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Raúl A. Núñez UTN SANTA FE
Registro de propiedad intelectual Ley Nº 11723
(en trámite)
Ingeniería y Sociedad
Ingeniería Industrial
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CAPÍTULO I. El Ingeniero en la nueva sociedad mundial
Introducción general
El dictado de esta materia dentro de la carrera de ingeniería se justifica por lo siguiente: el ingeniero
actúa en una sociedad situada en un tiempo histórico determinado y en un espacio culturalmente
definido, que le permite ocupar un rango, una función y una responsabilidad precisa.
No sólo tiene que vérselas con máquinas o con diseños de procesos o con proyectos (de producción, de
administración, de servicios, etc.) sino, dentro y fuera de organizaciones múltiples (colegios de
ingenieros, empresas, organismos estatales, etc.), debe vérselas con personas que pueden ser
colaboradores o competidores. En otras palabras, el ‘mundo’ del ingeniero es en primer lugar el
complejo mundo humano en que está inserto, en el que se mueve y en el que sus esfuerzos tienen
origen y justificación.
Por esta razón, el ingeniero no puede contentarse con adquirir todos los conocimientos y habilidades
que lo hacen ser un especialista (por supuesto debe serlo y en el grado máximo posible), sino que
también debe abarcar con su mirada inteligente y crítica la época en que vive y capaz de hacer un juicio
acertado y ponderado de la misma.
Nuestro propósito es el de ayudar al futuro ingeniero a hacerse un cuadro, lo más completo posible, del
mundo en el que deberá ejercer su profesión. Sin un conocimiento al menos somero de lo que está
sucediendo en la actualidad, no le será permitido interpretar los acontecimientos de los que a diario
tiene noticia, ni prever las dificultades que tendrá que afrontar, ni saber discernir las oportunidades que
pueda encontrar.
Desde luego, dado lo breve de este curso, a lo sumo podemos lograr esta finalidad en un grado
elemental. Así y todo, esperamos que ayudará a ‘abrir ventanas’, en primer lugar para conocer nuestro
entorno y ubicarnos convenientemente; en segundo lugar y tal vez más importante para contribuir a
la mejora de la situación existente y eventualmente para replantear desde sus fundamentos el ‘orden’
que de uno u otro modo se nos impone.
Estos objetivos podrán ser alcanzados siempre y cuando:
Se obtenga un marco de referencia, al menos provisorio, que permita integrar los conocimientos
y apreciaciones que ya se tienen y de ordenar las informaciones que diariamente nos ofrecen los
medios de comunicación, las revistas, los libros, las conferencias, etc.
Se posea la información necesaria y suficiente,
Se sea capaz de establecer las relaciones adecuadas entre los hechos, según una secuencia
histórica y lógica,
Se tengan criterios de valoración para discernir lo importante de lo insignificante, lo permanente
de lo pasajero, lo fundamental de lo accesorio, etc.
Se sepa aplicarlos en las circunstancias presentes.
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Ingeniería Industrial
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Pero hay más. No podemos conformarnos simplemente con saber, sino que la realidad nos impone una
toma de posición ética. La conciencia moral nos exige hacer una confrontación entre lo que es de hecho y
lo que debería ser, sacando conclusiones prácticas. No hablamos de confrontar ‘la realidad’ y ‘el ideal’,
como se lo hace con frecuencia, porque estimamos que cuando se habla de una realidad, no debe
entenderse sólo para referirnos a hechos, sino también a posibilidades positivas o negativas que se
abren y a normas éticas que deben regir lo jurídico, lo político, lo económico, etc., que también son
realidades aunque de otro orden.
El trabajo que presentamos aspira a ordenar los resultados de la investigación en forma de un pequeño
manual. Se ha criticado el uso de manuales para la adquisición de conocimientos. Sin embargo ellos
pueden ser útiles para una visión sintética y ordenada de los asuntos. Lo cual no quiere decir que sea
suficiente para el aprendizaje: a ello se debe agregar la lectura de los textos escogidos, sea de libros y
revistas, sea de diarios, sea audio-visuales, etc. Con estas lecturas, además de un contacto más vivo con
los problemas, se logrará el conocimiento actualizado de los mismos así como de una mayor capacitación
para las oportunidades de trabajo que puedan presentarse. Es tan dinámica el movimiento de las ideas y
tan cambiantes los acontecimientos que sin estas lecturas todo quedaría en un esquema sin mayor
utilidad.
Entre las ideas que podrían servir para una comprensión sintética de la realidad, hemos elegido como eje
de nuestra exposición la de “globalización”, no porque sea la única posible, sino porque expresa, tal vez
mejor que ninguna otra, nuestra realidad presente.
Este trabajo ha contado con la colaboración en sugerencias, material bibliográfico y estímulo del Director
de UDB “Cultura e Idiomasde la UTN Regional Santa Fe, Prof. Máximo R. Chaparro y de sus miembros,
Profesores Myriam F. de Allaio, Cristina R. de Micelli, Isabel B. de Astegiano, Alberto Petrullo, Pedro Solís
y Juan C. Aviani.
El programa de la materia comprenderá las siguientes unidades temáticas:
I.- El ingeniero y la sociedad.
II.- El ingeniero en el mundo actual y su formación.
III.- Los pilares de la formación intelectual del ingeniero.
IV.- La situación del ingeniero en la Argentina.
Santa Fe, marzo de 1998.
Nota aclaratoria:
Desde el equipo docente actualmente a cargo de la cátedra Ingeniería y Sociedad, perteneciente a la UDB Cs.
