sabe que la oposición se está fortaleciendo mientras la resistencia pierde el
tiempo. Un día, el coronel le pide a
Pilar Ternera que le tire las barajas y ella le dice que debe
cuidarse la boca. Dos días después, lo envenenan con un café, pero se salva gracias a los
cuidados de
Úrsula. Durante ese tiempo, Aureliano advierte que, para ganar, debe aunar fuerzas
con grupos armados e independientes del interior del país. Antes de irse, deja a cargo de
Macondo a su amigo Gerineldo Márquez.
A partir de entonces, Gerineldo comienza a visitar regularmente la casa de los Buendía.
Primero lo hace para instruir al aún joven
Aureliano José en las armas, luego para charlar con
Úrsula y, finalmente, para encontrarse con Amaranta, de quien está enamorado desde joven. Al
igual que con
Pietro Crespi, la relación entre ellos se fortalece y todo indica que van a casarse
pero, cuando él se le declara,
Amaranta lo rechaza. Úrsula le pidió a Amaranta que se casara
con el coronel, ésta se indignó y, aseguró, que nunca se casaría
Ocho meses después, llega una carta de Aureliano en la que notifica que cuiden a su
padre porque está por morir. Úrsula, consciente de los presagios de su hijo, intenta meterlo en la
casa, pero el hombre se resiste. Para entonces, el fantasma de
Prudencio Aguilar es la única
persona con la que comparte el tiempo
José Arcadio Buendía. Prudencio lo limpia, lo alimenta
y le transmite las noticias de
Aureliano.
Por eso lo sacaron de debajo del castaño y lo amarraron a la cama. Cuando por fin
consiguen ingresar a José Arcadio a la casa, ya es demasiado tarde, y el hogar se llena del aroma
a naturaleza que despide el anciano enfermo. Finalmente,
José Arcadio muere, y mientras el
carpintero le toma las medidas para el cajón fúnebre, una copiosa lluvia de flores amarillas cae
desde el cielo y cubre a todo Macondo.
CAPÍTULO 8:
Amaranta observaba a Aureliano José, hijo del coronel, desde su mecedor. Su sobrino
había dejado de ser un niño, de juegos inocentes pasaron a quitarse las ropas, intercambiaron
caricias y se perseguían por todos los rincones para amarse. Un día, cuando
Úrsula casi los
descubre,
Amaranta salió de su fascinación y rechaza acostarse con Aureliano José. Aureliano
José
lo acepta y vuelve al cuartel militar.
Siguen llegando informaciones contradictorias a macondo sobre
Aureliano, y al cabo de
un tiempo este llega a macondo. En esos días, un informante le dice a Gerineldo Márquez que el
gobierno intenta pactar un armisticio con los liberales, pero el coronel Aureliano Buendía está