Sociales del Dpto. Materias Básicas UTN FRSF, consideramos pertinente aclarar que este material debe
leerse teniendo en cuenta el contexto histórico en el que se escribió (1998). Particularmente en relación a la
temática de género, en la cual se viene trabajando en la Universidad y en especial en la facultad, una
perspectiva distinta a la que sostiene el autor al realizar un diagnóstico sobre las conquistas y ampliación de
derechos para las mujeres, atribuyéndole causas que necesitan ser deconstruidas.
Santa Fe, 2018.
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EL INGENIERO EN LA NUEVA SOCIEDAD MUNDIAL
Capítulo 1
Nuestro propósito en este primer capítulo es presentar a grandes rasgos los procesos y acontecimientos
que van conformando nuestro mundo actual, en vistas de mostrar cuál es el escenario o marco de
referencia de actuación del ingeniero.
I. ¿Qué entendemos por sociedad”?
El título de este capítulo puede inducir a creer que ingeniero y sociedad son ‘cosas’ que de algún modo
se deben relacionar. En realidad no es así. Ningún hombre puede definirse si no es en relación a la
sociedad en que vive y a la inversa, ninguna sociedad es concebible sin un conjunto de seres humanos.
¿No hubiera sido mejor que el título fuera: “el ingeniero en la sociedad”? Tal vez, pero hemos preferido
que fuese lo más próximo posible a la denominación de la materia. Creemos que definiendo el concepto
de sociedad se evitará toda confusión.
Genéricamente se entiende por ‘sociedad’ el conjunto de relaciones humanas que se establecen en
función de un proceso o finalidad común.
Analicemos la definición:
la sociedad no es la suma de individuos sino el conjunto creado por la inter-relación entre los
mismos.
lo que da razón de ser y especificidad a una sociedad es el logro de un fin o interés que
individualmente no se puede alcanzar.
hacia adentro y hacia fuera, las interrelaciones establecidas se traducen por conductas significativas
que pueden ser amistosas (acomodación, cooperación, fusión) o agresivas (oposición, conflicto,
competencia).
por tratarse de relaciones humanas, no debe olvidarse que nacen de conocimientos, decisiones y
sentimientos propios del hombre, plasmados dentro de una cultura y de una historia personal y
social.
Entre los motivos que inclinan a las personas para establecer relaciones recíprocas debemos señalar ante
todo la necesidad de la mutua colaboración para satisfacer entre todos las carencias y apetencias propias
de la naturaleza humana, tanto de orden material como espiritual. Pero no es el único. Además la
sociedad satisface el deseo del hombre de compartir sus proyectos, deseos, estados de ánimo, etc. con
los demás. Y en último término, el motivo siempre presente es lograr una convivencia que permita el
pleno desarrollo de las capacidades humanas.
Así pues, la sociedad no es una especie de entidad que flota por encima de los individuos que la
componen, sino que está constituida por la trama de relaciones concretas dentro de las cuales, de un
modo más inmediato o lejano, cada uno está implicado.
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Ingeniería Industrial
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En la sociedad podemos distinguir:
el sustrato o material” que compone la sociedad: individuos de tal o cual edad y sexo, que residen
en tal o cual lugar, que son tantos o cuantos, etc.
las formas de asociación y su funcionamiento global que regulan las acciones y comportamientos,
fijan los roles, distribuyen las responsabilidades, en una palabra, fijan los deberes y derechos de cada
uno.
los tipos de acciones y prácticas que están determinados por los fines o intereses comunes que han
constituido la asociación. El tipo de acción propio de los padres no es el mismo que el de un gerente
o de un dirigente gremial.
Dentro de este concepto general, podemos distinguir tres niveles: la sociedad mundial en su totalidad,
las sociedades histórica y culturalmente constituidas y las sociedades particulares.
Las múltiples relaciones humanas a través del tiempo y del espacio constituyen concretamente la
sociedad humana como un todo. De allí que podamos hablar de la situación actual de la humanidad o de
sociedades primitivas y de sociedades civilizadas como etapas que el hombre ha ido recorriendo en
busca de una mayor plenitud de vida. Vuelta a vuelta las relaciones del hombre con el mundo y con sus
semejantes, así como la conciencia de sí mismo, ha ido y va cambiando.
Esta sociedad mundial presenta sin embargo una gran multiplicidad de pueblos, con su historia y cultura
propias, lo que nos lleva a hablar de “sociedades” en plural. En este nivel de consideración se concretan
más y mejor las interacciones humanas, ya que tienen un fundamento común en las tradiciones,
instituciones y avatares propios de determinados grupos humanos, en lo político, económico, religioso,
jurídico, etc. que han afectado o afectan a la comunidad.
A su vez, los distintos pueblos no son una masa informe de individuos sino que están conformados por
sociedades que se articulan dentro de los mismos. Estas sociedades son diversas, no solamente por el
fundamento de la relación, sino también por sus fines. Así una familia se fundamenta en relaciones
biológicas y psicológicas y en vistas a la procreación y ayuda mutua, mientras que las otras se
fundamentan en elección libre y según otros fines (comerciales, productivos, profesionales, deportivos,
etc.). Las distintas asociaciones se encarnan en la historia de cada pueblo, cuyos intereses están sujetos a
muchas circunstancias, algunas favorables y otras desfavorables.
Así pues, el individuo entra a formar parte de la sociedad humana, de un modo inmediato, como
miembro de una familia y de un vecindario y como partícipe de ‘sociedades particulares’ más o menos
formales, que se interpenetran e influyen mutuamente. En cada una de estas asociaciones el hombre
cumple un determinado papel (roles sociales): en la familia puede ser el padre, la madre o el hijo, abuelo
o tío, etc.; en un colegio de ingenieros puede estar en la comisión directiva (a su vez con una función) o
ser simple miembro, etc. Desde luego, un mismo individuo participa a la vez de varias sociedades
particulares, como por ejemplo, puede ser hijo/a en la familia, ser alumno o profesor en la universidad,
ser miembro de un club, etc. al mismo tiempo, aunque cumpliendo en cada caso un rol distinto.
Todas estas organizaciones particulares están dentro de una esfera que las comprende y las condiciona
en líneas generales, a saber, la sociedad políticamente constituida. En efecto, las relaciones que en ellas
se establecen están estructuradas conforme a determinadas normas generales que garantizan el
accionar común, a saber, los derechos y deberes que como ciudadanos les corresponde, así como a las
políticas’ (económicas, educativas, científicas y tecnológicas, etc.) fijadas por el poder constitucional.
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Será dentro de una sociedad políticamente constituida e histórico-culturalmente determinada, inserta a
su vez dentro de la sociedad mundial, donde el ingeniero deberá desempeñar una tarea en orden a la
producción de bienes o servicios.
Debemos pasar ahora a un examen más detallado, sin lo cual nos quedaríamos en conceptos demasiado
generales, insuficientes para conocer y comprender más ajustadamente lo que podemos llamar ‘el
escenario’ de nuestra vida actual como universitarios y en el futuro, como profesionales. Esto es, el
contexto dentro del cual en la actualidad se desarrollan nuestras ideas, sentimientos y acciones.
II. La sociedad en la época actual
Asistimos a una época de cambios en la sociedad mundial que, en cuanto extensión, rapidez y
profundidad, posiblemente no tenga antecedentes en la historia. Desde luego, esto se ha ido gestando
con anterioridad, pero sus efectos masivos son relativamente recientes. A partir de la segunda mitad del
siglo XX y tras la guerra mundial (1939-1945) se abrió un nuevo período histórico para la humanidad. La
dinámica de los acontecimientos ha hecho surgir una nueva situación política, económica, social,
religiosa, científico-tecnológica y cultural que ha puesto en cuestión todos los sistemas aparentemente
estables, con la incertidumbre y riesgos consiguientes.
Estos cambios producen una profunda crisis en las conciencias individuales y sociales (el hombre no sabe
a qué atenerse) y que no es pasajera o coyuntural, sino propia del advenimiento de algo que aun no se
ve con claridad cómo será ni cómo debe ser. El hombre debe reacomodar sus ideas, actitudes y
sentimientos para afrontar los nuevos desafíos, sin contar con las recetas tradicionales.
Dando una rápida ojeada a los acontecimientos más salientes a que hemos hecho referencia, desde la
mitad de nuestro siglo, destacamos:
en lo político: el enfrentamiento entre Estados Unidos y la URSS por la hegemonía mundial (guerra
fría) que tuvo en vilo a la humanidad durante varias décadas (incluida la posibilidad de una guerra
atómica) tiene como desenlace la desintegración de la Unión Soviética con la consiguiente
hegemonía de los países capitalistas, liderados por EEUU.
en lo económico: tras una expansión industrial, mercantil y financiera sin precedentes que alentó
el consumismo indiscriminado las crisis (sobre todo la del petróleo) han venido a demostrar que
los recursos no son infinitos y que el desarrollo tiene sus reglas y límites. Asimismo la crisis de las
Bolsas de Valores que comenzó en los países asiáticos, arrastró a las demás provocando un estado de
cosas todavía impredecible.
en lo cultural: al mismo tiempo que una debilitación de las culturas locales y de una fuerte igualación
de las mismas (gustos, ideas, modas, etc.), aparecen movimientos contestatarios, sean pacíficos o
violentos, que rechazan, en parte o en todo, los valores, actitudes y filosofías de la cultura
dominante.
en lo ideológico: la crisis de las ideologías modernas (el liberalismo y el socialismo en sus formas
clásicas) han privado a los movimientos sociales de un marco de referencia para su acción,
reapareciendo no obstante, con vigor y revalorizadas nuevas “utopías sociales”.
en lo educativo: la puesta en discusión desde sus bases al sistema escolar, anclado en una pedagogía
autoritaria, enciclopedista y reproductiva de conocimientos, han abierto el camino para los ensayos
de nuevos métodos y objetivos.
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en lo religioso: crisis en las grandes instituciones religiosas tradicionales que se traducen en
movimientos de renovación o en el surgimiento de sectas y movimientos, a veces pequeños, pero de
gran poder de expansión.
en lo ecológico: la toma de conciencia de los peligros tanto materiales (contaminación ambiental, de
alimentos, etc.) como psicológicos y espirituales (villas miserias, hábitat urbano y familiar
inhumanos, etc.), producto de un desarrollo económico y tecnológico sin criterios humanistas, han
dado lugar a nuevas propuestas para un desarrollo sustentable y sostenido.
en lo psicológico y moral: una enorme crisis de valores y una gran incertidumbre frente al presente y
al futuro.
Siguiendo la dinámica de la historia en los últimos cuatro siglos, estos acontecimientos han acabado por
transformar profundamente la sociedad en todos los estratos y niveles. Este fenómeno es conocido hoy
día bajo distintos nombres (mundialización, planetarización, etc.) pero el más usado es el de
globalización”.
III. La “globalización” como característica
Es ya un lugar común decir que “el mundo se ha convertido en una aldea global o planetaria”. Los medios
masivos de comunicación nos dan a conocer al instante los acontecimientos de todas partes del mundo,
las situaciones de diversos estamentos sociales, las novedades en ciencia y cnica, las modas, los gustos
estéticos, las marcas comerciales más prestigiosas, los problemas bursátiles, las opiniones más diversas.
Al mismo tiempo, para muchos les es posible a través de viajes (reales o virtuales), conocer personas y
geografías distintas a las habituales. Todo indica que el mundo se ha hecho más pequeño, en el que
todos de una forma u otra se enteran de las cosas que suceden a diario.
Sin embargo, la metáfora de “aldea planetaria” en realidad es imperfecta, pues no implica el trato
humano directo. En todo este proceso existe sólo un contacto virtual e impersonal, en gran medida
ligado al desarrollo de sistemas y redes mundiales de información y comunicación. Con estas
precauciones, la imagen de una aldea global puede sernos útil para comprender la realidad del mundo
actual. (…)
Ahora bien, ¿qué se entiende por “globalización”? La globalización en definición de McGrew y
colegas:
hace referencia a la multiplicidad de interconexiones y vínculos entre los Estados y las sociedades
que construyen el actual sistema mundial.
describe el proceso a través del cual los acontecimientos, decisiones y actividades en cualquier lugar
tienen repercusiones significativas en todos los rincones del mundo.
la globalización se manifiesta en dos fenómenos diferentes: el del alcance (=extensión) y el de la
profundidad (=intensidad). Por un lado define una serie de procesos que abarcan la mayor parte del
globo o que operan a escala mundial. El concepto tiene pues una connotación espacial. Por otro
lado, también implica una intensificación de los niveles de interacción de interconexión o
interdependencia de los Estados y sociedades que integran la sociedad mundial.
evidentemente, la globalización no significa que el mundo venga a quedar políticamente más unido,
o que se haga económicamente más interdependiente o culturalmente más homogéneo. “La
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globalización es muy desigual en cuanto a su alcance e irregular en cuanto a sus consecuencias”
(citado por Petrella, pág. 53).
El proceso de globalización en realidad responde a un ‘orden’ en el doble sentido de la palabra: un nuevo
ordenamiento de las relaciones humanas, fundado en primer lugar en intereses económicos y de una
imposición o mandato por parte de los autodenominados países desarrollados. (Según muchos autores
se trata del nuevo nombre del imperialismo post-moderno). El fenómeno de globalización entendido
como una fuerte tendencia ha traído importantes consecuencias en todos los planos de l vida humana
individual, familiar y social, además del estrictamente económico.
La globalización afecta a los sistemas y accionar político, económico, social, científico-tecnológico,
cultural y educativo. Es necesario analizarlo uno por uno, y ver la implicación en la vida del actual
universitario (…). Como todos estos factores están interrelacionados, será necesario luego hacer una
síntesis. De este modo la palabra globalización tendrá un contenido concreto. Comenzaremos con una
referencia a los sistemas de comunicación que son los que en realidad permiten la globalización y que
están modificando profundamente todos los campos (poticos, sociales, culturales, educativos,
científico-tecnológicos, etc.).
IV. La globalización en las comunicaciones
1. Marco conceptual
“La comunicación se produce toda vez que las personas atribuyen significación a l conducta relacionada
con un mensaje” (Mortensen). En esta amplia definición se incluye toda forma de ponerse en contacto
con otros de un modo significativo, sea a través de gestos, palabras, silencios, etc. La comunicación
humana reviste miles de formas distintas, pero sin embargo todas ellas adoptan vuelta a vuelta una
cierta estructura común, que va variando conforme a los que se comunican (emisor-receptor), a lo que
comunican (mensaje), a cómo se comunican (códigos) y al medio que usan para comunicarse (símbolos y
aparatos).
La comunicación no es una suma de acciones que se cruzan, sino es un proceso. Es un proceso que se da
dentro de un contexto (físico, psicológico y social) y no se agota en una sola orientación como un va y
viene sino que produce un efecto de retroalimentación. La combinación de estas variables es infinita
de tal modo que nunca se repite exactamente el mismo fenómeno, sea porque cambian las personas, o
el estado de ánimo o de salud, o el mensaje, etc.
En medio de esta riqueza de formas, los estudiosos distinguen la comunicación interpersonal o privada
de la comunicación social o pública. La distinción se justifica, porque los caracteres psicológicos y
sociológicos de una y otra son distintos. El fenómeno de la globalización ha afectado a ambas, pero lo
que más interesa a nuestro estudio es la segunda.
2. La comunicación en la globalización
Para muchos, los sistemas de comunicación son la causa de la globalización. Sin dudas, los modernos
aparatos y sistemas de comunicación han permitido que el mundo se ‘achicara’. La posibilidad de
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almacenamiento y distribución de la información, de su difusión casi instantánea, de la posibilidad de
decisiones rápidas, etc., han hecho del planeta una sociedad global.
Pero es ella la causa de la globalización o más bien es efecto de una voluntad de poder (económico,
político, militar) y de una mentalidad tecnológica que se ha instalado en Occidente? En toda acción social
es indispensable ciertamente la comunicación, pero el vertiginoso desarrollo de los medios físicos de una
comunicación obedecen a la expansión capitalista. El capitalismo ha impulsado por lógica de los
negocios este desarrollo. Este ha sido pues el efecto de un proceso histórico que vio en las técnicas de
comunicación el mejor aliado para sus intereses. A su vez, el proceso de re-alimenta cuanto más y
mejores sean estos medios, los sistemas productivos y comerciales serán más y más eficientes y
lucrativos.
3. La importancia actual de los medios de comunicación
Los medios de comunicación social han tenido estas últimas décadas un incremento en cantidad, calidad
y diversidad sin precedentes. Desde los primeros correos y telégrafos, teléfonos y radiotelefonía, hasta
su actual perfeccionamiento y con la incorporación de la televisión y redes computacionales, el mundo
de las relaciones humanas se ha hecho mucho más amplio pero también mucho más impersonal. La
creencia de que la posesión de estos medios traería como consecuencia necesaria una mayor
comprensión e intercambio entre los hombres (mentalidad tecnológica) se ha atenuado mucho. Es que la
comprensión humana y la comunicación profunda no dependen solamente de los aparatos a disposición.
Estos son medios desde luego muy valiosos pero lo decisivo son las personas que se valen de ellos.
Más concretamente, además de la posesión y de la habilidad para su uso, lo decisivo sigue siendo la
capacidad de saber usarlos para una verdadera promoción de los valores humanos.
J. Naisbitt ha destacado la importancia que hoy reviste la información, resumiendo su pensamiento en la
determinación de cinco claves para entender y actuar:
la sociedad de la información es una realidad socio-económica, no una mera abstracción intelectual.
las innovaciones en materia de comunicaciones y tecnología de la computación aceleran el ritmo del
cambio, acabando con la información estancada.
las nuevas tecnologías de la información serán aplicadas primero a las tradicionales tareas
industriales e irán originando gradualmente nuevas actividades, procesos y productos.
en esta sociedad altamente alfabetizada en la que necesitamos más que nunca saber leer y escribir,
nuestro sistema educativo entrega un producto de creciente baja calidad.
la tecnología de la nueva era de la información no es infalible. Triunfará o fracasará de acuerdo
con la interrelación: alta tecnología-respuesta humana compensatoria. (en “Megatendencias”, pág.
44).
evidentemente, la globalización no significa que el mundo venga a quedar políticamente más unido,
o que se haga económicamente más interdependiente o culturalmente más homogéneo. “La
globalización es muy desigual en cuanto a su alcance e irregular en cuanto a sus consecuencias”
(citado por Petrella, pág. 53).
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4. El contexto espacial de la comunicación
Toda comunicación se da dentro de un contexto físico, psicológico y social. En estas últimas décadas,
los grandes sistemas de comunicación han alterado profundamente estos contextos. El contexto básico
de la comunicación humana es el que se da en un lugar determinado y cara a cara. Naturalmente la
distancia física exigida debe ser tal de permitir la percepción del otro. A medida que se han enriquecido
los medios de comunicación, esta relación cobra una mayor independencia reduciendo la presencia
física, por ejemplo, el teléfono, en el que la presencia física se reduce a la voz. En pocos años estos
medios se han multiplicado y diversificado de un modo extraordinario, de tal modo que se ha creado
un contexto comunicacional que algunos denominan el ‘espacio virtual’ de las comunicaciones.
Hasta no hace muchos años se aseguraba que “las posibilidades de interacción humana serían infinitas -
salvo por las limitaciones del lenguaje y del espacio- de no existir la extensión de distancias físicas. (…)
Dada la realidad de un mundo que está definido tanto por el enorme atestamiento como por una
separación física inmensa entre las personas, las posibilidades de que una persona elegida al azar llegue a
poder hablar con otra persona dada, es más cuestión de proximidad física que de otro cualquier factor
aislado” (Mortensen III, pág. 12-13). Ahora bien, la situación ha cambiado rápidamente con las
computadoras -a las que ya se están agregando vos e imagen- y con los satélites artificiales. La formación
de redes de comunicación cada vez más diversificadas y potentes, permiten de hecho lo que hasta hace
poco parecía una dificultad insuperable.
Una de las grandes ventajas de las redes informáticas es el modo fácil, senillo y cómo de de conseguir
información. Los efectos son múltiples tanto en las áreas del conocimiento como de la acción. Para
poner algunos ejemplos: lo que antes llevaba un trabajo penoso en la búsqueda de información a
través de catálogos y ficheros de bibliotecas, hoy día se va simplificando con el recurso de los bancos de
datos sin salir del escritorio; los que antes exigía lugares físicos muy amplios y con mucho personal para
las ocupaciones administrativas, hoy día se abre la posibilidad de hacer el trabajo con más comodidad
(y ahorro de las empresas) desde su casa; lo que antes imposibilitaba al discapacitado físico a integrarse
a un grupo de trabajo, hoy día se va logrando salvar estas dificultades; lo que antes exigía tiempo y
traslado físico para los negocios y transacciones, hoy día se lo puede hacer con rapidez y comodidad,
etc.
En los merados de capitales y de trabajo, el acceso a los bancos de datos e información, la creación de
redes para el intercambio de información de todo tipo en lo científico y tecnológico, la educación a
distancia, han abierto nuevos desafíos a l organización y gestión de los centros educativos y
concretamente a la universidad: estamos frente a la creación de ‘universidades virtuales’ que ya no
ocupan grandes lugares físicos y en las que la relación profesores-alumnos puede modificarse
profundamente.
Pero también un peligro se cierne en estos procesos, entre otros, la pérdida de la importancia de los
contactos propiamente humanos, la reducción de la comunicación a estándares programados con la
consiguiente mecanización y estrechamiento espiritual, la pérdida de privacidad, etc. Los bancos de
datos personales pueden muy bien ser aprovechados por las empresas para “fichar” sus clientes
actuales y posibles, o para los sistemas de seguridad o de los servicios de inteligencia dentro del propio
país para fines espurios, y aun por organizaciones terroristas. En estos y otros casos existe el enorme
riesgo de poner al individuo a merced de propósitos no siempre útiles y legítimos, y a veces claramente
criminales. La globalización de las comunicaciones tiene así una doble cara: una, como herramienta
formidable de relaciones humanas y la otra, como instrumento de alienación y dominación.
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5. El contexto temporal de las comunicaciones
La comunicación no sólo implica un lugar donde se efectúa sino también un tiempo para el encuentro.
Ahora bien, los nuevos medios de comunicación han permitido que este tiempo se haya acortado y casi
suprimid. Se puede afirmar que asistimos a una simultaneidad en el tiempo.
Desde luego la percepción del tiempo ha cambiado a través de los siglos. La concepción del tiempo como
un valor que debe aprovecharse (“el tiempo es oro”) está íntimamente ligado a una concepción de la
vida fuertemente macada por la valoración (o sobrevaloración) del trabajo y de lo económico en general,
propio de la modernidad.
De aquí la planificación del tiempo pensado en términos cuantitativos en la fijación de las metas y su
articulación (a corto, mediano o largo plazo), en la decisión y ejecución de las tareas, en la creación de
máquinas cada vez más veloces y eficientes, etc. en esta planificación cumple un papel fundamental el
‘ahorro’ del tiempo desde las investigaciones de mercado hasta de conocimientos científicos y
tecnológicos. El afán de “no perder el tiempo”, ligado a la fuerte competitividad, aumenta la rapidez de
las transformaciones, dado que, como se ha dicho, la comunicación humana conoce la
‘retroalimentación’: no sólo se decepciona o mete una información, sino que se produce en ambos
comunicantes una serie de efectos dinámicos cognoscitivos y afectivos que la llevan adelante.
Asimismo, no se pierde tiempo en reproducir algo que ya se está haciendo en gran cantidad y buen
suceso, ni de estudiar algo que ya se ha hecho. Con lo cual se tiende a dejar definitivamente todo el
pasado y valorizar lo más reciente. No obstante esto, se va demostrando que no es perder el tiempo el
revisar métodos en investigaciones del pasado, de donde poder arrancar desde el punto en el que otro
ha dejado o seguir el rastro de una investigación donde se ha producido un desvío o un quiebre, así
como el de revalorizar ideas, conocimientos y técnicas de una larga tradición en la humanidad.
El enorme dinamismo de nuestros días es fruto de una universalización o globalización que si bien tiene
la desventaja de crear un ritmo que no permite muchas veces una reflexión más seria y despierta un
ansia desmedida de resultados inmediatos, tiene la ventaja, por ejemplo en lo intelectual, de tener
acceso a un variada información acerca de hechos, ideas o alternativas impensadas.
V. La globalización en la política
1. Marco conceptual
Cuando hablamos de ‘política’ no nos referimos a las actividades partidarias ni a la gestión de un
gobierno, sino ante todo a la sociedad en cuanto política. Se entiende por tal, la que reúne y abarca
dentro de un determinado territorio a todas las asociaciones naturales o libres y las articula para el logro
del interés que sobrepasa los intereses particulares y que al mismo tiempo los hace posibles, p.e.
seguridad jurídica, educación básica, salud, defensa, sistemas de comunicación física (rutas terrestres,
marítimas o aéreas, etc.) y virtual (p.e. las telecomunicaciones). Nos referimos en concreto al Estado
(Nacional o Provincial).
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Todo Estado tiene una Constitución, escrita o no, que fija su estructura (p.e. representativo, republicano
y federal), las funciones y áreas en el ejercicio del poder sobre una determinada comunidad (p.e.
legislativo, ejecutivo y judicial) así como los derechos y garantías de los ciudadanos. En esta constitución
o “carga magna” se fundamenta la legitimidad del poder y de las leyes, así como las decisiones que
comprometen las actividades ciudadanas a corto, mediano o largo plazo.
Al estar a cargo de los intereses generales de la comunidad, el Estado debe tomar decisiones generales
acerca de cómo encarar los distintos problemas. Así se habla en plural de ‘las políticas’ p.e. económica,
educativa, cultural, etc. que se expresan, en los regímenes democráticos, en la plataforma de los
partidos políticos.
Hay diversas concepciones acerca del papel del Estado, que son objeto de discusiones, tanto más
importantes cuanto que tienen que ver con la vida en común. En líneas muy generales, mientras para
algunos el Estado es la fuente de todos los derechos sin ninguna otra instancia deltitimación (Estado
Totalitario); para otros el Estado simplemente garantiza el ejercicio de los derechos que son inherentes a
la condición humana de los individuos (Estado liberal); para otros, en fin, el Estado debe promover
positivamente el bien común de los ciudadanos, dejando a salvo las iniciativas privadas y respetando los
derechos naturales de las personas (Estado en la concepción clásica).
2. Del estado social al estado post-social
El Estado como hoy día lo conocemos tiene su larga historia. Para nuestro propósito nos basta saber lo
que ha sucedido en estas últimas décadas. Hasta no hace mucho el Estado moderno era definido como
una entidad nacional, soberana e independiente. O sea, con una población afincada en un territorio bien
delimitado y unida por una cultura común (idioma, historia, costumbres, tradiciones propias), regida por
leyes consensuadas por la comunidad y capaz de decisiones inapelables en relación a cualquier otra
autoridad. En otros términos, el Estado como sujeto de decisiones últimas. Actualmente esta noción está
en crisis. Pero no nos adelantemos.
En el periodo que siguió a la guerra mundial (1945-1970 aprox.) se impuso la necesidad de la
reconstrucción europea, para lo cual el Estado debía cumplir un papel protagónico. Fue así como en
muchos países capitalistas se adoptó un modelo de Estado con un fuerte énfasis en el componente social
y que de hecho ayudó a la reconstrucción europea: el llamado “Estado Social” o “Estado de Bienestar”.
Sobre la base del concepto tradicional, el Estado se reservó la creación y administración de las grandes
empresas petroleras, viales, telefónicas, siderúrgicas, ferroviarias, etc. Además diseñó un sistema
proteccionista de las industrias locales, con altos salarios y estabilidad en los empleos en la convicción de
que las industrias se mantienen y desarrollan en la medida en que los salarios buenos y seguros permiten
la adquisición de los productos. Es decir, se adoptó una economía basada en la creación de un buen
mercado interno, gracias a lo cual podría cerrarse el círculo producción-distribución-consumo, lo que
permite una permanente realimentación del sistema. El pleno empleo y con altos salarios posibilitaba el
consumo, lo que a su vez empujaba a las empresas a una mayor producción, cuyas ganancias seguras
hacían posible cada vez mejores salarios. En rminos precisos, ésta es originariamente la ‘sociedad de
consumo’: el consumo masivo era una política económica, por las razones expuestas.
Ahora bien, a partir más o menos de la década de los ’70, el Estado Social hace crisis, dando lugar a otro
modelo en el que se remarcará la libre iniciativa, la libertad individual y la competitividad no sólo
Ingeniería y Sociedad
Ingeniería Industrial
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El Estado Social
Derechos del trabajador
Pleno empleo con salario mínimo garantizado.
Empleo para toda la vida.
Buenas condiciones de trabajo (salarios, vacaciones pagas, duración de la jornada laboral,
participación de los trabajadores).
Convenios colectivos de trabajo.
Medidas de seguridad y de protección social para cubrir al empleado y a su familia de los
riesgos de enfermedad, accidentes, muerte, etc.
Promoción de la igualdad de oportunidades
Ayudas públicas al campo de la educación, formación profesional, transportes, cultura, ocio,
etc.
Medidas de discriminación positiva a favor de las zonas más desfavorecidas y de los grupos y
minorías de alta conflictividad social.
Protección de la industria nacional
Leyes de protección contra la competencia extranjera.
Grandes empresas del Estado.
Regulación de la competencia.
El Estado Post-Social
El abandono de las políticas del pleno empleo, la precariedad del mismo, la reducción de las
indemnizaciones por despido.
El recorte de los fondos para combatir la pobreza, que va quedando librado al asistencialismo
del Estado o de las instituciones benéficas privadas.
Las prestaciones de la seguridad social se reducen o están en manos de organizaciones
privadas.
Los recursos para promover la igualdad de oportunidades se ha reducido, a favor de los mejor
preparados y más competentes.
Apertura de mercados, libre comercio y competencia ilimitada.
económica, sino también tecnológica y educativa y la apertura de las fronteras nacionales. (Más adelante
señalaremos las causas de las crisis del Estado Social o de Bienestar). La llamada “globalización” se hace
entonces presente, provocando las crisis ya señaladas más arriba.
Los cuadros que presentamos a continuación sintetizan los rasgos más importantes del llamado ‘Estado
social’ contrapuestos a los del ‘Estado Post-social’.
En una mirada panorámica se podrán apreciar los cambios muchas veces traumáticos que en nuestro
país recién se hacen sentir en la década de los ’90.
Este segundo cuadro marca en general la tendencia actual, que no necesariamente significa que todos y
cada uno de los ítems sean aplicados rigurosamente. En efecto, cada vez más se exige al estado su papel
activo tanto como regulador de las grandes empresas como de promotor del bien social, por lo cual este
modelo puramente ‘economicista’ está muy cuestionado.
Ingeniería y Sociedad
Ingeniería Industrial
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3. Reasignación de las funciones del Estado
A la vez causa y efecto de los procesos de globalización, las nuevas relaciones entre el Estado y las
empresas, entre el poder económico y el político, representan una de las formas de desarrollo más
significativas de la sociedad contemporánea y que condicionan las funciones mismas del Estado. El papel
del Estado es, hasta cierto punto, bastante distinto del pensado en tiempos pasados.
A primera vista estas nuevas relaciones parecen surgir en dos
direcciones.
En primer lugar, las decisiones más importantes sobre asignación
de recursos tecnológicos y económicos (que cambian el presente y
modelan el futuro) y que conciernen a varios países y regiones del
mundo, suelen ser adoptadas por grandes compañías mundiales.
Especialmente en estos últimos años, cuando los planes de
reestructuración industrial se han sucedido y las ofertas públicas de
compra acaparaban los grandes titulares como noticias de mayor
resonancia, parece como si las empresas moldearan al mundo a su
antojo (mediante sistemas que afectan las telecomunicaciones, a la
agroindustria, al comercio.
En segundo lugar, parece como si el Estado se batiese en
retirada, desempeñando un papel deslucido y secundario en
comparación con la empresa.
Ninguno de estos dos puntos de vista hace justicia plena a una realidad
que es mucho más compleja y sutil. La nueva realidad no hay que
buscarla allí: el problema no está en saber si las empresas llevan la
batuta y los Estados se limitan a la función de seguir al “líder” actuando
como escribanos que tomasen nota de las decisiones ajenas. La novedad
consiste en el hecho de que, gracias entre otras cosas a la globalización,
los Estados y las empresas han entrado en una nueva alianza dinámica.
El Estado no debe dejarse llevar sino que debe seguir activo también en
el plano tecnológico y económico, pero ya no es el líder absoluto”. (R.
Petrella, o.c. pág. 110-111).
4. La crisis de las democracias
Sin duda, dentro de todo el planeta crece la conciencia de que solamente un Estado democrático es el
capaz de respetar los derechos humanos y permitir un campo lo suficientemente aceptable para el
desarrollo humano en libertad y justicia. Dentro de su concepto clásico, la democracia implica una
participación del pueblo en la elección periódica de sus representantes, el control de dicha
representación a través de la opinión pública expresada sobre todo por los medios masivos de
comunicación y la rendición de cuenta de la gestión pública. Desde luego, esto es un ideal del régimen
democrático y que, en gran medida está ligado al concepto clásico del Estado Nacional.
A través de sucesivas transformaciones, esta ‘representación’, esencial en el régimen democrático, se ha
ido mediatizando a través de los partidos políticos. Estos son necesarios para recepcionar, canalizar y
Ingeniería y Sociedad
Ingeniería Industrial
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efectivizar los intereses comunes. Pero en estas últimas décadas, los partidos han sufrido una profunda
influencia de la mentalidad tecnológica. Por eso se habla de la ‘maquinaria’ o del aparato’ partidiario al
que puede ingresar y prosperar aquel que conoce las reglas de juego y no solamente la capacidad y la
voluntad de servir a la comunidad. De este modo, los partidos políticos tienen el peligro de
transformarse en máquinas cuyo fin es producir y acrecentar el poder por el poder mismo. Las cuestiones
de importancia para la sociedad pasan entonces a segundo plano, para ocupar el tiempo, la energía y la
inteligencia de los políticos en la promoción de sus dirigentes y para lograr mayores y mejores espacios
de poder. El mismo concepto de ‘máquina’ o ‘aparato’ se hace presente en otras instituciones sociales,
como por ejemplo sindicatos, que niegan en los hechos la participación activa y responsable de sus
miembros, para dar lugar a su ‘uso’ muchas veces en vistas al logro de las ambiciones individuales.
El mismo fenómeno pero a un nivel global sucede con el Estado. También se usa la expresión ‘el aparato
estatal’, con una gran presencia de expertos y técnicos, que son los que en definitiva influyen en las
grandes decisiones. Esto no quiere decir que debe dejarse de lado el aporte que puede brindar la ciencia
y la técnica, sobre todo, las referidas a las organizaciones. Al contrario, ellas pueden ser aliadas eficaces
para canalizar las justas demandas sociales pero ‘el hombre de estado’ será siempre el que justifica su
lugar dentro de la sociedad por el servicio a la comunidad.
Con los nuevos papeles que quieren asignárseles al Estado, éste pierde en gran parte las prerrogativas
que le eran connaturales, para entrar en el circuito de intereses, doctrinas e ideas que mediata o
inmediatamente están vinculadas con los de las grandes corporaciones transnacionales. Por otra parte,
los poderes del Estado, al estar fuertemente condicionados por las presiones de las grandes
corporaciones y por los poderosos centros financieros, hacen que a fin de cuentas los grandes y
complejos asuntos que hacen al Bien Común que son los que justifican la existencia de un Estado
queden al margen.
Es que las políticas que se llevan a cabo deben, en un cierto modo, sujetarse a las reglas establecidas más
allá de las decisiones locales. Pero depende de la clarividencia, responsabilidad moral y talento así como
de la capacidad de negociar el que estos límites no sean asfixiantes ni conviertan a un país en una
factoría o colonia. No obstante, como dichas decisiones que deberían ser de alguna manera convalidadas
por las Cámaras Legislativas no siempre puede serlo en tiempo y forma (o un ejecutivo autocrático lo
impide), los mecanismos democráticos en funcionamiento no siempre alcanzan para realizar el ideal (cf.
Borgmann: “Tecnología y Democracia”).
Por esta razón, las democracias tradicionales sufren una profunda crisis de legitimación en su accionar
político, que las nuevas formas de gobierno económico mundial, basadas en fuerzas liberalizadas y
desreguladas no alcanzan a compensar. Hemos señalado que el carácter esencial de toda democracia es
la ‘participación’ de todos en el terreno de lo público. En la primera modernidad, dicha participación
quedaba reducida a la designación de representantes y mandatarios por medio de la votación directa o
indirecta (por los Colegios Electorales), los que tenían a su cargo las distintas funciones (Democracia
Representativa).
Sin dejar de lado este aspecto, hoy día se aspira a una participación de mayor alcance, cosa posible por el
mayor nivel de información (Democracia Participativa). Los mismos partidos políticos van
comprendiendo cada vez más que no deben ser meros ‘aparatos de poder’ con una visión verticalista de
la función pública. Esto que sucede en lo político es reflejo de un fenómeno más amplio que podemos
expresar así: estamos abandonando nuestra dependencia de estructuras jerárquicas tradicionales a favor
de un sistema de redes de comunicación no formal y a la constitución de redes de iniciativa y de
solidaridad que, sin quedar al margen de lo político, aspiran a cierta autonomía. Es decir, lo político

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1. El Ingeniero y la Sociedad -Raúl Núñez.docx
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